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Qué hacer 24 horas en Corralejo, la capital turística de Fuerteventura

Un recorrido por el norte de la isla canaria visitando dos parques naturales, paisajes desérticos, volcanes, playas, una finca de aloe vera o un restaurante de cocina africana

Un caminante entre dunas por el parque natural de Corralejo, en la isla canaria de Fuerteventura.
Un caminante entre dunas por el parque natural de Corralejo, en la isla canaria de Fuerteventura.Roberto Moiola (Sysaworld / GETTY IMAGES)

En Fuerteventura, menos árboles, hay de todo: playas, delfines, cabras majoreras, ardillas morunas, volcanes, pueblos blancos, dunas, viento y muchas, muchas, muchas estrellas. También muchas capitales. Está la oficial, Puerto del Rosario. Está la histórica, Betancuria, que fue la primera (1405). Y está la turística, Corralejo (18.000 habitantes), que es perfecta para visitar el norte de la isla, porque toda ella, en un solo día, es imposible —es la segunda mayor de Canarias—, ni volando como Superman. Hablando de volar, Iberia Express es la aerolínea que más lo hace a Fuerteventura: 15 veces a la semana desde Madrid, a partir de 31 euros.

8.00 El plan mañanero

También hay muchos hoteles en Fuerteventura: solo en Corralejo, 351 alojamientos. Pero de los mejores es el Secrets Bahía Real (1), donde es un gustazo despertar, asomarse a la terraza y descubrir el cercano islote de Lobos (2) y el sol naciente asomando tras el abigarrado nubarrón que forman las cometas de kitesurf en las Grandes Playas (3), las que bordean el parque natural Dunas de Corralejo (4), nueve kilómetros de arena tan fina que no quema ni en pleno verano. Bueno, también es un gustazo el spa.

La primera hora de la mañana es el momento de acercarse al puerto de Corralejo, de donde zarpan los barcos que llevan a Lobos. Hay tropecientas empresas, entre ellas Fuertecharter, que ofrece desde viajes rápidos en watertaxi (10 minutos, solo ida) hasta excursiones de cuatro horas en catamarán, rodeando a vela este islote volcánico, observando delfines y calderones y recalando a sotavento para darse un chapuzón en las aguas cristalinas, hacer esnórquel, paddle surf y zamparse una paella a bordo. También se puede echar pie a tierra para saludar al único habitante de la isla y hacer senderismo: tres horas se tarda en andar los 11 kilómetros del sendero circular.

Una lanza en el Puertito de Lobos, en la Isla de Lobos, a la que se llega fácilmente desde Corralejo (Fuerteventura).
Una lanza en el Puertito de Lobos, en la Isla de Lobos, a la que se llega fácilmente desde Corralejo (Fuerteventura).Daniel Villalobos (Alamy / CORDON PRESS)

Otras formas movidas de empezar el día son las que proponen la escuela de surf Wildsurf y los especialistas en kitesurf y windsurf de Flag Beach.

12.00 Dunas, volcanes y miradores

Carretera entre las dunas y la playa en Corralejo, en Fuerteventura.
Carretera entre las dunas y la playa en Corralejo, en Fuerteventura.Roberto Moiola (Sysaworld / GETTY IMAGES)

Al sur de Corralejo se extiende una franja costera de 2,5 x 10,5 kilómetros que alberga el mayor campo de dunas de Canarias. El parque natural Dunas de Corralejo se recorre cómodamente en coche siguiendo la carretera litoral FV-104 hacia Puerto del Rosario. En el norte, junto a Corralejo, veremos un mar de arenas blancas bañado por otro de aguas turquesas, así que no hay que olvidarse el bañador. En el sur, en cambio, observaremos cerros cónicos marrones y colorados, con las faldas arrugadas. O sea, volcanes. Como Montaña Roja (5), de 312 metros de altura, al que se sube a pie desde el kilómetro 15 de la FV-104, así que tampoco hay que olvidar el calzado deportivo.

