Literatura a todo volumen, la industria editorial se la juega con el audiolibro
En las sociedades modernas de prisa y ruido, los índices de lectura se tambalean. La industria editorial buscaba un remedio que aunara eficacia y seducción. Y lo ha encontrado. El audiolibro ha llegado para quedarse. Es la lectura que se escucha. El sonido que se lee.
EL FUTURO DEL libro aguardaba en el origen de las historias… Del móvil salió un sonido que convertía la promesa en realidad: la voz de Gabriel García Márquez le leería su propio audiolibro de El amor en los tiempos del cólera, la novela por la que quería ser recordado. La inteligencia artificial acababa de obrar el milagro. Se sumó al de Jorge Luis Borges, Marguerite Yourcenar, Philip Roth o Miguel Delibes, cuyas voces estaban disponibles en catálogos. Un paso más hacia la dimensión del libro total con las voces y acentos que prefiera el lector y, un nivel más allá en este asomo al futuro, una sofisticada alianza con lo audiovisual.
El presente en esta aurora digital son los audiolibros en apps, canales o plataformas especiales como el Spotify o el Netflix de los libros. Es la gran apuesta editorial planetaria para competir con la oferta infinita de ocio en la Red, en la cual participan el sector tradicional y colosos tecnológicos como Amazon, Google y Apple. La proyección de los expertos es que el audiolibro llegue a representar en los próximos años entre el 10% y el 15% de la facturación total del mercado editorial, que hoy es de unos 30.000 millones de euros anuales en el mundo.
Casi la mitad de los lectores de audiolibros en España tiene menos de 35 años.
En España el desembarco se produjo hace dos años. De los menos de 3.000 títulos ofertados en español en 2016 se ha pasado a más de 10.000. En 2018, el primer año que el audiolibro entró en las estadísticas, representó el 0,66% de la facturación total del mercado, es decir, unos 16 millones de euros del total de 2.363 millones, según la Federación de Gremios de Editores de España. Las estimaciones para este 2019 son del 3%.
El audiolibro ha ampliado el ecosistema de la industria editorial al crear nuevos puestos de trabajo y, sobre todo, abrir la exploración creativa a autores que ya escriben libros para ser escuchados, mientras las series de televisión y videojuegos están a punto de convertirse en audiolibros.
La mitad de los lectores de audiolibros son menores de 35 años. Lo que más escuchan en España, como en el resto de Europa y Estados Unidos, es ficción, mientras que en Latinoamérica son ensayos. En España la media de escucha anual por persona es de 20 audiolibros, frente a los 13,2 de libros electrónicos y de 11,2 de quienes prefieren el papel.
Un informe de University College de Londres revela que el impacto emocional en un audiolector es más alto frente a espectadores de medios como la televisión. La implicación de esta experiencia sonora es mayor al involucrar casi todos los sentidos, explica Carmen Ospina, directora de Comunicación y Marketing, Analytics y Desarrollo de Negocio de Penguin Random House en España. “Escuchar una historia sin el apoyo de letra impresa o imagen potencia la imaginación e intensifica las emociones del oyente ante las voces y sonidos de los personajes”, afirma Santos Palazzi, director de Área Mass Market & Digital del Grupo Planeta.
Todo favorece la expansión del audiolibro: desde la penetración de teléfonos móviles y los cambios de hábitos culturales, como la escucha de música o el visionado de series y películas a través de la suscripción de plataformas, hasta la popularización de los podcasts y la confianza en el pago online. A diferencia del libro electrónico, “el audiolibro no ha sido percibido como un enemigo del libro ni del sector, sino como un aliado de la lectura y las historias”, explica Javier Celaya, responsable del desembarco de Storytel, la empresa sueca que impulsó este camino del audiolibro en 2017, y hoy miembro del equipo de expansión por América Latina, con oficinas en México, Colombia y Brasil.
El audiolibro se abre paso en una zona fronteriza entre la voz que da el escritor a sus personajes o narrador, la voz del lector que suena en su cabeza con la lectura, el radioteatro y un rapsoda del siglo XXI digital.
Desembarco y visibilidad. El otoño-invierno de 2017-2018 vio el renacer del audiolibro entre los hispanohablantes. Españoles y latinoamericanos descubrieron en medios de comunicación, redes sociales y festivales literarios frases como “escuchar audiolibros también es leer”. La semilla la puso la empresa sueca Storytel con campañas publicitarias casi nunca vistas alrededor del libro y la lectura en medios tradicionales y en autobuses, aeropuertos, estaciones de metro y en las marquesinas de las calles, sobre todo en las grandes ciudades. Hoy el eslogan es: “Tengo tiempo para leer”. La estrategia, explica Alex Gibelalde, gerente de Storytel España, va dirigida, sobre todo, a un sector joven y urbano, que se mueve muy enfocado al entretenimiento mostrando una nueva forma de escuchar.
