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María Jesús Montero: “El 99% de la agenda del Gobierno no tiene discusión ni para el PSOE ni para Podemos”

La ‘número dos’ socialista se fija como meta luchar contra la desafección: “El ruido hace que a la gente los políticos les parezcamos marcianos”. “Hay empresarios que nos dicen en privado que les parece bien aportar más”, asegura la también ministra de Hacienda

María Jesús Montero, el sábado en la sede del PSOE, en Madrid. Foto: INMA FLORES (EL PAIS) | Vídeo: EPV

No iba para política y ha acabado de número dos del PSOE. María Jesús Montero (Sevilla, 56 años) trabajó de médica, fue gestora de hospitales —“ahí se aprende mucho, convives con el dolor y con la alegría”—, saltó luego a la Administración y llegó a ministra de Hacienda. La vida de partido le había sido más ajena, pero Pedro Sánchez la ha elevado a vicesecretaria general en un intento de devolver el ánimo a una organización atribulada por sus últimos reveses electorales.

Pregunta. Cuando el presidente le pidió que asumiese estas nuevas funciones, ¿qué misión en concreto le encomendó?

Respuesta. Cuando me lo dijo, mi respuesta inmediata fue: “Estaré donde tú me digas”. Yo para eso soy absolutamente disciplinada. El presidente y yo nos entendemos muy bien, sin necesidad de explicitar cada detalle. Y básicamente lo que me pide es un impulso añadido al PSOE en un año en clave electoral.


P. Las encuestas les dan la espalda. ¿Hay partido aún?

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R. Estoy absolutamente convencida de que vamos a ganar las elecciones, las municipales, las autonómicas y, por supuesto, las generales. Es verdad que asistimos a encuestas que pueden tener lecturas interesadas, porque presidentes del PP han convocado elecciones cuando creían que podían tener buenos resultados para dar la apariencia de que están en una ola ganadora. Yo creo que han agotado toda esa capacidad con sus elecciones autonómicas y que ahora el PSOE va a revalidar donde ya gobernaba. Lo que se percibe es que se está reorganizando el espacio de la derecha, pero no veo que se produzca un trasvase desde el espacio habitual de la izquierda.

P. El PSOE nunca ha tenido una mujer secretaria general. ¿No le gustaría ser la primera?

R. De hecho, ni me lo planteo.

P. ¿No piensa en el futuro? ¿No le gustaría tener una proyección electoral, en Andalucía o incluso a escala nacional?

R. Yo nunca pienso en mi futuro, probablemente por ello llevo tantos años en política. Nunca me he preocupado por qué pasaría mañana. Simplemente, me he dedicado a lo que se me encomienda ayudando, porque no concibo el trabajo si no es dentro de una visión de equipo.

P. ¿Este cambio, cuando no ha pasado ni un año del último congreso, no es un modo de admitir que no llegan a los ciudadanos?

R. Las organizaciones que están vivas necesitan permanentemente renovarse. La política corre mucho más intensa y rápida de lo que ha ocurrido nunca. Es una carrera de fondo y de relevos, en la que algunos compañeros llevan el testigo hasta un determinado momento y luego se lo pasan a otros. La pandemia ha sido un trauma colectivo que nos ha condicionado la vida. Y pasa el virus y llega una guerra. La sociedad española, las propias instituciones, hemos sufrido y tenemos que ser capaces de hacernos cargo de ese nuevo estado de ánimo que impregna a la sociedad. Somos un partido plural, como la sociedad española, no necesitamos ponernos en la piel del otro porque lo vivimos dentro de nuestras propias filas. Lo que estamos intentando es reconectar con unos ciudadanos que tienen cierto desapego de la política. A la derecha le interesa la desafección política, porque se vive con más intensidad entre los entornos que habitualmente depositan mayor confianza en el PSOE. El PP hace ruido para que la gente piense que la política no tiene utilidad. Y eso es lo que tenemos que combatir, ese ruido que impide que las políticas transformadoras lleguen y que hace que a la gente le parezca que los que nos dedicamos a la cosa pública somos marcianos.

P. Mientras la derecha se recompone, en la izquierda estamos viendo estos días nuevos problemas. En el PSOE y también en Unidas Podemos

R. Yo diría que la derecha ha vivido su propia vida también…

P. Pero hay problemas en el PSOE, si no, no estaríamos aquí.

R. Es verdad que siempre en la izquierda lo vivimos con mayor dramatismo. Pero el PP ya ha vivido dos cambios de líder desde que Pedro Sánchez llegó a La Moncloa. Y además ni siquiera se ha reestructurado. Siguen siendo los de siempre, y su discurso es el de la despreocupación con los intereses de este país. Solo se ocupan del 5% que ellos representan, frente al 95% que representa el PSOE.

P. ¿Va a haber Gobierno de coalición hasta el final?

R. Sin duda, es lo que pretende el presidente. Este Gobierno ha aportado estabilidad para desarrollar toda la agenda transformadora y, algo muy importante, ha recuperado ámbitos de participación que eliminó el PP, como el diálogo social. Cuando el PP no vota en el Congreso una medida como la reforma laboral, apoyada por sindicatos y empresarios, ¿cuáles son los intereses reales que representa? Porque parece que el PP no se representa ni a sí mismo.

