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De la nueva ley educativa al calor creciente en las aulas: claves de la vuelta al cole

El año escolar arranca con una renovación del modelo de enseñanza que busca un cambio de rumbo

Alumnos de un colegio de Cáceres en el pasado inicio de curso.
Alumnos de un colegio de Cáceres en el pasado inicio de curso.Vicente Roso (Efe)
Ignacio Zafra

1. Llega la nueva ley de educación

— Llevamos años oyendo hablar de ella y por fin este nuevo curso se pondrá en marcha la parte central de la nueva ley educativa, la Lomloe, que pretende impulsar un cambio de calado en la forma en que se aprende en las escuelas para hacerla más competencial. Es decir, que la enseñanza esté más enfocada a que los alumnos sepan aplicar y relacionar los conocimientos adquiridos y a desarrollar habilidades que les permitan desenvolverse en la vida, más que ser buenos a la hora de repetir contenidos en un examen.

— Algunos cambios ya han entrado en vigor, como las reglas para pasar de curso (que ya no depende solo del número de suspensos) y obtener títulos. Y otros no lo harán hasta el curso siguiente, como la reforma de la selectividad y las nuevas evaluaciones diagnósticas que, al estilo de unas pruebas PISA a escala española, servirán para tomar anualmente la temperatura al sistema educativo español y orientar las decisiones de las administraciones educativas, los centros, los profesores, los alumnos y sus familias.

2. Renovación de contenidos

— El nuevo enfoque de enseñanza competencial irá de la mano este curso de la renovación de los contenidos de todas las asignaturas (algunas serán completamente nuevas), y de una modificación de la estructura del bachillerato. Pero también esto se hará de forma escalonada. Los cambios en las materias solo se producirán en los cursos impares. La razón es que las etapas educativas se organizan, en general, en ciclos de dos cursos. Y se considera mejor que los estudiantes que comenzaron un ciclo con el modelo anterior lo mantengan hasta concluirlo. El verdadero cambio en la forma de enseñar llevará, por otro lado, años, afirman los docentes y admiten las autoridades educativas, ya que hará falta tiempo para que las nuevas normas calen en la práctica en las aulas. Y eso siempre y cuando un cambio de Gobierno no conduzca a un volantazo en la política educativa.

— Las comunidades autónomas han completado de forma diferente los contenidos mínimos fijados por el Ministerio de Educación que deben aprender todos los alumnos, y los territorios gobernados por el PP han tendido a hacerlos más largos. La nueva ley da, en todo caso, mayor margen a centros y profesores para decidir en qué saberes hacer hincapié, con el objetivo de que los estudiantes adquieran las competencias establecidas, lo que evitará que los docentes tengan que correr para completar los temarios, como sucede ahora.

3. La cuesta de septiembre

— La vuelta al cole supone un importante gasto para las familias, y este año llega tras meses de escalada de los precios. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) calculó el año pasado el coste medio en 1.890 euros por niño y ha pronosticado que este año será superior, si bien dicha cantidad incluye productos no estrictamente escolares que las familias suelen hacer coincidir con el comienzo del curso, como ropa y calzado. Y dicho promedio enmascara grandes diferencias en función de la red educativa a la que asisten los alumnos. Los precios que se van conociendo reflejan que la subida será mayor para aquellas familias que llevan a sus hijos a centros privados, estén o no concertados, porque en la pública hay elementos como el comedor y, en su caso, el transporte escolar que quedan establecidos en licitaciones a varios años y están sujetos a precios públicos. El precio de algunos materiales escolares, como los folios, se han encarecido mucho, mientras que otros apenas han variado, como los bolígrafos estándar. El auténtico impacto de la inflación de los libros de texto no se conocerá hasta entrado septiembre, que es cuando se concentran las ventas.

4. Menos alumnos, ¿menos profesores?

— El descenso de la natalidad que viene produciéndose desde 2008 (con un mínimo repunte en 2014) está sacudiendo la escuela. La bajada de alumnado será importante este curso en el segundo ciclo de infantil y en primaria (de 3 a 12 años). En paralelo, sin embargo, se esperan aumentos en el primer ciclo de infantil (de 0 a 3 años) y en formación profesional gracias a los fondos del Ministerio de Educación para aumentar las plazas públicas en estas dos etapas no obligatorias.

— La caída del alumnado y el fin de los protocolos sanitarios contra la covid, que en los últimos cursos obligaron a reducir el número de alumnos por clase, hacen temer a profesores y familias que se produzca una pérdida de docentes. Los expertos en política educativa piden aprovechar que las aulas estarán menos masificadas para mejorar la calidad de la enseñanza sin grandes incrementos del presupuesto, con bajadas selectivas de la ratio de estudiantes por profesor en los centros que matriculan a chavales con necesidades educativas, y aumentando la codocencia (dos docentes trabajando juntos en un aula) y los planes de refuerzo, tutorización y orientación.

5. Preparar las escuelas para las temperaturas que vienen

— Las altas temperaturas registradas al final del último curso y durante el verano han puesto sobre la mesa la necesidad de adaptar al cambio climático los centros educativos, muchos de ellos construidos hace décadas, que carecen, en general, de aire acondicionado. Los especialistas piden empezar por medidas como la renaturalización de las instalaciones educativas (patios con menos hormigón, más tierra y más árboles), la instalación de elementos de protección solar (toldos, persianas y pérgolas) y ventilación cruzada. El Gobierno ha anunciado, de momento sin más detalles, un plan de 200 millones de euros para poner en marcha esta transición.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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