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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Un Cervantes muy vivo

José Ángel Valente ya lo anunció en uno de sus Poemas a Lázaro: “Un gallo rompe a ciegas el escuadrón compacto de las sombras”. Quien guste de leer los libros de Juan Goytisolo no solo habrá podido bucear en la riqueza de un lenguaje que va más allá del preciosismo de la palabra y de un experimentado dominio de la lengua, sino que, además, habrá avivado una inquieta conciencia y una tremenda curiosidad sobre el origen, ser y existir de los españoles, tal y como reza el título de una las obras de su maestro señero, Américo Castro. Goytisolo reinventa la literatura española a partir de Señas de identidad, a la vez que reinterpreta la historia española como un crisol a lo largo de los tiempos donde se funde un sano mestizaje y contaminación cultural. Si hay un placer mayor que el de leer sus libros, sin duda ese es el de releerlos una y otra vez, descubriendo a cada nueva lectura una enjundia intelectual que bien quisieran para sí muchos de los autores actuales que lucen portada en los escaparates de las librerías. El Arcipreste y la trotaconventos, Francisco Delicado y su lozana, Juan de la Cruz en su huida, Mateo Alemán y su Guzmán, el Estebanillo González, Blanco White desde su exilio, Azaña con su lucernario, Cernuda en su soledad última, Valente con su Fulgor… todos ellos estarán de fiesta hoy, oficiados por Miguel de Cervantes, solazándose en el peculiar infierno de los heterodoxos de cuyo olvido nos alivió Juan Goytisolo.— Chema Álvarez.

 

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