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Rajoy a Bertín: "¿Estarías dispuesto a representar a España en Eurovisión?"

La camisa blanca, el efecto del albariño, el 8-1 del Barça al Madrid... y la canción de Osborne con una zambomba. Así fue la puesta en escena de 'En la tuya o en la mía'

Carlos Primo
Bertin Osborne juega al futbolín con Mariano Rajoy. El presidente ganó 8-1.
Bertin Osborne juega al futbolín con Mariano Rajoy. El presidente ganó 8-1.TVE

Teniendo en cuenta el interés que suscita el Festival de Eurovisión en España (su transmisión arrasa todos los años), la pregunta más importante de la noche no la hizo Bertín Osborne, el presentador; la realizó el invitado, Mariano Rajoy. Jugaban los dos al futbolín en el tramo final del programa de anoche, En la tuya o en la mía (La 1), ese espacio de entrevistas donde lo campechano viene siempre cargado de taquitos y virilidad. Después de engullir mejillones, queso y albariño, Bertín retó al presidente a un partido de futbolín. Pero antes... "Quiero que te metas un lingotazo, presi", espetó el presentador al político, botella de albariño en mano, como calentamiento al gran choque. El que marcaba gol hacía una pregunta de colmillo retorcido al que lo encajaba. Esas eran las reglas. Rajoy con el Barça; Osborne con el Madrid. Goleó el presidente: 8-1. Y en una de sus ocho preguntas con mala uva, toda España contuvo el aliento:

Rajoy: Bertín, ¿estás dispuesto a representar a España en Eurovisión?

(Segundos de silencio y algún sonido de fondo, no se sabe muy bien de qué).

Minutos antes , Rajoy había alcanzado el Olimpo dialéctico de 'En la tuya o en la mía' al sentenciar, sin asomo de rubor y como sin querer, que "ser presidente de mi país es la pera"

Osborne: Iré con mi hermanito Paco Arévalo y una zambomba, que tenemos una canción.

Rajoy: ¡Pues sería un pelotazo!

Ya lo sabe, querido lector: este año no hay que esperar más para saber quién nos representará, allá por mayo, en el festival de festivales. Bertín Osborne y el humorista Arévalo son los elegidos.

Bertín Osborne ha conseguido que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición, Pedro Sánchez, pasen por su peculiar programa. Dos personas diferentes, un mismo presentador. Estos fueron los episodios más relevantes.

"Ser presidente es la pera"

El discurso predominante en el programa de Bertín Osborne es esencialmente positivo y amable. Y, cuando uno quiere ser amable con alguien a quien no conoce, los lugares comunes son una salida más que frecuente. En la entrevista con el presidente del Gobierno quizá abundaron demasiado. “Hay pocos países en el mundo como España”, afirmó Rajoy. “Es que España es un país donde hay muy buena gente”, sentenciaba a su vez Bertín. No era la primera vez que lo decía durante la entrevista, aunque la anterior había estado acompañada por un tono muy distinto: tras comprobar, acaso levemente decepcionado, que el alcalde de Cádiz (Kichi, de Podemos) había tratado a Rajoy con amabilidad, apuntaba, de forma distraída, que “hay buena gente en todos lados”.

Rajoy corta queso y Osborne cocina mejillones. El presidente no se quiso poner mandil.
Rajoy corta queso y Osborne cocina mejillones. El presidente no se quiso poner mandil.TVE

No faltaron las declaraciones de amor a España. “Ahora hay unos cocineros sensacionales”, observaba Rajoy mientras esperaba a que se abrieran los mejillones al vapor. Minutos antes, había alcanzado el Olimpo dialéctico de En la tuya o en la mía al sentenciar, sin asomo de rubor y como sin querer, que “ser presidente de mi país es la pera”. Además, ilustró a su manera eso que muchos famosos no aciertan a definir bien: la fama. "No tomo copas por ahí, porque eres un especimen, coño". Olé.

El latiguillo de Rajoy: "¿eh?"

Uno de los mayores desafíos del programa de Bertín Osborne es que, a fuerza de querer resultar amable y espontáneo, a veces genera un tipo de naturalidad algo acartonada. Así sucedió en el tono deliberadamente bienhumorado en el que transcurrió buena parte de la entrevista del candidato socialista, con carcajadas culminando frases que acaso no merecían tanta hilaridad (por ejemplo, Sánchez afirmando que "lo que más me gusta de mi mujer es que no se dedica a la política”).

Si a esta cordialidad impuesta por el formato le añadimos la escasa empatía que suele proyectar el presidente del Gobierno, la intervención de Rajoy podría haber resultado nefasta. Sin embargo, su tono no lo fue. Sonó fluido y bastante natural, tuvo ciertas ocurrencias e incluso algunos latiguillos, como concluir sus frases más incisivas con un “¿eh?” que empieza a ser ya marca de la casa. Sin duda, el presidente parecía más cómodo en casa de Bertín Osborne que en cualquier programa informativo. Incluso aunque, por momentos, llegara a creerse que aquello era de verdad un programa informativo.

