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Sánchez se lanza contra Feijóo en una larga enmienda a la totalidad al líder del PP por su “insolvencia”

El dirigente popular pide al presidente que deje a sus socios y se apoye en el PP, pero el ‘cara a cara’ se convierte rápidamente en una especie de debate del estado de la oposición pensado para debilitar la alternativa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su intervención, en presencia del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Foto: Claudio Álvarez | Vídeo: EPV

El Senado ha vivido este martes un debate inédito casi desde cualquier punto de vista. Todo estaba al revés en este encuentro. Es el Gobierno el que lo promovió, mientras la oposición parecía enfrentarse a él a regañadientes y con quejas en todo momento de su formato. Y el encuentro, pensado en teoría para analizar la crisis energética y sus consecuencias, se convirtió rápidamente en una especie de debate del estado de la oposición, porque Pedro Sánchez decidió aprovechar el momento para hacer una larga y detallada deconstrucción de Alberto Núñez Feijóo, de sus errores, de sus propuestas fallidas, de sus posiciones del pasado, de sus ataques al presidente, hasta convertir la réplica en una especie de enmienda a la totalidad en la que tras cada fallo del líder de la oposición terminaba con una pregunta: “¿Esto es insolvencia o mala fe?”.

Durante casi una hora, aprovechando que no tenía ningún límite de tiempo, mientras que el líder del PP disponía de 15 minutos de discurso y cinco de réplica, Sánchez fue desgranando una por una las posiciones de Feijóo para tratar de destruir su imagen de político moderado y gestor después de 13 años al frente de la Xunta de Galicia, y presentarlo como un insolvente que no está preparado para ser presidente del Gobierno.

La lista de errores de Feijóo que desgranó Sánchez, incluida la anécdota de proponer al presidente que se traslade en Canarias en Jet Foil, un barco que dejó de usarse hace casi 20 años, fue muy larga: “Como líder del PP a nivel nacional las cosas que dice no avalan la imagen de buen gestor. Le voy a poner algunos ejemplos. En marzo, dijo que el Gobierno de España se estaba forrando, cuando el grueso de los ingresos de esos impuestos iban a las comunidades autónomas. ¿Eso es insolvencia o es mala fe? En abril propuso deducción para inversiones que ya se había aprobado. ¿Insolvencia o mala fe? Dijo que en Galicia en lo rural no se pagan impuestos. Es falso y una falta de respeto. Su conocimiento en impuestos es justito. Luego confundió la prima de riesgo y los tipos de interés. ¿Esto es insolvencia o mala fe? Ha dicho que el Gobierno está haciendo un pufo. Hace poco dijo que el Gobierno no puede subir las pensiones por la regla de gasto. Debería saber que las pensiones no entran en la regla de gasto. ¿Insolvencia o mala fe? Dice que el Gobierno cambia votos por cheques y en la misma entrevista propone cheques. Pide aumentar la gratuidad de los libros de texto y la primera medida que tomó en Galicia es quitar las ayudas a los libros de texto. Me permito recomendarle que se rodee de buenos asesores”, remató Sánchez en su momento de crítica más dura.

Y además trató de asimilar a Feijóo con los intereses de las grandes empresas energéticas o la banca, ahora muy críticas con Sánchez tras anunciar impuestos específicos para ellas. “El PP intentó boicotear en Europa la excepción ibérica, que va a permitir ahorrar a los españoles 2.000 millones de euros. También lo hicieron algunas grandes compañías energéticas. Pero ellas defendían sus intereses. ¿Ustedes qué defendían?”, le espetó. “Señor Feijóo, usted va a fracasar como fracasó el señor Casado”, lanzó un Sánchez cada vez más duro, a ratos señalando con el dedo al líder de la oposición, que apenas le miraba y seguía revisando sus papeles.

El ‘casting’ de La Moncloa

Poco antes, Feijóo también atacó al presidente y le reprochó, por ejemplo, que el lunes hubiera llevado a La Moncloa a cinco ciudadanos escogidos entre los 250.000 que han enviado cartas al presidente en estos años. “Mire, señor Sánchez, ayer fui a una feria agropecuaria en Salamanca. Atrévase a hablar con los ciudadanos sin un casting previo”, le lanzó el líder del PP.

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“Puede que usted actúe con insolvencia o mala fe, pero usted no olvida quién le puso, las grandes corporaciones energéticas”, terminó Sánchez su enmienda a la totalidad, la más dura que se ha escuchado en esta Cámara sobre un líder de la oposición. Feijóo se revolcó: “Decir que a mí me han puesto las empresas es un insulto a la democracia española y a los militantes y simpatizantes del PP. Me llama usted insolvente. He leído los currículums de algunos ministros. Me ha llevado algunos segundos hacerlo. Y he visto que usted, antes de ser presidente, fue concejal de la oposición en Madrid. ¡Menuda experiencia!”.

En el duelo, Sánchez dijo que Feijóo le había insultado por citar El otoño del patriarca, una novela de Gabriel García Márquez sobre un anciano dictador latinoamericano. “¿Esto es insolvencia cultural o mala fe?”, remató el presidente. Feijóo se negó a aceptar que le hubiera insultado. “¿Usted se cree que por utilizar a García Márquez yo le he insultado? Usted es un presidente democrático que ganó unas elecciones. Usted no es dictador porque usted no manda ni siquiera en su Gobierno. Simplemente dije que es un mal presidente en sus últimos momentos. Eso no es insulto, es una crónica”. “Ya le vamos conociendo. Usted es un señor que sin despeinarse puede mentir, insultar y quejarse de que le insultan. Si un asesor me pone en mi discurso una cita de una obra de García Márquez que evoca a dictadores sangrientos, yo hubiera tachado esa cita”, remató Sánchez. “Su intervención no es propia de un presidente. Para hacer oposición solo tiene que esperar a las próximas elecciones”, se quejó Feijóo.

