_
_
_
_
_

Carlos Vermut, la voz cantante del (otro) cine español

Vídeo: Felipe Hernández | Paula Casado

Tras la aclamada Magical Girl, el realizador madrileño vuelve a la gran pantalla con Quién te cantará, una cinta en la que demuestra que las películas comerciales también pueden transitar por los márgenes

CUANDO GANÓ la Concha de Oro a la mejor película y la de Plata al mejor director en el Festival de San Sebastián por Magical Girl, Carlos Vermut (Madrid, 1980) abandonó las redes sociales. Incluso ahora sigue pidiendo a sus amigos que no suban imágenes con él en sus cuentas ni sus stories. La alegría de los premios le trajo el vértigo de la fama. Pasó a ser reclamado como el magical boy. O, en palabras del que hoy es su buen amigo y consejero Pedro Almodóvar, “la gran revelación del cine español en lo que va de siglo”. Fue una celebridad a pequeña escala, todo hay que decirlo. Pero suficiente para conducirlo hasta la cinta que le devuelve al festival donostiarra esta semana que viene, titulada Quién te cantará en honor a la canción de Mocedades y que se estrenará en cines el 26 de octubre.

“Quería plantear la experiencia del agobio de la fama de las grandes estrellas. Y qué mejor que con una diva con amnesia”

Ahora lo puede relativizar. “Ya ves tú, no estamos hablando del Rubius”, se ríe. “Salgo a la calle y nadie me para, hago lo que quiero y tengo lo mejor de mi profesión. Pero no me gustó la exposición. Te lees en entrevistas, te ves en fotos… Y de repente no te reconoces. Imagínate que a un nivel tan mínimo como lo que yo viví una persona se agobie… Da que pensar. Por eso me parecía interesante llevar esa experiencia a las grandes estrellas, a una diva del pop que de pronto tampoco se reconoce. Y qué mejor manera de plantearlo que con una amnesia”, desvela.

Hemos quedado en el karaoke del parking de Mostenses, en Madrid, uno de los principales escenarios de su tercera película. Ahí sigue colgada la cortina negra brillante que utilizó como fondo para que Eva Llorach, la protagonista, imitara a Najwa Nimri, que interpreta a una cantante en busca de su identidad perdida antes de su gran regreso a los escenarios. Mejor no spoilear más de este melodrama con homenajes musicales, personalidades confusas y miedos sumergidos. Cuentan sus amigos que el propio director, a pesar de su timidez, se suelta bastante al micro (prueben a ponerle una de Alaska o Raphael). Y aunque el posado no es su especialidad, aguanta bien el tirón bajo los focos.

Vermut con la Concha de Oro por 'Magical Girl'.
Vermut con la Concha de Oro por 'Magical Girl'.

Cortamos plano y vamos a un restaurante japonés. Vermut utiliza el país del sol naciente como retiro para conceptualizar sus proyectos fílmicos. Acaba de pasar dos meses allí y planea regresar en noviembre para planificar su cuarto largometraje, que anuncia por lo bajini como “una aproximación al género de terror”. Su devoción por la cultura oriental, relata, “empieza por el manga. Había algo en la violencia, la tragedia y la homosexualidad de Los caballeros del Zodiaco que no encontraba de pequeño en Mortadelo y Filemón. Los caballeros del Zodiaco me vienen bien para explicar algunas cosas relativas a la psicología humana. Ellos luchaban contra los Caballeros de Oro, pero ninguno de los dos bandos pensaba de sí mismo que era el malo. Es un dilema interesante. Pasa como en política: nadie piensa que es el malo. La vida siempre es más compleja”.

