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Cuidado con el trepa y ojo con ese vago

Hay compañeros de oficina que tienden a significarse más que a trabajar y de los que hay que alejarse. Cómo reconocerlos

La redacción del periódico gratuito británico Evening Standard, preparando su edición vespertina del 21 de septiembre 1971
La redacción del periódico gratuito británico Evening Standard, preparando su edición vespertina del 21 de septiembre 1971

Los compañeros de trabajo, al igual que la familia, no se pueden escoger, en la gran mayoría de los casos. Si la química no brota con ellos es inevitable que surjan quebraderos de cabeza diarios. Pero si además pertenecen a los denominados perfiles tóxicos, aquellos que generan mal ambiente en el trabajo, lo mejor es estar preparados para que la relación no provoque problemas más serios.

Según la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo, el estrés laboral es el segundo problema de salud relacionado con el trabajo más frecuente en Europa. Las causas más habituales son: precariedad laboral, largas jornadas laborales o excesiva carga de trabajo y sentirse intimidado o acosado en el trabajo.

La Organización Mundial de la Salud considera que una mala organización del trabajo, es decir, el modo en que se definen los puestos y sistemas de trabajo, y la manera en que se gestionan, puede provocar estrés laboral.

¿Qué hacer ante un compañero de trabajo tóxico? “En general, son buenas estrategias escuchar, comprender y respetar a los demás, sin que sus emociones nos contagien y no comportarnos de igual manera. Hay que poner limites y defender de manera asertiva nuestras opiniones y derechos”, explica Elisa Sánchez, psicóloga, coach, y coordinadora del grupo de trabajo de psicología y salud laboral del Colegio de Psicólogos de Madrid. Y añade un aspecto clave a tener en cuenta: “Normalmente, este tipo de personas busca a quién hacer objetivo de sus problemas por lo que es fundamental no entrar en su juego”.

¿Cuáles son los pasos a seguir en esa estrategia? El primero es identificar quiénes son. El segundo, intentar saber la razón de su actitud. Y el tercero establecer la forma más saludable de interactuar con ellos. Elisa Sánchez ofrece estas pautas para cada caso.

El negativo

Son aquellos que solo ven los inconvenientes de todo. Una nueva tarea u oportunidad siempre es algo malo.

Son así porque… Inseguridad, ansiedad y medio.

Con ellos... Lo mejor es dirigir la conversación hacia sus potencialidades y recordarles otras ocasiones en las que consiguieron el objetivo gracias a sus cualidades.

El quejica

Similar al perfil anterior pero, además de ver lo negativo, lo comunica constantemente. Y no solo sobre temas laborales, también sobre el tráfico, el tiempo, la política, su familia…

Son así porque… Son como los negativos.

Con ellos... Lo mejor es no prestarles demasiada atención. No incitarles a que nos sigan contando cosas negativas. Si se quieren desahogar y no pueden hacerlo con uno al final se irán.

El envidioso

Aquel que ve como una ofensa los logros de los demás.

Son así porque… Por inseguridad en sí mismos. Tienen la necesidad de ser siempre el centro de atención y buscan la aprobación constante de los demás.

-Con ellos... Lo mejor es no reaccionar a sus ataques. No entrar en quién trabaja mejor o más rápido. Hay que recordar que esa no es nuestra guerra sino la suya. Pero tampoco hay que dejar que menosprecien, sobre todo públicamente. En ese caso lo mejor es reaccionar tranquilamente, pero con seguridad y firmeza, defendiendo la postura de uno.

El vago

Según la encuesta Adecco sobre Presentismo Laboral, una de cada dos empresas reconoce tener hasta un 10% de trabajadores presentistas. Las prácticas habituales de este perfil son: incorporarse con retraso y/o finalizar la jornada antes de tiempo, el uso de Internet para temas personales, ausencias por tabaquismo y empleo extra de tiempo en descansos o almuerzos.

Son así porque… Las causas pueden ser diversas, pero no se suelen comprometer con la empresa porque están quemadas o desencantados.

Con ellos... Como compañeros se puede hacer poco, pero el jefe debería tomar las riendas de la situación y resolverla para que no sobrecargue a los demás.

El egoísta

El que se comunica de forma autoritaria y no respeta a los demás.

Son así porque... solo piensan en ellos y en sus beneficios.

Con ellos... Como compañeros también es difícil resolver esta situación. Lo más importante es poner límites y no dejarse invadir por ellos. Si no quieren llegar a un acuerdo sobre, por ejemplo, cómo repartir las vacaciones o poner música, se hará al 50%. Lo mejor es ser asertivos en las peticiones. Es decir, no ceder pero al mismo tiempo no escalar en la agresividad que ellos han empezado.

El trepa

No hacen su trabajo y gustan de dejar en evidencia a los otros delante del jefe para colgarse ellos las medallas.

Son así porque… Son una mezcla entre los egoístas y los envidiosos.

Con ellos... Se les suele calar rápidamente, pero si son muy sutiles es importante defenderse con asertividad: hacer valer nuestros derechos respetando al otro.

El perfeccionista

No toleran la incertidumbre y necesitan tener todo bajo control. Suelen ser exigentes consigo mismos y con los demás, enfadándose cuando no se alcanza su elevado listón de calidad o cantidad.

Son así porque... No busca la excelencia sino la exigencia. Suelen sufrir mucho por este nivel de exigencia, con altos niveles de estrés e ira.

Con ellos Una buena estrategia es mostrar empatía, comprensión pero evitando que nos afecten sus enfados y reproches.

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