María Jesús Montero, en un momento de la entrevista.
María Jesús Montero, en un momento de la entrevista. INMA FLORES (EL PAIS)

P. ¿Hay un cambio de discurso hacia la izquierda?

R. Yo creo que la acción del Ejecutivo ha sido siempre perfectamente reconocible para los votantes de izquierda, y diría que para la gran mayoría de este país. Siempre hemos intentado desarrollar una agenda con la mirada puesta en los ciudadanos, en los vulnerables, pero también en la clase media, que es la que posibilita que tengamos un Estado del bienestar, porque es la que contribuye en mayor medida con el pago de sus impuestos. El PSOE ha ocupado siempre la centralidad de este país, aunque centralidad no signifique centro político.

P. Algo fallará en el Gobierno cuando sus medidas no calan en el ciudadano.

R. Dentro del Gobierno, a veces sobra que la visibilidad de determinadas formaciones políticas se ancle en subrayar diferencias. Se lo he dicho claramente a la parte minoritaria de mi Gobierno, entendiendo que es lógico que ellos tienen que capitalizar sus políticas. Pero es un error que se subraye lo que nos diferencia, porque en el 99% desarrollamos una agenda que no tiene discusión ni para uno ni para otro. Nosotros tenemos que actuar en coordinación con los grupos que hicieron posible la investidura. Desgraciadamente, nunca hemos podido contar con el PP. Si atisba que hay algo que, incluso pudiendo compartirlo, puede desgastar a este Gobierno, vota en contra. En medio de una pandemia, de una guerra, de un volcán… parece que hemos vivido 10 legislaturas en una, y la hoja de servicios del Gobierno creo que es extraordinariamente positiva. Y eso vale también para una formación política que se incorporaba por primera vez al Gobierno.

P. ¿Se siente más cómoda con Yolanda Díaz que con Pablo Iglesias?

R. Tengo una mejor relación con ella. Hemos practicado la complicidad de las mujeres. No solo compartimos proyecto político, también aficiones, gustos, nos caemos bien… Eso ayuda mucho y permite salvar situaciones aparentemente muy complicadas.

P. ¿Les desgastan los pactos con Bildu?

R. Tenemos que hablar con todos, la aritmética es tozuda.

P. No todo el mundo es igual.

R. No lo es. Yo siempre en primera instancia hablo con el PNV y luego con ERC. Con Bildu de lo único que hablamos es de medidas legislativas que nos permiten avanzar en derechos sociales. Jamás hemos hablado con nadie de otros elementos que puede que estén en la cartera de algunos partidos. La independencia de Cataluña, por ejemplo.

P. ¿Alguna vez imaginó que vería una mayoría absoluta del PP en Andalucía?

R. Nunca, sinceramente, no estaba dentro de mis cálculos… ni ahora ni hace unos años. La pena de estas elecciones es que nuestro electorado no se ha movilizado. Por eso la clave ahora es transmitir ilusión, esperanza, capacidad de escucha, explicarnos mejor ante nuestro electorado. Estamos a por todas, a movilizar a todas esas personas que lo que quieren es que España avance en términos sociales.

P. Y ese riesgo de desmovilización lo tienen también en el conjunto de España.

R. Yo lo que quiero es transmitir a los ciudadanos que la política es más necesaria que nunca, que si no existiera habría que inventarla. Y que todas esas voces que intentan trasladar que da igual quien gobierne, que no decidimos aquellos que votamos, sino intereses que vienen de fuera… Justamente estas voces abren el camino a que gobiernen los intereses económicos que no están del lado de la gran mayoría social. Por eso el presidente ha hablado de que hay intereses que no son visibles y que están detrás del dictado de la política que practica el PP.

P. ¿Esperaban la reacción de los bancos y las energéticas al impuesto extraordinario?

R. Hay que admitir que cuando uno le pide a otro un mayor esfuerzo, no puede pretender que lo aplauda. Pero muchos empresarios te dicen en privado —aunque no se atreven a decirlo públicamente para no salir señalados— que a ellos les parece bien contribuir más y ayudar a un reparto social de la riqueza. Y muchos de los pequeños empresarios, autónomos, profesionales, trabajadores de clase media, personas vulnerables, se alegran de que se reequilibre la carga fiscal y algunos aporten un poco de su beneficio.

P. Su socio insiste en gravar más también a las rentas altas.

R. Yo siempre les recuerdo que este Gobierno ha subido dos puntos el IRPF a las rentas por encima de 300.000 euros y a las rentas del capital por encima de 200.000. Y puso en marcha el pago mínimo del 15% del impuesto de sociedades. Desde el primer día hemos tomado medidas fiscales de forma inteligente y progresiva. Y hemos cumplido con el acuerdo de gobierno. Seguiremos haciéndolo y no descarto que se pueda ir adoptando alguna medida añadida, si no inmediatamente, en los próximos meses. Lo que siempre he dicho es que tenemos que hacerlo acompañando la situación del país y de la economía.

P. ¿Se puede aumentar el presupuesto militar sin tocar otras partidas?

R. Será compatible con un incremento de las partidas sociales, que es el ADN de nuestro Gobierno. La política de seguridad va a tener un gran protagonismo en el futuro. Y no solo tiene que ver con los conflictos armados, también con el impulso a la innovación y a la ciencia. Se pueden emplear recursos en política militar que son de una enorme utilidad posteriormente al trasladar sus innovaciones al resto de las áreas de la economía.

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