Luego, de nuevo en coche, nos adentraremos en la isla para asomarnos a dos miradores importantes: el de Vallebrón (6), con vistas a Tindaya, la que fue montaña sagrada de los aborígenes mahos, y el monumento a Miguel Unamuno (7) en Montaña Quemada. Allí está pensativo don Miguel, desterrado en “este pedazo de África sahárica lanzado en el Atlántico”, como lo estuvo en 1924.

13.30 Un masaje con aloe vera

La siguiente parada es en La Oliva (8), para visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, del siglo XVI, y la Casa de los Coroneles, del XVII. Esta última, cerrada temporalmente por rehabilitación, la admiraremos por fuera, rodeados por docenas de ardillas morunas (Atlantoxerus getulus) que se arriman al turista como moscas a la miel. Otra opción en La Oliva es ver y tocar las 3.000 plantas ecológicas de aloe vera de Finca Canarias y darse un masaje en su centro de aloeterapia.

La iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en el municipio de La Oliva (Fuerteventura).
La iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en el municipio de La Oliva (Fuerteventura).Kess16 / Alamy / CORDON PRESS

14.30 Sabores de El Cotillo

Ya en la costa oeste, y justo a la hora de comer, aparece El Cotillo (9), pueblo blanco de sabor marinero que se disfruta con la vista y con el paladar en los restaurantes El Mirador y La Vaca Azul (928 53 86 85). Antes del pescado y del marisco recién capturados, caen dos platos de queso majorero. Y después, un paseo digestivo junto al faro del Tostón (10) o una siesta en la playa de La Concha (11), viendo con los ojos entornados cómo vuelan cometas gigantes con forma de cerdo, de grillo o de girasol.

17.30 Ocaso en el Calderón Hondo

Vista aérea del Calderón Hondo, uno de los siete volcanes que salpican el malpaís de Bayuyo.
Vista aérea del Calderón Hondo, uno de los siete volcanes que salpican el malpaís de Bayuyo.Alexandre ROSA (Alamy / CORDON PRESS)

Este es el momento ideal, minuto arriba, minuto abajo, para subir al Calderón Hondo (12), uno de los siete volcanes que salpican el malpaís de Bayuyo, entre Lajares y Corralejo, para contemplar su cráter redondísimo, como dibujado con compás, y el panorama circundante iluminados por el último sol. En llegar a pie al mirador que hay en lo alto, a 277 metros sobre el mar, se echan unos 20 minutos y otros 30 en rodear por su borde acantilado el cráter de 70 metros de profundidad. Para hacer esto, lo mejor es dejarse guiar por un cicerone de Kalitravel (teléfono de contacto: 628 60 34 70).

Una puesta de sol alternativa, mucho más descansada, es la que se puede gozar en el Sunset Lounge de Corralejo (13), con vistas al islote de Lobos y música en directo de 17.00 a 20.00.

20.30 Cena bajo las estrellas

Sin movernos de Corralejo, se cena de maravilla en el restaurante Chozo —excepcional, la paletilla de baifo, de cabrito, con parmentier de ajos— o en el japonés Himitsu, ambos en el hotel Secrets Bahía Real (14). Tampoco es que haya que moverse mucho (unos 20 minutos en coche) para hacerlo en MuanaMboka (15), en un solitario valle junto a la localidad de Villaverde. No es un restaurante al uso. En su cuenta de Instagram se define como una “experiencia gastronómica bajo reserva con mucha antelación”. Con tres semanas, por lo menos. “Chico de pueblo” —eso significa Muana Mboka en la lengua de la etnia Ndowé de Guinea Ecuatorial, a la que pertenece el chef Roger Ekopele— son cuatro mesas y un par de jaimas al aire libre donde se degustan platos inauditos. Por ejemplo: pulpo de Fuerteventura, doro wat de Etiopía, migas de yuca crujiente y salsa de plátano canario. Cocina africana fusión bajo las infinitas estrellas de una isla certificada como Reserva Starligth. Las mismas estrellas que observaremos allí mismo, o en cualquier otro lugar de Fuerteventura, con los telescopios de Astrociencia Nómada (689 11 37 09). Raro será que esté nublado, porque aquí no llueve casi nunca: seis veces menos que en la Península.

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