Storytel llegó al mercado hispanohablante tras sus logros en países nórdicos, Rusia, Polonia y la India en su doble función de plataforma de venta y productora de audiolibros (Storyside). Empezaron por quitar los prejuicios alrededor del formato: no se trataba de casetes o CD-Rom de dudosa producción, sino que apostaban por la calidad y tenían un poderoso argumento: era otra forma de leer sin dejar de hacer otras actividades.
Una de las primeras cosas que Storytel hizo fue ver qué libros en español estaban libres de derechos y hablar con sus autores, agentes literarios o editores para convencerlos de entrar en este formato, recuerda Maribel Riaza, responsable de la relación con las editoriales y los autores de Storytel. Así lograron poner voz a uno de los debuts literarios más exitosos de los últimos años: También esto pasará, de Milena Busquets. Al mismo tiempo, evangelizaron con muchos editores pequeños que no iban a poder asumir los gastos de una producción de alta calidad, pero que ellos sí lo podían hacer, además de garantizar su presencia en el mercado. Tras la apuesta de Storytel, los grandes grupos editoriales aceleraron las grabaciones de sus mejores títulos para enriquecer sus catálogos.
Ninguna editorial se quiere quedar atrás. Como no todas las editoriales pueden asumir los altos costes de producción e infraestructura de audiolibros, hay vías de acuerdos, como la cesión de derechos. “La producción de cada audiolibro de calidad cuesta alrededor de 5.000 euros, una inversión que se puede recuperar a partir del tercer o cuarto año”, explica Blanca Rosa Roca, de Roca Editorial, siempre atenta a la convivencia con los nuevos formatos del libro como cuando Elia Barceló hace una presentación de su novela El eco de la piel y luego da paso a la narradora.
Editoriales emblemáticas como Anagrama refuerzan su departamento de marketing y negocio digital con énfasis en el formato audiolibro, para lo cual contratarán estudios, pero asumiendo la editorial la grabación y el proceso de producción, explica Eva Güell. Ya lo dijo Carlo Feltrinelli, propietario del sello: "Para proteger esta industria del futuro es absolutamente necesario hacer que sea capaz de instaurar un diálogo sano y a la par y una relación estable con los sujetos que pueblan el nuevo ecosistema. Pasamos de la época Gutenberg a la época Zuckerberg".
Como otras editoriales medianas, Anagrama estudia su catálogo para saber sobre qué títulos tiene derechos, busca fórmulas de comercialización, modelos para hacer viable el negocio y prepara una selección de las primeras obras que quiere sonorizar. ¿Acaso obras contemporáneas importantes como En la orilla, de Rafael Chirbes? O con preguntas como quién será el narrador elegido para Lolita, de Vladimir Nabokov, una de las novelas con uno de los comienzos más bellos y musicales: "Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.".
Voces, actores y directores. Como la voz de Jane Austen en la tierra entró Nuria Mediavilla en el mundo de los audiolibros al narrar Orgullo y prejuicio: "Es una verdad universalmente conocida que al hombre soltero...". Lleva la voz de doblaje en la sangre, su padre es el actor Pepe Mediavilla. Entró en este mundo a los siete años como un juego. Luego estudió arte dramático y empezó a doblar películas dando voz a actrices de cine muy conocidas, como Nicole Kidman y Angelina Jolie. Los narradores de audiolibros proceden del doblaje o son actores de teatro, cine o televisión. El secreto para dar vida a personajes literarios consiste en “relacionar la voz desde el lugar de juego”, desvela Nuria Mediavilla. No se trata de dramatizar, sino de “meterse en la piel de ese personaje para reconocer los matices de su voz a la hora de hablar o de narrar y dar verosimilitud”.
En España se ha pasado de los menos de 3.000 títulos disponibles en 2016 a más de 10.000
Los actores frente al libro no leen, cuentan, para suscitar una experiencia llena de emociones. Necesitan de un director que los centre o los ayude a recuperar la personalidad del personaje después de largas jornadas de grabación que pueden durar entre tres y cuatro meses por libro. Ese director “tiene que saber cómo guiar a su actor a través de una partitura emocional que es la novela o de pensamiento si es un ensayo”, asegura Juliana Rueda, fundadora y directora de la productora Miutbook, en Barcelona.
