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Cae la fábrica de hachís que El Niño montó desde la cárcel

La Guardia Civil desmantela una red liderada por el conocido narcotraficante gaditano Iván Odero, que procesaba y distribuía la droga desde una nave industrial en Alicante

Rafa Burgos
Un agente de la Guardia Civil ante parte del material del que se ha incautado la Operación Overdose, en la que se ha desmantelado una de las primeras fábricas de hachís asentadas en España.
Un agente de la Guardia Civil ante parte del material del que se ha incautado la Operación Overdose, en la que se ha desmantelado una de las primeras fábricas de hachís asentadas en España.Guardia Civil

El narcotraficante Iván Odero, conocido popularmente como El Niño, montó desde la prisión de Murcia II, en la que cumple condena, una fábrica de hachís en una nave industrial de Bigastro, un pequeño municipio de Alicante. Con ayuda de colaboradores externos, El Niño puso en marcha la maquinaria necesaria para transformar la marihuana en polen de hachís y luego empaquetarla en distintos formatos de distribución, sin necesidad de importar el material a través del Estrecho, la principal vía de entrada en Europa de esta sustancia. La Operación Overdose dirigida contra esta trama se ha saldado con tres detenidos acusados de elaboración y tráfico de droga y de pertenencia a organización criminal. Los mismos delitos se le imputan a El Niño y otras dos personas, actualmente en prisión. La actuación ha sido presentada este martes por la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, en Murcia.

Si estos hechos se convirtieran en la secuela de la película de Daniel Monzón ‘El niño’, inspirada entre otras fuentes en las andanzas de Odero, sus primeras escenas transcurrirían en el centro penitenciario de Murcia II, en Campos del Río. A finales de 2020 fallecieron en esa cárcel cuatro presos en extrañas circunstancias. La autopsia reveló que dos de ellos habían sufrido una sobredosis de cocaína y hachís, sustancias que no deberían estar al alcance de la población reclusa y menos en proporciones tan grandes como para ocasionar una muerte. Instituciones Penitenciarias inició una investigación interna en la que pronto surgió el nombre de Odero, preso en el penal murciano. Su amplio historial de tráfico de drogas en la provincia de Cádiz lo convirtió en el principal sospechoso del mercadeo entre rejas. Odero había ingresado en 2018 en la prisión, donde cumple siete años por narcotráfico y tenencia ilícita de armas, informa Jesús A. Cañas.

Los funcionarios del penal avisaron a la Guardia Civil, que puso la investigación en manos del Equipo de Delincuencia Organizada Antidroga (EDOA). La vigilancia de Odero puso de manifiesto que trataba de forma habitual con un excompañero de celda, ya en libertad tras cumplir cuatro años de condena. Los agentes descubrieron que este colaborador estaba al frente de la red de presos que gestionaba la droga en el interior de la cárcel y que también lideraba una organización de venta de estupefacientes en el exterior. El principal punto de venta al menudeo era un local ubicado en el municipio de Cox (Alicante), en el que una mujer de nacionalidad brasileña, integrante de la banda, distribuía las drogas.

Estupefacientes de los que se ha incautado la Guardia Civil durante la Operación Overdose.
Estupefacientes de los que se ha incautado la Guardia Civil durante la Operación Overdose. Guardia Civil

La Guardia Civil estableció un dispositivo de vigilancia y descubrieron que el sospechoso visitaba con frecuencia una nave industrial de Bigastro, en el sur de la provincia de Alicante, limítrofe con Murcia y próxima al lugar donde se encuentra el bar de Cox desde el que operaba la trama. El trasiego de personas y sacas supuestamente llenas de hachís llevó a los agentes a solicitar una orden judicial para el registro del inmueble, en el transcurso del cual descubrieron que este no era solo un almacén para la distribución de droga. Dos máquinas, un rodillo enorme y una prensa de calor evidenciaban que la red de narcotraficantes era capaz de producir su propio material, sin necesidad de traerlo en lanchas planeadoras por el Estrecho. Y sin el peligro de enfrentarse a la vigilancia costera de la zona.

Según Gámez, la factoría de El Niño había perfeccionado el sistema llamado de los tambores de Ketama, el método artesanal tradicional de pulverización de las plantas de marihuana. Y se había convertido en una de las primeras plantas de producción de hachís y sus derivados en territorio peninsular. El material hallado en la nave permitía secar la marihuana, procesarla y triturarla con un rodillo hasta convertirla en una especie de polvo amarillento fino, el polen de hachís, detallan fuentes de la Guardia Civil.

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Esa sustancia, tras la adicion de aditivos, se convertía en resina de hachís, se procesaba en una prensa de calor y se pasaba por moldes que permitían distribuirla n en forma de “placas o ladrillos, bellotas e incluso aceite”, prosiguen las mismas fuentes. La organización disponía de diversos recipientes llenos de picadura de planta de cannabis y cogollos de marihuana. “En total se han incautado cerca de 8.300 kilos de sustancias estupefacientes”, especifica el instituto armado. Los colaboradores de El Niño disponían también de una zona de estar en el interior de la nave industrial, con dormitorios y baños capaces de acoger a varias personas para no interrumpir la producción en cadena.

La operación concluyó con la detención de seis personas, todos ellos de nacionalidad española salvo la camarera brasileña, que fue apresada en Cox. Dos de ellos fueron arrestados en Bigastro y los tres restantes, en la prisión de Campos del Río, incluido El Niño. Tanto los integrantes de la organización como el material incautado fueron puestos a disposición del juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 1 de Mula (Murcia).

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