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Las causas detrás de los dos tipos de caspa que puedes tener (y qué hacer para quitarla)

En torno a un 50% de la población adulta mundial padece este problema

Quien lo ha sufrido sabe de lo que hablamos: unas antiestéticas lascas que se separan del cuero cabelludo y se enganchan al pelo hasta que caen sobre los hombros. No hay nada grave detrás, pero sí genera rechazo, sobre todo cuando vamos vestidos de negro y nos deja un aspecto similar al que deja la nieve en un abrigo. Hablamos de la caspa, un problema que "afecta en torno a un 50% de la población adulta en el mundo", explica Nayra Merino, dermatóloga de Dermamedicin Clínicas e integrante de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

Pueden ser muchos los motivos por los que aparecen estas escamas en nuestra cabeza y de ellos depende el tipo de caspa que tengamos, que puede ser seca (cuando es blanquecina, fina y pequeña) o grasa (cuando es amarillenta, más gruesa y tiene una textura untuosa que le permite adherirse mejor al cuero cabelludo y que incluso puede estar acompañada de prurito e inflamación). La segunda puede llegar a provocar la caída del cabello, pero no hay que preocuparse, indica Merino, "esta caída es reversible en cuanto se trata el problema".

El calor ayuda a eliminarla, pero cuidado con sudar demasiado

Las principales razones por las que la cabeza parece un cuento navideño son diferentes patologías cutáneas. La seca se asocia a la psoriasis o a la dermatitis atópica, mientas que la grasa, a la dermatitis seborreica, que puede darse por la proliferación del hongo Malassezia o la predisposición genética familiar. También la alopecia androgénica o los síndromes hiperandrogénicos (como el del ovario poliquístico o el de SAHA, un trastorno que incluye síntomas como la seborrea, el acné, la aparición de vello y la alopecia androgénica) producen un aumento en la actividad de las glándulas sebáceas y pueden hacer que aparezcan las molestas escamas. Sin embargo, estas patologías no son los únicos motivos.

El uso de un champú inadecuado para el tipo de pelo y el cuero cabelludo "puede producir irritación o un exceso de grasa", dice la experta. Pero también el clima influye. El frío y los cambios bruscos de temperatura —en especial si se tiene dermatitis atópica o psoriasis— pueden provocar la aparición de caspa seca. Algo que un clima más cálido, la acción del sol y el agua del mar ayudan a tratar. Aunque, cuidado, porque el exceso de sudoración también puede irritar el cuero cabelludo y puede ser un causante. Y, una vez más, "los malos hábitos, como el consumo de alcohol, la falta de ejercicio físico y una alimentación poco saludable, también son culpables", continúa Merino.

El champú 'anticaspa' del supermercado no siempre funciona

Para eliminarla, sea del tipo que sea, el primer ingrediente es la paciencia, no desesperar. "Con un diagnóstico y un tratamiento correctos, la situación mejorará", asegura la experta, quien añade que "esto también ayudará a prevenir futuros problemas cutáneos, capilares o ungueales (el tejido conectivo adherente que se encuentra debajo de la uña y conecta con el dedo)".

El tratamiento dependerá de la cantidad de caspa que tengamos. Para los casos en los que sea poca, Merino explica que se puede solucionar yendo al supermercado a comprar un champú indicado para este uso. Pero si se trata de un nivel moderado o severo, habrá que recurrir a productos farmacéuticos.

"Los champús específicos contienen corticoides (para bajar la inflamación) y otros principios activos, como el sulfuro de selenio, el zinc o el ácido salicílico, que tienen una función antiseborreica y se pueden usar de forma continua dos o tres veces por semana", explica la experta. En algunos casos, la dermatitis seborreica se trata también con sustancias antifúngicas, que ayudan a disminuir la proliferación del hongo Malazzesia".

Otros tratamientos pasan por acelerar el proceso de descamación (como geles exfoliantes o productos con principios activos como el gliconato de guanidina). También hay lociones que, a diferencia de los champús, no se aclaran y se usan solo una o dos veces por semana cuando hay un brote. Y, en los casos más severos, los dermatólogos recomiendan la fototerapia (una luz láser de baja intensidad que tiene acción antiinflamatoria), las infiltraciones (inyecciones locales de corticoides en la zona afectada para obtener un resultado más rápido), los corticoides orales o los inmunomoduladores, que estimulan sistema inmunitario.

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