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La Igualada extremeña

Los 5.800 habitantes de Arroyo de la Luz, localidad de la que era vecina la primera víctima del coronavirus en la comunidad, han estado aislados durante un mes

José Marcos
Control de acceso de la Guardia Civil a Arroyo de la Luz durante el mes de aislamiento.
Control de acceso de la Guardia Civil a Arroyo de la Luz durante el mes de aislamiento.

El Lunes de Pascua, día grande de Arroyo de la Luz, fue muy amargo. Por primera vez sus famosas carreras de caballos, con bestias y jinetes batiéndose al galope cual centauros por la calle de la Corredera, no se celebraron. La Virgen de la Luz, patrona del municipio de 5.800 habitantes, se quedó sin procesión. Las arterias de la localidad permanecieron desiertas cuando en años anteriores la afluencia de curiosos a la fiesta, de interés turístico, triplicaba la población. Aun así fue la mejor jornada desde que el coronavirus convirtió a este pueblo de Cáceres en el primer gran foco de la epidemia en Extremadura, con una veintena de fallecidos ―casi todos en la residencia de mayores― y más de 120 contagios. Tras un mes de aislamiento, medida extrema como la que se aplicó en la ciudad catalana de Igualada, Arroyo de la Luz dejó de ser el lunes una excepción. “Ha sido un mes durísimo en el que el pueblo ha dado ejemplo de responsabilidad colectiva, de unión y de civismo. Se ha hecho un tremendo sacrificio, pero no hay que bajar la guardia. Se ha levantado el aislamiento pero seguimos en estado de alarma”, pone el acento el alcalde, Carlos Caro (PSOE), al que le faltan unas semanas para cumplir uno con el bastón de mando. La mayor actividad en las calles se concentra por la mañana, con las compras de productos primera necesidad.

El 11 de marzo se computó la primera muerte por la Covid-19 en Extremadura. Se trataba de una mujer de 59 de Arroyo de la Luz que trabajaba como bibliotecaria. La Junta sospecha que se pudo contagiar en una excursión en autobús con otros 50 vecinos a finales de febrero a Sevilla, donde asistieron a un espectáculo circense. Dos días después se aisló el pueblo, a 18 kilómetros de Cáceres. En otros lugares se diría que es una ciudad dormitorio, con un trasiego diario de personas jóvenes que trabajan a diario en la capital provincial y los municipios de alrededor. La fama de sus encofradores llega hasta Madrid. “Arroyo de la Luz tiene mucha pujanza y con ese nivel de desplazamientos había un riesgo de transmisión comunitaria muy importante. Además, entonces no se había declarado el estado de alarma. Ahora las circunstancias sociales han cambiado y el brote está muy controlado. Y el confinamiento general decretado sigue estableciendo que los desplazamientos sean los mínimos e imprescindibles”, explica José María Vergeles, vicepresidente segundo y consejero de Sanidad y Servicios Sociales de la Junta.

En el cordón sanitario participaron 1.300 agentes de la Guardia Civil en turnos de mañana, tarde y noche, incluidas unidades del Seprona. Su misión: evitar el acceso a la población por no residentes ―salvo el personal del centro de salud o los camiones con alimentos y otros productos esenciales― y mucho menos la salida de quienes no contaran con autorización, como sanitarios y propietarios de explotaciones agrícolas o ganaderas. “No ha habido situación de desabastecimiento”, subraya el regidor. Efectivos de la Brigada Extremadura XI, del Ejército de Tierra y en el marco de la Operación Balmis, llevaron a cabo labores de desinfección en la residencia de ancianos. También se encargaron de la vigilancia y control de puntos críticos. La Unidad Militar de Emergencias limpió y desinfectó las calles del municipio, la guardería, la plaza y centro de mayores en los primeros días de aislamiento.

Desde el día que Arroyo de la Luz se cerró al mundo los servicios municipales se expandieron, con especial atención a los residentes solitarios y de más edad. Entre las prioridades, llevar la comida y la cena a más de 40 personas a sus domicilios, la atención a dependientes, se habilitó un teléfono de ayuda psicológica... Incluso se creó la plataforma ciudadana Fuerzarroyo, coordinada por Santos Jorna, concejal de Participación Ciudadana y diputado autonómico. Entre sus hitos, aparte de la gestión de las donaciones de material sanitario, higiénico y de dinero, 45 costureras han confeccionado 100 batas para personal sanitario. Una docena de abogados ofrecen asesoramiento legal, laboral y financiero y otros 27 voluntarios se han ofrecido para el refuerzo escolar y clases online.

Extremadura es la novena comunidad con más decesos (334) y la sexta con más casos confirmados: 2.684 de los 172.541 oficiales a falta de la realización de test masivos. Los peores focos en la región se sitúan en la actualidad al oeste de Cáceres, donde hubo funerales con más aglomeraciones de las deseadas, y al norte de la provincia. El Ejecutivo de Guillermo Fernández Vara cree que se debe al desplazamiento de ciudadanos de otros territorios a sus segundas residencias.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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