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La directora ejecutiva de los premios Pritzker explica por qué lo merecía Arata Isozaki

Martha Thorne lamenta aquella arquitectura que se queda en el titular

Torre Aallianz diseñada por Arata Isozaki junto al arquitecto italiano Andrea Maffe en 2015. |
Torre Aallianz diseñada por Arata Isozaki junto al arquitecto italiano Andrea Maffe en 2015. |getty images

Hay quien considera que Arata Isozaki, el ganador del Premio Pritzker de Arquitectura de 2019, es un “arquitecto para arquitectos”. Además de atesorar una larga carrera en arquitectura y urbanismo, este japonés nacido hace 88 años en la isla de Kyushu es autor de numerosos textos de filosofía e historia.

Su trabajo conecta con la sociedad. En ese sentido, se puede afirmar que su carrera ha sido siempre una búsqueda del significado de la arquitectura. Y esa investigación tiene especial resonancia en los tiempos que vivimos. Inmersos en múltiples formas de comunicación, parece como si las frases cortas y los titulares nos condenaran a quedarnos con una visión superficial de todo. De ahí que me preocupe el mal uso de la arquitectura, que trivializa esta disciplina usándola, por ejemplo, como un símbolo llamativo para una ciudad.

Imagen de la Art Tower Mito proyectada por Isozaki en 1990. |
Imagen de la Art Tower Mito proyectada por Isozaki en 1990. |Jun Tazawa

Se pide que la arquitectura refleje el poder de la inversión pública o privada. Se buscan titulares mediante forma, materiales o alturas extravagantes. Cuántas veces hemos oído la frase “el edificio más alto del mundo” sin saber para qué sirve. Del mismo modo, algunos promotores justifican cualquier proyecto por el número de empleos que creará, sin explicar que esos empleos solo durarán un tiempo limitado, omitiendo un análisis a largo plazo.

No cabe duda de que nuestros edificios deben ser funcionales, sostenibles, bien construidos y conscientes de su entorno. Pero, si tomamos el ejemplo de Isozaki, tienen que ser mucho más. Deben responder a su lugar y momento y contribuir a nuestra cultura más allá de sus límites físicos. Isozaki es un arquitecto que dedica mucho tiempo a investigar y que medita antes de dejar que sus obras hablen. Si nuestros edificios van a existir durante décadas e incluso siglos, ¿no vale la pena exigirles que cumplan ambiciones más profundas?

Martha Thorne es decana de IE School of Architecture and Design y directora ejecutiva del Premio Pritzker.

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