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Apropiación cultural, ¿plagio u homenaje?

Chanel, Marc Jacobs o Givenchy han sido acusados de utilizar iconos culturales para impactar con su colecciones

Modelos con rastas en un desfile de la colección primavera/verano 2017 de Marc Jacobs.
Modelos con rastas en un desfile de la colección primavera/verano 2017 de Marc Jacobs.L'estrop

Si desde el 2014 el feminismo ha sido uno de los grandes temas de debate de la industria de la moda, las discusiones sobre la apropiación cultural invitan a más lejos. De hecho, el feminismo trendy que se proclama hoy desde miles de camisetas de eslogan fácil es una cara más de la apropiación, un debate complejo que obliga a repensar los resortes creativos que usa una industria cada vez más veloz y menos reflexiva. Nuevos episodios y las airadas respuestas que han provocado muestran que crece la sensibilidad hacia el tema.

Boomerang de Chanel.
Boomerang de Chanel.

A mediados de marzo la prensa estadounidense se hacía eco de una desafiante pintada aparecida en el Pitzer College, una universidad privada de California, que decía: Chica blanca, quítate tus aros. La firmaban un grupo de estudiantes latinas del centro acusando a las “blancas” de apropiarse culturalmente de un complemento que para ellas es un “símbolo de resistencia” en un entorno hostil en el que se sienten minoría. Enseguida aparecieron los que recordaron que los aros existen desde la antigua Roma. No es la primera vez que este accesorio le trae problemas a la moda. En 2011 la editora Franca Sozzani tuvo que pedir disculpas por una desafortunada traducción en la revista Vogue Italia que los describió como “pendientes de esclavo”. “Si el nombre nos trae a la cabeza las tradiciones decorativas de las mujeres negras que fueron llevadas al Sur de EE UU durante la trata de esclavos, su última interpretación es pura libertad”, rezaba el texto.

En mayo un boomerang australiano con el logotipo de Chanel retomaba el debate en las redes. Si bien la firma francesa no había tenido problemas con otros accesorios deportivos, en esta ocasión los 1.325 dólares que costaba el boomerang indignaron a la comunidad aborigen. No era la primera vez que una marca ofrecía este juego a un elevado precio. La periodista de The New York Times, Vanessa Friedman, recordaba que en 2013 Hermès vendió uno por 580 dólares. “¿Qué ha cambiado?”, se preguntaba. La moda lleva décadas usando la apropiación cultural como motor creativo, ya sea tomando prestada la estética de otros países o la indumentaria de subculturas. Pero es cuando se usurpan sin contemplaciones y de forma poco respetuosa elementos identitarios de minorías étnicas cuando la discusión se recrudece.

Desfile de la colección primavera/verano de 2016 de Valentino
Desfile de la colección primavera/verano de 2016 de ValentinoL’ESTROP

La apropiación cultural se define por coger un objeto o estilo sin permiso, con fines comerciales excluyendo, precisamente, a la comunidad que lo creó originalmente. Con este gesto, por una parte se perpetúa la idea de que los blancos dan la autoridad, por otra se tienden a potenciar los estereotipos y por último se despoja de cualquier tipo de beneficios económico a los que lo originaron.

Muestras de ello son el biquini que lució Karlie Kloss en el desfile de Victoria’s Secret de 2012 con un tocado de plumas de los nativos estadounidenses; el expolio de la cultura Navaja que llevó a los tribunales a Urban Outfitters y que practicaron también ese mismo año (era tendencia) Proenza Schouler o Matthew Williamson; la colección de otoño 2015 de Givenchy que elevó a lujo la estética de las bandas callejeras de las cholas latinas; modelos blancas luciendo trenzas de espiga en el desfile de Valentino de primavera-verano de 2016; o las rastas en un desfile mayoritariamente blanco de Marc Jacobs en 2017.

La modelo Karlie Kloss, en el desfile de Victoria’s Secret de 2012.
La modelo Karlie Kloss, en el desfile de Victoria’s Secret de 2012.cordon press

Marcó un antes y un después la batalla a la que se enfrentó Isabel Marant cuando una pequeña comunidad de mujeres indígenas mexicanas la acusaron de plagio. Una blusa de su segunda línea Etoile reproducía con exactitud los diseños que las mexicanas elaboran desde hace más de 600 años desde Santa Maria Tlahuitoltepec. Dos años después, la UNESCO declaró en un congreso en Oaxaca los diseños tradicionales de esa comunidad como un legado cultural intangible, algo que si bien no los protegen a nivel legal sí que les otorgan un reconocimiento.

Y es que es posible incorporar elementos ajenos en las colecciones si se hace a través de la vía de la colaboración. Sin ir más lejos la marca de calzado de lujo francesa Christian Louboutin ha lanzado esta primavera la Mexicaba, un bolso que incorpora diseños aztecas elaborados por artesanos de la Península de Yucatán, mostrando el proceso de elaboración junto a las artesanas. Un 10% de los beneficios de las ventas, serán destinados a los artesanos que lo han elaborado.

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