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Aire libre

Ocho paisajes españoles oxigenantes

La red de Caminos Naturales reúne más de 100 vías senderistas y ciclistas que aprovechan antiguas líneas férreas o sendas históricas olvidadas. Aquí ocho ideales para una escapada estival

Senderistas en la isla canaria de La Gomera, con la cima de La Fortaleza de Chipude al fondo.
Senderistas en la isla canaria de La Gomera, con la cima de La Fortaleza de Chipude al fondo.Reinhard Schmid (Fototeca 9x12)
Jordi Pastor

1. Cumbres de La Gomera (Canarias)

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Escaparate de los ecosistemas gomeros, incluidos los icónicos bosques de laurisilva de Garajonay, esta ruta de 44 kilómetros y tres etapas bien señalizadas (sigue el GR-131) atraviesa el montañoso centro insular desde San Sebastián de La Gomera hasta la playa de Vallehermoso. Por el camino se suceden paisajes en los que detenerse a contemplar, como el mirador de la Degollada de Peraza sobre el barranco de Las Lajas, los pitones volcánicos del monumento natural de los Roques, la montaña Fortaleza de Chipude o el barranco del Agua, en el Valle Gran Rey.

2. Port de Vielha (Lleida)

Hasta la apertura del túnel de Vielha, en 1948, este camino comunicaba el valle de Arán con la comarca aragonesa de Ribagorza. Recuperado como ruta senderista en 2005 (señalizada con marcas del GR-211-5), la marcha (13 kilómetros, 810 metros de desnivel) asciende desde Vielha entre bosques de avellanos, chopos y tejos, frondosos abetales y pinos negros en los repechos superiores. El paso de montaña (a 2.423 metros) abre vistas a los picos Fechau y Forcanada, con el Aneto al fondo, y precede a un sinuoso descenso hasta la boca sur del túnel.

3. Ruta verde del Plazaola (Navarra y Gipuzkoa)

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El sinuoso trazado del viejo tren del Plazaola, que transportó mineral de Bizkotx a Andoain y, después, pasajeros de San Sebastián a Pamplona, marca el camino; los sucesivos puentes y túneles, como el de Uitzi, de 2,7 kilómetros e iluminado (aunque mejor llevar linterna), dan fe de ello. El tramo más popular de esta vía verde discurre entre Lekunberri (Navarra) y Andoain (Gipuzkoa): 54 kilómetros acondicionados por los valles de Larraun y Leitzarán, biotopo protegido, entre bosques de robles, castaños y hayas, y verdes prados de ovejas latxas.

4. Rivera de Acebo (Cáceres)

Nos encontramos ante una red de siete sendas (ninguna supera los cuatro kilómetros) conectadas entre sí que nos adentran en el paisaje de la sierra de Gata, al noroeste de Extremadura. Desde el área recreativa El Jevero (cerca de Acebo) podremos diseñar, mapa en mano, nuestra propia ruta para asomarnos a la panorámica serrana del mirador de La Ventosa; contemplar la cascada de La Cervigona, de 65 metros; recorrer parte del histórico camino del Puerto de Castilla o darnos un baño en las piscinas naturales del río Rivera de Acebo.

Un ciclista en la Senda del Oso, en Asturias.
Un ciclista en la Senda del Oso, en Asturias.Monik M (getty)

5. La senda del oso (Asturias)

Este camino natural combina tres sendas pedestres y una vía verde que recorre el trazado del antiguo tren minero que conectaba los valles del Oso (Proaza, Quirós, Santo Adriano y Teverga) con Oviedo. El tramo (8,8 kilómetros) a pie entre Cueva Huerta, maravilla subterránea, y Entrago, corazón del valle de Teverga, discurre por un paisaje vertical de roca, desfiladeros y verdes prados inclinados. La ruta ciclista continúa hasta Tuñón y pasa por los cercados oseros de Proaza, donde se pueden ver ejemplares de oso pardo cantábrico recuperados.

6. Ruta dels Molins d’Aigua (Castellón)

El valle del río Lucena, a 45 kilómetros de Castellón de la Plana, brinda una excursión sencilla y didáctica desde su nacimiento (a 6,6 kilómetros de Lucena del Cid) hasta el paraje de Toll Blau. El camino, de 12 kilómetros, sigue el curso del río por vados, puentes y zonas de baño, visitando 10 molinos hidráulicos dedicados a la obtención de harina desde la Edad Media, caso del Molí del Pont i La Molineta, hasta tiempos más recientes: el Molí de l’Assut cesó en los sesenta. Uno de los sistemas fluviales mejor conservados, según el centro de interpretación de Lucena.

7. Camí de Cavalls (Menorca)

Un viaje circular a la historia y los paisajes de Menorca a través de 185 kilómetros que rodean la costa de la isla en 13 etapas. El Camí de Cavalls se fraguó entre los siglos XVIII y XIX como vía de comunicación entre los baluartes que defendían el litoral. Recuperado como sendero GR (223), recorre desde Mahón la diversidad escenográfica menorquina: desde la roca negra del Cap de Favàritx hasta zonas de gran valor natural, como S’Albufera des Grau, los acantilados de Cala Morell, idílicos arenales como Cala Turqueta o barrancos como el de Trebalúger.

8. Vía verde de la Sierra (Sevilla y Cádiz)

La inacabada línea férrea entre Jerez y Almargen, que buscaba dinamizar la comarca de la Sierra de Cádiz a principios del siglo XX, es hoy una apetecible vía verde entre los pueblos blancos de Puerto Serrano y Olvera. Son 36 kilómetros bien acondicionados que pasan por viaductos y túneles como el del Castillo (990 metros), la estación sevillana de Coripe y la reserva del Peñón de Zaframagón, donde un gran cortado acoge una importante colonia de buitres leonados. La pedalada final lleva hasta la estación de Olvera, actual centro de interpretación.

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Sobre la firma

Jordi Pastor
Redactor de la sección Extras especializado en medio ambiente y naturaleza, antes trabajó en el suplemento El Viajero. Inició su labor profesional en 'Desnivel', editorial referente en información sobre montaña y escalada. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y culminó sus estudios en la Universidade de Coimbra.

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