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Brigadistas, este domingo, en ‘El País Semanal’

Juan Guzmán (EFE)

El 19 de julio del año 1936, la periodista holandesa Fanny Schoonheyt se puso una blusa amarilla de manga corta antes de salir a las calles de Barcelona en busca de un arma. Desde primeras horas de la mañana se había desatado una lucha feroz por el control de la ciudad, después de que las fuerzas militares de varios cuarteles se unieran al alzamiento que había comenzado dos días antes en los territorios españoles del norte de África. Por la calle pululaban grupos de milicianos armados que les hacían frente junto a policías y guardias civiles leales, pero pocos sabían manejar un fusil como Fanny, que había ganado premios en su ciudad natal de Róterdam como tiradora deportista.

No era la única mujer extranjera que andaba por las calles tumultuosas de Barcelona. Fueron unas 700 las que se sumaron al bando republicano para luchar contra Franco en la Guerra Civil. Comprometidas con el reto de frenar al fascismo en el frente español, muchas fueron relegadas a servicios de oficina o de cuidados y sufrieron la misoginia donde se suponía sagrada la igualdad. Algunas murieron en combate. Todas quedarían marcadas por aquella guerra.

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