El Vermut le vino de la etiqueta de una botella que cogió a su abuelo para firmar un fanzine. Hace 22 años. Atrás quedó Carlos López del Rey, el hijo de una administrativa en un centro de salud y un jefe de créditos en una empresa de cosmética, que aprendió a amar el dibujo gracias al hobby de su padre, y el cine, gracias a los desprejuiciados gustos de su madre, donde cabían Bergman, La matanza de Texas, Marisol y el luchador mexicano El Santo. Antes de trastear con la cámara, entregó su primera década profesional a ilustrar artículos de prensa, storyboards para publicidad, elaborar videojuegos con pixel art, firmar cómics —como el de Plutón BRB Nero, para Álex de la Iglesia— o desarrollar personajes en Zinkia, la empresa que parió Pocoyó. “De hecho, tengo una idea para una película sobre el mundo de la animación, sobre cómo se plantean esas series con la única idea de explotar su merchandising y vender muñecos”, dice con indi­simulado revanchismo.

Carme Elias, en el papel de representante de la protagonista de ¿Quién te cantará?, durante la filmación.
Carme Elias, en el papel de representante de la protagonista de ¿Quién te cantará?, durante la filmación.

De aquí a 10 años le gustaría hacer un largometraje de robots gigantes peleándose. Un homenaje al kaiju (el género de monstruos encabezado por Godzilla) y al mecha (el de Mazinger Z) que ya asomaba con ingenio e irreverencia en el corto que le ayudó a echar a rodar (literalmente) su carrera, Maquetas. Con esa pieza de apenas tres minutos ganó el premio Notodofilmfest. En el jurado estaba el cineasta Nacho Vigalondo, uno de sus grandes cómplices desde entonces, con el que viajaría a presentarlo al Fantastic Fest de Austin, Texas. “Allí vi la luz en una rueda de prensa del director japonés de gore Yoshihiro Nishimura, que había hecho Vampire Girl vs. Frankenstein Girl con un presupuesto de 20.000 dólares. Pensé: ‘¿Se puede rodar un largo con esa cantidad?”. Y quiso ponerse a prueba.

Carlos Vermut en el karaoke donde rodó 'Quien te cantará'.
Carlos Vermut en el karaoke donde rodó 'Quien te cantará'.felipe hernández

Pocos lo saben, pero para que viera la luz su ópera prima, Diamond Flash, Vermut tuvo que grabar de nuevo dos tercios de la película. Él solo. “Me gasté todo lo que había ganado con una serie de animación infantil, Jelly Jamm, que hice junto al humorista Miguel Noguera. Pero no me quedé contento con algunas actuaciones y busqué a otros intérpretes para repetir muchas tomas [en ese nuevo casting fue donde apareció, precisamente, Eva Llorach, ya convertida en su actriz fetiche]. Tenía a un tío sosteniéndome el micrófono de pértiga, pero no había pasta para más. Así que lo hice yo todo; era un documental, prácticamente. Aprendí por las malas malísimas. Pero, mira, me cuesta más rodar ahora, porque en aquel momento nadie esperaba nada de mí. Ahora es muy fácil cagarla. Ya me estoy mentalizando para que mi cuarta o quinta película no le guste a nadie [risas]”.

“La sala de cine es el único lugar donde no tenemos el control para cambiar y ver otra cosa. Es un espacio donde relajarnos”

Diamond Flash se estrenó directamente online, en la plataforma Filmin, y se convirtió en el título más visto esa semana en la web. A pesar de eso, Vermut asegura que él filma para que su cine se vea en la gran pantalla. Y deja esta reflexión: “La sala de cine ya es el único lugar donde no tenemos el control, no podemos parar la película ni cambiar a otra cosa. Las series, por ejemplo, están obligadas a que todo el tiempo estén pasando cosas porque compiten con otras series y no pueden permitirse aburrirnos. El cine espectáculo, como el de superhéroes, ha encontrado su sentido en las salas. Pero también hay un espacio para el género más contemplativo, más atmosférico, más de autor o como lo quieras llamar que te da precisamente la opción de entrar en el juego de relajarte, perder el control y olvidarte de tu vida. Pienso que la salvación para el cine está en el regreso al cine clásico, al cine con mayúscu­las, por muy tópico que suene. Es algo muy difícil de describir, pero que todos sabemos reconocer cuando lo proyectan ante nuestros ojos”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_