César Velasco, el guerrero contra el ébola
ES MÉDICO, es joven, es inquieto y es muy apasionado con lo que hace. César Velasco (Madrid, 1986) dice que su “truco” profesional es trabajar constantemente y no dejar de interesarse por nuevas metas. “Nunca he elegido lo más cómodo, siempre he escogido los retos, poniéndome en el peldaño más difícil. Creo que así es como he logrado entrar en un círculo de expertos internacionales en epidemiología y salud pública”. Saltó a la fama el año pasado cuando la revista Forbes lo eligió como el joven científico menor de 30 años más influyente de Europa. “Nunca imaginé que me fueran a escoger a mí. Fue una motivación, un reconocimiento para seguir adelante y pensar que merece la pena, que internacionalmente los jóvenes españoles podemos ser reconocidos”.
La trayectoria de Velasco incluye estudios y trabajos en España, Reino Unido, México, Estados Unidos (cursó un máster en la Universidad de Harvard), Mozambique, Suiza y Suecia. Su último destino internacional fue Sierra Leona, donde formó parte de un grupo de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para combatir el ébola cuando esta enfermedad fue epidemia en el país africano y el mundo entero se echó a temblar ante la posibilidad de una propagación por el planeta. Tenía 28 años. “Me eligieron como miembro del comité de expertos en vacunación del ébola. Somos 10 profesionales a nivel mundial los que recomendamos a la directora general de la OMS en la materia. En Sierra Leona trabajamos en contacto directo con los pacientes, detectando nuevos casos, tomando las acciones de aislamiento necesarias, formando al personal sanitario local… Fue un trabajo muy duro y muy expuesto, con riesgos que uno trata de minimizar siendo muy profesional y siguiendo los protocolos”.
Su labor consiste hoy en adaptar las nuevas tecnologías y el big data “para hacer del hospital un lugar más eficiente, y para predecir patrones y dar un mejor servicio a los pacientes”.
Hoy el ébola podría tener los días contados gracias a la labor, entre otros, de Velasco. A finales de 2016, la OMS anunció que la vacuna experimental rVSV-ZEBOV tiene una efectividad del 100%. Ahora solo falta que la burocracia se acelere lo más rápido posible y esperar a que la licencia que permitirá administrarla a miles de personas llegue a finales de 2017. “Tenemos una próxima reunión en marzo en la OMS. Se está decidiendo qué hacer”, dice Velasco desde su recién estrenado despacho en el hospital Vall d’Hebron de Barcelona, centro al que llegó al comenzar el año como director de innovación asistencial y de gestión integral de información. Su labor consiste hoy en adaptar las nuevas tecnologías y el big data “para hacer del hospital un lugar más eficiente, y para predecir patrones y dar un mejor servicio a los pacientes”.
Firme defensor de la sanidad pública, Velasco había regresado a España como subdirector médico del hospital clínico universitario Lozano Blesa de Zaragoza tras su experiencia de casi cinco meses en Sierra Leona. En la capital aragonesa desarrolló, entre otros objetivos, la promoción de buenas prácticas entre la población, una de sus obsesiones: “Hay que entender la salud no como ausencia de enfermedad, sino como el proceso complejo que comprende hábitos saludables como el ejercicio y la buena alimentación, y la educación de la población en esas costumbres”. Velasco predica con el ejemplo. En su despacho siempre tiene varias piezas de fruta. “¿Quieres?”, ofrece, y muerde una manzana.
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