Los chascarrillos entre entrevistador y Rajoy se hicieron esperar hasta el último tramo del programa, cuando Osborne trató de encender su flamante cocina de inducción. "Yo te puedo echar un discurso, pero ayudarte a encender esto no", afirmó con sensatez Rajoy

Hablemos de la camisa blanca

Pedro Sánchez se presentó a la entrevista con camisa blanca, vaqueros ajustados y una americana azul que se quitó nada más entrar en casa del presentador. Rajoy llevó exactamente lo mismo, cambiando los vaqueros por unos pantalones de vestir y añadiendo un pequeño detalle de estatus en forma de logo bordado en la camisa. Y no se la remangó. El socialista, buscando una neutralidad quizás exagerada, había prescindido de reloj y de anillos. El presidente del Gobierno sí lució un reloj deportivo y también una alianza. Y se puso la chaqueta, con un jersey de pico debajo, para jugar al futbolín; estar de pie en mangas de camisa es algo sólo apto para hombres atléticos, y en Rajoy ganó la prudencia.

Eso sí: hay que hablar de la camisa blanca. Sánchez la ha convertido en su seña de identidad, pero Rajoy no. La tez de Rajoy, más pálida que la de su oponente, toleraría mejor el contraste con una camisa azul o de un tono más oscuro. De hecho, suele llevarlas. ¿Por qué eligió la blanca, que claramente no le favorecía? Probablemente para buscar una equidistancia con Sánchez. Y para proyectar (quizás) una cierta idea de transparencia.

Lenguaje corporal

El programa está diseñado para generar una atmósfera de confianza entre los invitados. Por ello, la parte más amplia de la entrevista se realiza en el sofá, con el presentador y el invitado sentados de lado. Osborne, distendido, mantenía una pierna flexionada. Tanto Pedro Sánchez como Mariano Rajoy optaron por una posición algo más rígida, con las piernas abiertas y el torso recostado sobre el sofá.

Pedro Sánchez también pasó por el programa de Bertín Osborne. Y se agarró al ya famoso cojín amarillo.
Pedro Sánchez también pasó por el programa de Bertín Osborne. Y se agarró al ya famoso cojín amarillo.TVE

En el caso del presidente del Gobierno, lo más ilustrativo fue su modo de mover las manos. Cuando no gesticulaba, las mantuvo juntas, cruzadas o juntando las puntas de los dedos. Sólo adquirió modales de político –acentuando sus palabras con un movimiento brusco del antebrazo, o señalando hacia arriba con el dedo índice– cuando habló del desafío soberanista de Cataluña; precisamente el único punto del programa en el que se posicionó claramente sobre un tema de actualidad.

El vino, la empanada y el queso

A diferencia de lo que sucedía en la entrevista con Pedro Sánchez, los chascarrillos entre entrevistador y Rajoy se hicieron esperar hasta el último tramo del programa, cuando Osborne trató de encender su flamante cocina de inducción. “Yo te puedo echar un discurso, pero ayudarte a encender esto no”, afirmó con sensatez Rajoy. Ante los mejillones, la empanada, el queso y el albariño, Osborne le planteaba una pregunta clave: “¿Cómo es un gallego?”. “Un gallego es normalmente un tipo de fiar”, respondió rotundamente el presidente. El vino iba destensando los nervios de los dos amigos, y Rajoy, travieso, le preguntó a Bertín: "¿Te parezco tan aburrido como dicen algunos?". A lo que el cantante replicó, contundente: "¡Ni de coña! Tienes una retranca gallega...". Risotadas.

Las novias de Mariano

No hay mejor modo de humanizar a un político que hacerle hablar de su vida familiar. De Rajoy hemos sabido que conoció a su mujer "en un pub" a los 37 años, las aficiones futbolísticas de sus hijos (aunque sin mencionar la famosa colleja) y sus hábitos deportivos: corre cuarenta minutos de cinta elíptica cada mañana. “A estas alturas de la vida ya no le doy consejos a nadie salvo uno: haz un poco de deporte”, afirmaba. El presidente esquivó diplomáticamente las preguntas dirigidas a cuestiones más íntimas, como cuando Osborne quiso saber si había tenido muchas novias. La respuesta es toda una síntesis de estoicismo: “No he sido de muchas novias, he sido de lo que me dejaban, como todo el mundo”.

Con Pedro Sánchez jugó al ping-pong.
Con Pedro Sánchez jugó al ping-pong.

¿Se estaba despidiendo Rajoy?

