_
_
_
_
_
LA OTRA FOTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Decorado para el matadero

En la fiesta más sagrada del calendario islámico, los fieles sacrifican un animal cuya carne reparten entre todos

Ángeles Espinosa
Un vendedor decora un camello de sacrificio para el festival de Eid al-Adha, en Karachi (Pakistán).
Un vendedor decora un camello de sacrificio para el festival de Eid al-Adha, en Karachi (Pakistán).REHAN KHAN (EFE)

¿Qué está haciendo el hombre del bonete? ¿Por qué recorta el pelo del camello con esa elaborada filigrana? El autor de la imagen, Reza Khan, nos revela que lo está decorando para la Fiesta del Sacrificio (Eid al Adha), la más sagrada del calendario islámico, que se celebra justo al final de la gran peregrinación a La Meca (Haj) y que este año cae entre el 31 de agosto y el 3 de septiembre.

El Eid al Adha rememora el episodio bíblico en el que Abraham se dispone a sacrificar a su hijo como muestra de su sumisión a la voluntad de Dios, y éste lo evita enviando al arcángel Gabriel a remplazar al niño por un cordero. Los musulmanes de todo el mundo replican esa generosidad con el sacrificio de un animal que puede ser una oveja, una cabra, un carnero, una vaca o un camello, según la disponibilidad local. Entonces, se reparte a tercios iguales entre la familia, los parientes, amigos y vecinos, y los necesitados. El objetivo es que ni siquiera los más pobres se queden sin comer carne, al menos en esas fechas.

Así que todo el trabajo y dedicación que el vendedor del camello se está tomando sólo servirá para atraer la mirada de potenciales compradores, ya que su destino es irremediablemente el matadero. En Egipto, también es habitual cortar el pelo al camello antes del sacrificio. Pero el empeño artístico que se desprende de la foto, tomada en Karachi, la mayor ciudad de Pakistán, sólo lo he visto en este país asiático. Hasta tres años puede llevar el proceso, ya que el pelo se va cortando en los lugares adecuados a medida que crece y, en algunos casos, incluso se tiñe para hacer más llamativo el dibujo.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

En las noticias, Pakistán suele asociarse con corrupción política, atentados islamistas o asesinatos machistas. Sin embargo, la decoración de los camellos, como la de sus camiones, apunta a una sensibilidad artística innata. Tal vez sea una forma de abstraerse (y protegerse) de la dureza del entorno: un país superpoblado, con altos índices de analfabetismo y grandes desigualdades socioeconómicas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_