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Malos tiempos para la censura

Visual China Group ha comprado el banco de imágenes Corbis, de los principales del mercado ¿Debería preocuparnos que una compañía china controle imágenes de tal valor?

Un manifestante trata de bloquear el paso a los tanques en la avenida Chang’an, cercana a Tiananmen.
Un manifestante trata de bloquear el paso a los tanques en la avenida Chang’an, cercana a Tiananmen.

En otras circunstancias, la transacción no hubiera pasado de un breve en la sección de Economía. A finales de enero se anunciaba la venta del banco de imágenes Corbis –uno de los principales del mercado, junto a Getty Images– al Visual China Group, con sede en Pekín, que se hacía con el ingente archivo fotográfico de la agencia fundada por Bill Gates en 1989 –que no desaparecerá sino que se concentrará el product placement y la publicidad–. Pero en el stock de Corbis se encontraba la histórica colección Bettmann, más de 11 millones de fotografías icónicas de los siglos XIX y XX. Marilyn Monroe tratando de detener el vuelo de su vestido blanco, la activista afroamericana Rosa Parks sentada en un autobús después de que se declarase ilegal la segregación racial en la red de transporte, Albert Einstein sacando la lengua, unos ufanos trabajadores de la construcción almorzando en la viga de un rascacielos neoyorquino, también las brutales instantáneas de la matanza de Tiananmen en 1989, episodio que, desde entonces, el Partido Comunista Chino se ha esmerado por silenciar.

“Esta parte de la historia se ha editado y protegido con tanto celo que muchos de nosotros apenas sabemos nada sobre ella. Ahora que estamos fuera de China hemos podido acceder a fotos, vídeos y noticias, escuchar el relato de los supervivientes sin restricciones. Sentimos las réplicas de esta tragedia un cuarto de siglo después”. El año pasado, cuando se cumplía el 26º aniversario de la masacre, Gu Yi, estudiante de Química en la Universidad de Georgia, y otros 10 compañeros chinos difundieron una carta que ponía de manifiesto el éxito de la amnesia programada por el Gobierno del país asiático.

The New York Times fue uno de los primeros medios en dar la voz de alarma: ¿debería preocuparnos que una compañía china controlase imágenes de tal valor cultural? ¿Podría Visual China Group limitar la comercialización de esas fotografías en el resto del mundo? (en China están censuradas).

"La matanza de Tiananmen se ha protegido con tanto celo que muchos no sabemos nada de ella"

Un portavoz de la empresa se apresuró a aclarar que todo seguiría igual. Y en los días posteriores a la noticia, conocedores del sector coincidieron en restar importancia a la venta, así que quizás no haya de qué preocuparse. De todas formas, ¿hoy sería posible ocultar este tipo de instantáneas en el mundo occidental? Sue Curry Jansen, profesora de comunicación en el Muhlenberg College de Pensilvania (Estados Unidos), cree que no. “Esas fotografías son históricas. Han gozado de tal difusión que, incluso si sus nuevos propietarios quisieran retirarlas de la circulación, les resultaría imposible hacerlo”, explica esta profesional que ha dedicado buena parte de su carrera académica a investigar en torno a la libertad de expresión. “Además, cualquier intento de eliminar las imágenes o restringir su circulación fuera de China seguramente desencadenaría un efecto Streisand”.

En 2003, Barbra Streisand demandó al fotógrafo Kenneth Adelman y a la agencia que comercializaba sus instantáneas por invasión de la privacidad y les exigió una indemnización de 50 millones de dólares. A la actriz y cantante no le gustó que una fotografía aérea en la que se veía su mansión de Malibú hubiera sido incorporada a una base de datos sobre la costa californiana. Antes de la demanda, el archivo se había descargado tan solo seis veces, dos de ellas, sus abogados. Como era de esperar, la noticia corrió como la pólvora y la imagen que Streisand quiso ocultar acabó convertida en un fenómeno viral. Y es que estos, comprobó Streisand y, tras ella, Beyoncé y Gobiernos varios, entre muchos otros, no son buenos tiempos para la censura.

elpaissemanal@elpais.com

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