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El País Semanal para Osborne

Guitarras con solera para un rey

Dos grandes tradiciones unidas: los hermanos María y Felipe Conde, cuarta generación de la casa de guitarras Conde, junto a Rocío Osborne, sexta generación de la histórica bodega.
Dos grandes tradiciones unidas: los hermanos María y Felipe Conde, cuarta generación de la casa de guitarras Conde, junto a Rocío Osborne, sexta generación de la histórica bodega.

Rocío Osborne, sexta generación de la familia bodeguera, y los hermanos María y Felipe Conde, cuarta generación de luthiers, se embarcan en un fascinante viaje de descubrimiento mutuo gracias al brandy Carlos I.

Esta es la historia de un encuentro. El de la tradición y la vanguardia. El de la madera y el arte de extraer sus mejores esencias. Y el de los herederos de dos grandes tradiciones: la fabricación de guitarras de la máxima calidad y la elaboración de uno de los brandis más valorados del mundo. La historia de Rocío Osborne y Felipe y María Conde. Ella pertenece a la sexta generación de la emblemática bodega y los hermanos Conde, a la cuarta generación de la mítica casa de guitarras que lleva su apellido.

Estos últimos, elegidos como embajadores de Carlos I, han invitado a Rocío Osborne a conocer su taller madrileño para mostrarle los paralelismos entre su oficio artesanal y el de la elaboración de este brandy de las bodegas Osborne. Este lugar mágico poblado de maderas selectas, herramientas y fotos firmadas por innumerables músicos permanece oculto a primera vista en un portal frente al Teatro Real, en la madrileña Plaza de Ópera. La heredera de la estirpe bodeguera acude a él con la misma mirada despierta que le ha llevado a reformular la manera ante la que se presentan sus destilados al mundo.

Ambos están de acuerdo en que, sin la excelencia en el uso de una materia prima tan básica como la madera, sus productos no tendrían el reconocimiento que han ganado a lo largo del tiempo. “Es tan importante para construir una guitarra como para elaborar un buen brandy. En Osborne antes de empezar a utilizar la bota para elaborar Carlos I dejamos que ésta envejezca el mejor vino de Jerez durante 20 años”, reflexiona Rocío. Y la secundan los hermanos Conde: “Las maderas que nosotros usamos son las que seleccionó mi abuelo hace 30 años, que han pasado por un largo tiempo de secado. Ese tiempo de maduración es fundamental. Cuanto más densa sea la madera, más secado requiere. En Conde buscamos que tenga menos del 5% de humedad. Tenemos que usarla todo lo seca que se pueda para que no reaccione a los cambios de temperatura. Solo el tiempo hace que pierda humedad”. Y explican que, curiosamente, Madrid es un lugar idóneo para construir guitarras precisamente por el tipo de humedad de la ciudad.

Los procesos artesanales en el tratamiento de la madera sirven tanto para crear instrumentos únicos como para dar el toque perfecto al brandy Carlos I.
Los procesos artesanales en el tratamiento de la madera sirven tanto para crear instrumentos únicos como para dar el toque perfecto al brandy Carlos I.

Rocío Osborne interviene: “A nosotros nos viene bien precisamente la humedad del Puerto de Santa María para la conservación de las maderas de las botas donde elaboramos el brandy Carlos I. Ese tipo de humedad es necesaria para evitar las filtraciones en las barricas. El área conforma un verdadero microclima regulado por las aguas que lo rodean – el océano Atlántico y los ríos Guadalete y Guadalquivir -, así como los vientos predominantes de Levante y Poniente. Estas condiciones juegan un papel clave en la elaboración de Carlos I. El resultado es único precisamente por todo esto”.

La excelencia en el oficio de ambos pasa por el compromiso de una generación a otra. En el caso de los hermanos Conde, ellos representan la continuación de un legado que ha atraído a alguno de los músicos más influyentes de la historia. Sin ir más lejos, el propio Leonard Cohen se acordó del apellido familiar al recoger el premio Príncipe de Asturias. “Los músicos suelen hablar de inspiración o canciones, pero él lo hizo de nuestra guitarra. Hasta dio la dirección del taller”, recuerdan María y Felipe.

Muchos otros han pasado por allí: Pepe Habichuela, Paco de Lucía, Tomatito… El sonido de los acordes que hemos degustado de estos grandes se los debemos a las maderas que han pasado por este pequeño taller con 100 años de antigüedad. “Muchos guitarristas acuden buscando nuestro sonido. No hay un secreto en la construcción de nuestras guitarras, más bien es un método muy contrastado”. Aunque prefieren huir del purismo en su manera de trabajar. “Compramos cosas que encontramos por el mundo y que nos ayudan a adaptar nuestro trabajo al presente, es fundamental ser respetuoso con el método tradicional, pero siempre buscas maneras de traerlo al presente, rastreando herramientas específicas para trabajar en cada nueva guitarra”, sonríen cómplices.

La tradición de la madera une dos mundos: el de la creación de instrumentos artesanales y la maduración de uno de los brandis más reconocidos internacionalmente.
La tradición de la madera une dos mundos: el de la creación de instrumentos artesanales y la maduración de uno de los brandis más reconocidos internacionalmente.

Es su fórmula para actualizar esta labor artesanal: trabajar con un ojo en el pasado y otro en el futuro. Esta vez es Rocío Osborne quien los secunda: “Con el brandy también estamos experimentando nuevas formas de disfrutarlo. Era un mundo muy purista y estamos trabajando en darlo a conocer con talleres y cócteles para acabar con el estereotipo de la copa y el puro”. Y nada mejor para mostrar a sus nuevos embajadores de Carlos I cómo se actualiza su oficio bodeguero que devolverles la invitación a conocer las icónicas bodegas de Osborne en El Puerto de Santa María.

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