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Taylor Swift, la lucha de una diva por el control de su éxito

La cantante disfruta de la acogida de su último trabajo, ‘Lover’, mientras lucha por los derechos de sus álbumes anteriores a pocas semanas de su 30º cumpleaños

La cantante Taylor Swift.
La cantante Taylor Swift.JOHANNES EISELE (AFP)
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Con el lanzamiento el pasado agosto de su disco más exitoso hasta la fecha Taylor Swift parecía tenerlo todo para disfrutar de uno de sus mejores momentos profesionales. La cantante, además, se ha posicionado como la mejor pagada de este 2019 en la lista Forbes, ha firmado un importante contrato con Universal Republic Records y el próximo mes aparecerá en la versión cinematográfica de la película Cats. Pero no todo lo que reluce es oro en el mundo de las estrellas. El pasado domingo los medios se hicieron eco de otro capítulo de la lucha de la artista por los derechos de su música. A menos de un mes de su 30º cumpleaños –el 13 de diciembre– Swift se reconcilia con su pasado y busca el control de su éxito.

Este verano la artista comenzó una disputa pública con el fundador de su antigua discográfica, Scott Borchetta, y con el representante Scooter Braun, quien adquirió la compañía este año. Swift les acusa de no permitirle comprar los derechos de su catálogo musical y ejercer un “control tiránico” sobre su música. La semana pasada la diva del pop reavivó el tema con un texto en Tumblr, en el que aseguró estar siendo acosada por Braun y Borchetta. Según ella, le dijeron que no podría “volver a grabar” su música antes de tener de nuevo el derecho a interpretarla “el próximo año”. Swift está decidida a recuperar el control de sus primeros seis álbumes volviendo a grabar sus temas, lo que, según dice, podría comenzar a hacer en noviembre de 2020.

La diva del pop señala el viejo problema de la industria de la música sobre quién guarda los derechos del trabajo de un artista. Swift asegura que su postura busca dar voz a músicos menos influyentes. “Creo firmemente que compartir lo que me está sucediendo podría cambiar el nivel de conciencia de otros artistas y potencialmente ayudarles a evitar un destino similar”, resaltó.

Antes de su fichaje por Universal Music en 2018, todas las grabaciones originales de la cantante –material que se utiliza para crear las copias digitales, CDs y vinilos– pertenecían a Big Machine Records, el sello que la lanzó a la fama. Swift era solo una adolescente cuando firmó por la compañía. Y ahora, por 300 millones de dólares, está en manos de Braun, enemigo acérrimo de la artista, a quien ha acusado de hacerle bullying con la complicidad de otros exrepresentados como Kanye West. Braun es el mánager de estrellas como Justin Bieber, Ariana Grande o Demi Lovato, a quienes Swift ha pedido su apoyo en la lucha que mantiene con el empresario.

Taylor Swift, durante una actuación en California.
Taylor Swift, durante una actuación en California.Mario Anzuoni (REUTERS)

De forma paralela a este enfrentamiento, la artista ha vivido cómo su último trabajo, Lover, bate un récord tras otro. Su séptimo álbum, y el primero del que posee todos los derechos de su trabajo, es el sexto que alcanza el número uno de la lista Billboard 200. Además, en una sola semana Lover vendió 867.000 unidades en Estados Unidos, la de más ventas para cualquier álbum desde el último lanzamiento de la cantante en 2017, Reputation, según la revista estadounidense Billboard. Con Lover en cabeza de las listas Swift es la primera artista femenina en tener seis álbumes diferentes que han vendido cada uno al menos 500.000 copias en una sola semana. En Gran Bretaña la cantante ha hecho historia al ser la única mujer con cuatro álbumes número uno en el país en una década.

Todos estos reconocimientos no son casualidad, la crítica se ha volcado con un proyecto en el que Swift hace un recorrido desde sus comienzos en el country, pasando por el pop, R&B, electrónica, baladas y un cruce de influencias con los que la artista aspira a un público más amplio. “Las ansias de venganza que lideraban su predecesor han evolucionado en autoreflexión, madurez y positivismo. Ha decidido centrarse en sí misma, recuperar su identidad y preocuparse únicamente de todo aquello que le hace feliz. Su nuevo largo es, por lo tanto, un conjunto de canciones íntimas y sinceras que muestran a una Taylor con más luz y las ideas mucho más claras tras superar la oscuridad”, reflexionó la crítica en la revista especializada MondoSonoro.

Esta evolución musical ha ido acompañada de una evolución personal en el mismo sentido. Taylor Swift no ha dejado de luchar, pero sí escoge mejor sus batallas. A pesar de ser uno de los pilares de la cultura pop y de ser una ferviente defensora de los derechos de la mujer, la intérprete nunca se había posicionado políticamente. No lo hizo ni durante la campaña que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca ni a lo largo de su controvertida gestión. Hasta octubre del pasado año, cuando sus palabras provocaron que miles de personas acudieras a las urnas. Swift confesó en su cuenta de Instagram que no tiene una inclinación por ningún partido político y que vota de acuerdo con el candidato y a la cercanía que este tenga con sus valores. “Creo en la lucha por los derechos LGTBI, y cualquier forma de discriminación basada en la orientación sexual o el género es incorrecta. Creo que el racismo sistémico que todavía vemos en este país hacia las personas de color es aterrador”, afirmó.

Poco a poco, la joven rubia de Pennsilvania va demostrando su propia voz, y la causa adecuada para alzarla. Por ello, a lo largo de este año ha decidido cerrar viejas heridas y poner fin a su enemistad con Katy Perry y Demi Lovato. La joven ya es consciente de lo que es importante, como el cáncer de su madre, quien está luchando contra esta enfermedad por segunda vez. “Me enseñaron que hay problemas reales y luego está todo lo demás. [...] Ahora toda mi preocupación, estrés y mis oraciones están dedicados a esto”, señaló.

Ejemplo de esta creciente madurez es su relación con el británico Joe Alwyn, de 28 años, al que conoció en la gala MET de 2016. Junto a él ha sabido mantener una relación discreta alejada de los focos, incluso ante la creciente fama que el actor ha cosechado los últimos años. La cantante ha tenido que aprender a escoger la forma de exponerse al público. A la lucha contra Braun se le suman los acosadores que han tratado de entrar en repetidas ocasiones en varias de sus propiedades. El pasado abril, Taylor Swift reflexionó sobre esto en la revista Elle: “Sería bueno si pudiéramos obtener una disculpa de las personas que nos acosan, pero tal vez lo único que obtendré es la satisfacción de saber que puedo sobrevivir y prosperar a pesar de ello”.

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