Una vez la editorial elige la obra, habla con el autor por si quiere involucrarse en el proyecto, se hace un casting de voces, hombre o mujer, tonos o acentos. “Se busca una voz que te acoja, y que más que interpretar no te saque de la lectura”, explica Iría Álvarez de Penguin Random House. Un asunto clave es el de los acentos de los países, señala Laura Guilera, responsable de Audiolibros y Libro Electrónico del Grupo Planeta. Si el escritor del libro es latinoamericano, añade Guilera, “intentamos que sea una voz del país del autor, donde transcurre la historia o una voz neutra. La voz es el corazón del audiolibro, es el reclamo para muchos lectores”. Ya hay personas que buscan un audiolibro por el narrador, admite Maribel Riaza.
Algunos escritores leen ellos mismos sus libros, pero no siempre funciona: prima la calidad de la voz y las jornadas son extenuantes. Entre las autoras que han leído algunas de sus obras están Rosa Montero que lee y cuenta su experiencia en este vídeo, Isabel Allende o Elvira Lindo, que dio voz a su clásico Manolito Gafotas.
Si la historia es muy personal, como un diario o unas confesiones, se intenta que sea leída por el propio autor para transmitir la vivencia.
En el mundo grandes actores como Meryl Streep, Tom Hanks o Nicole Kidman, que ha prestado su voz para Al Faro, de Virginia Woolf, han empezado a leer audiolibros.
Escritores y sus actores-narradores. Ordesa estaba en la mesilla de noche de Israel Elejalde tras la lectura de unas cuantas páginas porque le había tocado muy hondo. Sus padres habían muerto hacía poco. Cuando de Penguin Random House lo llamaron para proponerle la lectura de esa novela de Manuel Vilas, el primer impulso fue decir no, pero confiesa: “Me impliqué sin querer. La voz de Vilas allí es tan poderosa que es difícil no entrar. Era como si hablara yo mismo”. Escritor y actor comentan en el bar Manolo de Madrid su satisfacción por el resultado. “Poner voz a un libro conocido es difícil de aceptar porque hay una especie de intromisión; por un lado, el autor ha creado una voz que a su vez suena en la cabeza de cada lector de manera diferente”, reconoce Elejalde, que también ha grabado obras de Philip Roth, Javier Marías y Benito Pérez Galdós.
Hay autores que proponen su narrador. Es el caso de Eduardo Mendoza con Jordi Brau. Él es la voz de Mendoza en títulos como El rey recibe y Sin noticas de Gurb. Hace dos o tres años los escritores eran reticentes a este formato, pero tras escuchar un fragmento del audiolibro quedan encantados.
Grabación y producción. “Masumi, se te ha ido la voz, vuelve a la de niño más pequeño…”. En la cabina de grabación donde está Masumi hay siete hombres y mujeres de diferentes edades que dan vida a diversos personajes frente a dos micrófonos. Al otro lado, el estudio de grabación está en penumbra. Hay dos mujeres frente a unos equipos muy atentas a lo que aquellas siete personas leen en un ipad, para evitar el ruido del paso de las páginas de un libro: son Juliana Rueda (fundadora de Miut, ingeniera de sonido y control técnico) y Iolanda Ledesma Sagas, directora de audiolibros y de la Escuela Catalana de Doblaje. Graban uno de los proyectos de audiolibro más ambiciosos: Voces de Chernóbil, de Svetlana Alexiévich. La obra de la Nobel bielorrusa es un coro conmovedor de 93 testimonios sobre la explosión de la central nuclear en 1986 que aquí es recreado en una veintena de voces.
Voces de Chernóbil
- Autor: Svetlana Alexiévich
- Voces: 24 narradores
- Editorial: Debate
- Dirección: Iola Ledesma
Avance en primicia para El País Semanal. El audiolibro estará disponible a partir de enero 2020.
En España hay por lo menos una quincena de estudios de grabación: Miut, Kilohercios, SoNido de Ideas o Voces de Cine. “La voz indicada para cada libro”, dice Rueda, “más una buena dirección y una buena grabación convierten el audiolibro en una experiencia íntima y placentera. No hay que olvidar que la voz nos distingue e identifica como humanos”.