El debate sí había comenzado centrado en la cuestión energética, con Sánchez reivindicando todas sus medidas y pidiendo al Senado el apoyo frente al “chantaje de Putin”. El presidente anunció además lo que varias industrias alimentadas por cogeneración llevaban meses esperando. “Vamos a aprobar una excepción para las instalaciones de cogeneración de las industrias con gran consumo de gas, permitiendo que de manera temporal queden cubiertas por el mecanismo ibérico”, aseguró el presidente. Un total de 400 de las 600 que hay en España ya estaban parando su producción. Sánchez también intentó en todo momento contestar el “catastrofismo” de la oposición. “Las medidas no van a ser dramáticas, no va a haber apagones de electricidad ni acumulación de bombonas de gas ni escenas apocalípticas como las que plantea la derecha política y mediática de nuestro país estos días. Lo que sí vamos a hacer es emitir recomendaciones de ahorro”, resumió.

Pero a medida que avanzaba el encuentro derivó en un cruce personal entre los dos líderes, en el que el verdadero examinado parecía Feijóo. La cuestión no es menor desde el punto de vista político, porque en La Moncloa están convencidos de que este cruce debía servir para que los ciudadanos conozcan más la línea política del líder del principal partido de la oposición.

Romper la estrategia

En el Gobierno están intentando romper la estrategia de Feijóo, que según la ven ellos pasa por no mojarse demasiado, evitar muchas posiciones polémicas —al contrario de lo que hacía Pablo Casado— y dejar que la crisis económica haga el trabajo de desgaste del Gobierno y, sobre todo, evitar movilizar a la izquierda contra el PP. Por eso, Sánchez dedicó casi una hora a destripar todas las posiciones de Feijóo y le acusó de ser el único responsable de que no haya pactos entre los dos grandes partidos en cuestiones de Estado, al contrario, recordó, de lo que hizo él con Mariano Rajoy cuando era líder de la oposición y apoyó la aplicación del artículo 155 de la Constitución frente al desafío independentista catalán.

El PP recibió con sorpresa el largo ataque de Sánchez, pero en el partido la mayoría de las fuentes consultadas dudaban de que esa estrategia del presidente fuera a surtir efecto. “Sánchez ha debutado como líder de la oposición”, decían con ironía en el equipo de Feijóo. “Parece que se examina Feijóo”, comentaba un senador resumiendo el sentir en la bancada de los populares. “Esos ataques a Feijóo le ayudan más que le hacen daño”. En el partido vieron al líder del PP “al principio un poco nervioso”, pero “sin salirse del guion, todo economía y colocando las propuestas”, apunta un dirigente. Además, en el PP se felicitaron de que Sánchez asumiera otra de sus propuestas, la de extender la compensación del tope de gas a algunas empresas, aunque eso significara arrebatarles otra bandera. En el entorno de Feijóo parecían muy satisfechos, convencidos de que un debate como este demuestra que el líder del PP es la alternativa. Él le dijo a los suyos medio en broma medio en serio que “durante una hora se sintió presidente del Gobierno”, por el trato que le dispensó Sänchez, y que se había “divertido”. En el entorno de Sánchez estaban satisfechos pero por el motivo contrario: “misión cumplida, el presidente ha expuesto sus medidas y ha demostrado que Feijóo no está preparado y no tiene alternativa”. Tanto en el PP como en el PSOE señalaban que esta estrategia está pensada para movilizar a los votantes socialistas e identificar a Feijóo como un líder insolvente y faltón para cambiar la imagen que se estaba instalando en la opinión pública sobre el gallego.

Feijóo había preparado un discurso muy duro con el Gobierno conteniendo el tono. Atacó por el alza de la energía, de los precios, por la división del Ejecutivo y sus alianzas. Solo se salió del tono moderado cuando habló de “racionamiento energético” por el decreto de verano, algo que luego le reprochó Sánchez. El líder del PP quería además sorprender con un movimiento que marcara la agenda al Gobierno, pero este, sin embargo, cayó en saco roto, y el presidente no lo atendió. Feijóo ofertó a Sánchez que rompa con Podemos y se apoye en el PP para gobernar, pero esa propuesta quedaba desinflada por falta de todo acuerdo entre el Gobierno y el PP hasta la fecha. En los cinco meses desde que llegó a la presidencia del PP ni siquiera ha sido posible el mínimo pacto para desbloquear el Poder Judicial. De hecho Sánchez, por primera vez, le dijo a Feijóo a la cara que está mintiendo cuando dice que no conocía el acuerdo entre la anterior dirección del PP y el Gobierno para renovar el Constitucional, que se hizo por escrito, porque el presidente se lo comentó cuando se vieron en abril.

El debate ha dejado muy claro que la relación entre el Gobierno y el PP atraviesa uno de los peores momentos de los últimos años y nada parece indicar que pueda resolverse ahora que empieza un largo periodo electoral. El PP ha decidido alentar incluso un bloqueo en el intento de renovación del Tribunal Constitucional que está promoviendo un conservador como el presidente del CGPJ, Carlos Lesmes. Ni siquiera ahí parece haber posibilidades de acercamiento. Mucho menos en la política económica. La política española sube decibelios a medida que se acercan las elecciones y la cuestión de la solvencia del líder de la oposición —a la que él opone sus dudas sobre la solvencia del presidente— será uno de los asuntos determinantes del debate en los próximos meses.

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