Sin duda, uno de los aspectos más sorprendentes de esta entrevista es que, a pesar de haber sido emitida apenas veinte días antes de las elecciones, Rajoy no proporcionaba en absoluto la impresión de ser un político en campaña. Cuando habló de política, lo hizo en sentido retrospectivo, para hablar de su gestión durante estos años, recordar su esquinazo al rescate (“fue una época espantosa”) y desarrollar un discurso que sonaba más a despedida que a programa electoral. El único momento en que habló como si estuviera en el Congreso fue al abordar la cuestión de la tensión existente con el gobierno de la Generalitat de Catalunya. “He actuado con prudencia, proporcionalidad y firmeza”, insistía

Humanizado por los goles

Hay pocos objetos más genuinamente españoles que el futbolín. Si el ping pong al que jugaron Bertín y Pedro Sánchez rememoraba la legendaria diplomacia deportiva de la Guerra Fría (¿recuerdan Forrest Gump?), el futbolín evocaba el lugar predilecto de los políticos españoles para ser retratados: el bar de la esquina. Es un juego desprovisto de toda sofisticación, pero dotado de un cierto aura de autenticidad. Pedro Sánchez ganó a Bertín, y Rajoy apabulló al cantante, que, como reconocía más tarde, quizás debiera haberse puesto las gafas para jugar. Sin duda, la táctica funcionó. Fue el tramo del programa en el que pudimos ver a un Rajoy más relajado y distendido, con pequeños destellos de humor y seguro de haber ganado la batalla a la entrevista.

Osborne quiso saber si Rajoy había tenido muchas novias. La respuesta es toda una sístesis de estoicismo: "No he sido de muchas novias; he sido de lo que me dejaban, como todo el mundo"

"Obama, el chino y los demás"

Que Rajoy no hiciera campaña (o no lo aparentara) no quiere decir que no hablara de política. O de políticos. Se deshizo en halagos sobre los dirigentes socialistas: habló bien de Zapatero, de Rubalcaba y de Felipe González (“da gusto hablar con él”, dijo). Paradójicamente, fue mucho menos generoso con los miembros de su partido. “Es un personaje”, afirmaba Bertín Osborne (en sentido positivo) acerca de Esperanza Aguirre. “Sí, pero tú eres también un personaje”, replicaba Rajoy sin entrar en más valoraciones. Eludió como pudo las referencias a Aznar, aunque sí contó con detalle su encuentro con Obama en un gimnasio de Sudáfrica. Reconoció que se maneja sólo a medias con el inglés y, tal vez de forma involuntaria, resumió su política internacional hablando de “Obama, el chino y los demás”, sin más nombres propios que el del presidente estadounidense.

La imagen que proyectó se acercó mucho a la de un hombre solitario y un político acostumbrado a los desengaños. En un último arrebato de euforia (llevaba ya unos cuantos goles al futbolín), le preguntó a Bertín Osborne si aceptaría ser candidato a la alcaldía de Jerez. El cantante respondió con evasivas, y el presidente del Gobierno volvió a ser todo diplomacia. “Entiendo que puede haber una oferta”, observó no sin cierta decepción.

"¿A quién admiras como político?", pregunta Osborne. "Coño, Bertín, por qué preguntas eso", responde Rajoy.
"¿A quién admiras como político?", pregunta Osborne. "Coño, Bertín, por qué preguntas eso", responde Rajoy.TVE

"¿Hay un AVE a León?"

No es este el lugar para debatir las dotes como entrevistador de Bertín Osborne, que apenas repregunta y trata de generar ante todo un clima de confianza con el entrevistado. Incluso aunque a veces tenga que magnificar ciertas cosas. Un poquito al menos. Sucedió, por ejemplo, cuando Rajoy afirmaba haber caminado “en los sitios más inverosímiles, como Malta o Nueva York”. ¿Por qué son sitios inverosímiles? Minutos más tarde, un Bertín algo sobreactuado reaccionaba de forma apasionada ante un dato que desconocía: la existencia de un AVE que comunica Madrid con León. “¿Hay un AVE a León? Joder, joder, joder, yo voy muchísimo por ahí y no sabía que había un AVE”, exclamaba.

Otro punto polémico –aunque abierto a distintas interpretaciones– sucedió cuando Rajoy afirmó que iba a lanzar una pulla contra los periodistas, y lo hizo daba golpecitos a Bertín en el brazo, quizás olvidándose de que el jerezano es cantante, filántropo, presentador y empresario, pero no periodista. Aunque tenga un programa en televisión. O aunque conduzca la entrevista más extensa que se le ha hecho a Rajoy en cuatro años de mandato. Sin embargo, la euforia llegaría al final del espacio, cuando Osborne elogió a Rajoy afirmando que “Tienes una retranca gallega que la gente no la conoce”. “Eres un fenómeno”, concluía. Ante eso no hay réplica posible.

Segundos después, siguió la emisión con un programa sobre piojos..

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Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM

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