Gran apuesta de las editoriales. Huele a nuevo. La cabina de grabación tiene un aislamiento acústico de icopor de fibra de vidrio para que no haya reverberación de la voz y dar un sonido claro. En la cabina un atril negro, los auriculares colgados, un micrófono con el antipop y una luz cenital. Es una de las tres cabinas de los nuevos estudios de grabación de Penguin Random House en Madrid, los primeros de una editorial en España, y en camino los de Barcelona. El grupo ya abrió otros estudios en Ciudad de México en 2018. Una prueba de la gran apuesta de los sellos por el formato del audiolibro. Aquí se grabarán algunos podcasts y libros sobre los que quieran tener el control absoluto. “En cinco o siete años habrá más audiolibros que e-books, ese es el futuro”, vaticinó Markus Dohle, máximo responsable de PRH, el grupo editorial comercial más grande del mundo. No se trata de crear cualquier audiolibro. "La calidad de producción te mete o te saca de la historia narrada. Son muchos los aspectos que se tienen en cuenta una vez se elige el libro, desde la preproducción con el casting de voces y demás, hasta la revisión del audio definitivo. No hay que olvidar que de cuatro o cinco horas de grabación pueden salir dos horas útiles", recalca Ángela Álvarez, responsable de Producción de Audiolibros de PRH España.
“En el audiolibro de PRH nunca hay silencio absoluto porque se graba el silencio de cada estudio y la puntuación de cada autor y los blancos que intentamos transmitir”, cuenta Antonio Martínez Asensio, productor de audiolibros. Los estudios propios de PRH le permitirá aumentar las grabaciones de libros, ampliar el catálogo y ofrecer más novedades editoriales de manera simultánea: papel, e-book y audiolibro, como ha ocurrido este otoño con títulos como Sidi. Un relato de fronteras, de Arturo Pérez-Reverte, y Tiempos recios, de Mario Vargas Llosa.
Terra Alta
- Autor: Javier Cercas
- Narrador: Luis García Márquez
- Editorial: Planeta
- Dirección: Iola Ledesma
Avance en primicia para El País Semanal. El audiolibro estará disponible a partir de enero 2020
Nuevas líneas de negocio y puestos de trabajo. Pasado mañana las series de televisión o películas exitosas se convertirán en audiolibros. Y el Grupo Planeta es pionero en el mundo hispanohablante en la exploración de esta nueva línea de negocio y creación literaria. Su acuerdo con Netflix para trabajar de manera editorial algunas series abre la vía a todos los formatos. Eso no significa que los actores de la serie graben el audiolibro, aclara Laura Guilera, de Planeta. Una muestra de cómo el audiolibro ha entrado con fuerza en la producción digital en todas las áreas es que grupos como Planeta y PRH producen libros aquí en España y en las filiales de México, Colombia y Argentina, así como en catalán.
Una vez la productora termina la grabación, envía el audiolibro a la editorial. Allí un equipo de correctores lo escucha para comprobar que todo esté bien, si hay algún fallo lo devuelven al estudio, que lo corrige y lo manda de nuevo para después enviarlo a las cadenas o canales de distribución. “El objetivo inmediato del sector editorial”, dice Santos Palazzi, “es la creación de un gran catálogo de audiolibros donde el escuchante pueda satisfacer sus necesidades de entretenimiento, formación e información”. Una vez esta inmensa biblioteca de contenidos sonoros esté disponible el escuchante estará a expensas de las plataformas que comercializan estos catálogos.
Originales, escritura para audiolibro. Un nuevo territorio de creación literaria se ha abierto: los autores empiezan a escribir para ser escuchados. Santiago Roncagliolo, que leyó uno de sus libros (Pudor), también creó otro para audiolibro en Storyside. “Escribí la novela El accidente de manera visual y directa, como una conversación. No hay muchos referentes al respecto; fui un poco a tientas, descubriendo las claves de algo que iba a ser escuchado y no leído. La atención del espectador es diferente, y la posibilidad de que del tono de voz se abran nuevas vías y caminos narrativos”. Hay una especie de plantilla con 10 capítulos de una hora cada uno.
El escritor José Ángel Mañas dice que es especialista en diálogos literarios. “Y estos, en el formato audiolibro, encajan como anillo al dedo”, añade. Se titula Extraños en el paraíso. La experiencia de Renato Cisneros fue completa: escribió el audiolibro Algún día te mostraré el desierto. Diario de paternidad (Storyside) y lo leyó. Y ahora ha salido en edición impresa.
Plataformas y audiolibrerías. Un minilibro de Don Quijote hace equilibrios en la esquina superior izquierda del ordenador del director de Google Play Books en España, Luis Collado. En la pantalla tiene desplegada su web de audiolibros donde solo hay ventas, Google Play no los produce. Es una gran audiolibrería con estanterías organizadas por géneros, autores o por las más populares, pero su página se abre con títulos que solo ofrecen ellos. “Buscamos mejorar la experiencia del usuario con obras muy bien grabadas, y estar al día con las novedades que empiezan a salir de manera simultánea en papel, e-book y audiolibro”, cuenta Collado. El éxito del audiolibro, recalca Collado, “es su ubicuidad y la posibilidad de la multitarea mientras se escucha”.
En España, los audiolectores tienen una media de lectura más alta que los lectores de otros formatos: 20 libros al año, frente a los 13,2 de quienes leen libros electrónicos y los 11,2 de los lectores en papel.
Google Play Books es solo una de las apps y canales con los que trabajan las editoriales para ofrecer los audiolibros (representan el 80% de la facturación), además de que cada editorial o grupo editor tiene en sus webs su catálogo con pruebas para escuchar entre 5 y 10 minutos cada título. Otros canales en España son Kobo, Storytel, Audioteka, Audiobooks, Tunein, Scribd y iTunes. Audible de Amazon, líder en el mercado mundial, está a punto de desembarcar.
Hay diferentes modalidades para vincularse a una plataforma. El precio medio de un audiolibro está entre los 15 y 18 euros. También existe la tarifa plana, un precio mensual, de entre 6 y 15 euros, para acceder a todos los títulos disponibles.
Audiolectores. Desde 2018 Amalia de Gonzalo no va sola en su coche a recoger a su hija al colegio; incluso cuando va con ella, a veces, la acompañan una o dos personas más: los narradores del audiolibro que esté siguiendo en cada momento. “Esa escucha es el remanso de paz que saco a mi jornada. Y cuando salgo del coche me pongo los auriculares hasta llegar a casa”, relata esta mujer de San Sebastián, que se trasladó a Madrid por asuntos laborales de su esposo y porque su trabajo se lo permitía: una Escuela de Modelos Online. Al principio dudó del audiolibro, pero luego se suscribió a una plataforma. Empezó por La magia del silencio, de Kankyo Tannier. Pronto su niña de 10 años la siguió, pero con El diario de Greg.
El que Amalia de Gonzalo escuche no ficción no es lo habitual en España o los países más desarrollados, donde lo preferido es la ficción. En Latinoamérica sí es el ensayo y la autoayuda lo más elegido. Las horas de escucha también son diferentes: en España suele ser por la noche y antes de ir a la cama, y en Latinoamérica, en las horas punta del transporte de mañana y tarde-noche. Pero eso empieza a cambiar, según Santos Palazzi y Laura Guilera.
El retrato planetario se aprecia en Audible, el mayor productor y distribuidor mundial de audiolibros y otros tipos de entretenimiento basados en la narración y la voz. Su catálogo mundial es de más de 470.000 títulos en 38 idiomas. Son millones de miembros en 180 países que descargaron 3.000 millones de horas de contenido en 2018, revela un portavoz de Audible. Y asegura que quien escucha audiolibros también compra libros en papel, lo cual desmonta la teoría de que es excluyente.
Epílogo: amigos de la inteligencia artificial. “Cientos de miles de años después, las narraciones orales se niegan a morir. En los audiolibros, las tecnologías más urgentes se ponen al servicio del eterno retorno de lo mismo y cierran un antiguo círculo”, cuenta Irene Vallejo, escritora y filóloga española que acaba de publicar El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo (Siruela).
Más tarde o más temprano alguien podrá escuchar en audiolibro o pedir a su asistente de voz que le lea cualquier libro en el acento que desee según el catálogo de voces disponible. Es hora de "ir abandonando la neofobia o temor a lo nuevo y abonarnos decididamente a la neofilia, curiosos por descubrir cosas nuevas", invita Santos Palazzi. Hay corrientes tecnológicas, según Carmen Ospina, que harán que todos los usuarios consuman más audio y acelere esos procesos de producción que son tan costosos.
Todo esto abre un horizonte inquietante de posibilidades: los metadatos permitirán a las empresas editoras saber qué tipo de libros, temas, escenas o personajes son más exitosos para el público, para así crear libros al gusto de los lectores, que convivirán con las obras de siempre.
El audiolibro es la metamorfosis de los ecos milenarios de aquel pastorcito que creó la primera historia al gritar ¡el lobo, el lobo! Pero era mentira. Aunque insistiera en que sí había visto aquel miedo insomne y amenazador merodeando. Es el big bang de los relatos que contaba Vladímir Nabokov a sus alumnos. El surgimiento del ADN que hace que los humanos sientan debilidad por las historias orales.
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