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El diseñador de los diseñadores

Daniel Arsham, creador de los probadores de Dior o Louis Vuitton, expone esta semana en la Art Basel de Miami, la feria de arte contemporáneo más importante

Toni García
Daniel Arsham.
Daniel Arsham.

Hay pocos hombres que hayan explorado las fronteras del arte con la misma intensidad que Daniel Arsham (1980, Cleveland, Ohio) y –por qué no decirlo- con el mismo éxito. En 2006 unió su talento al del legendario coreógrafo Merce Cunningham para diseñar la iluminación, el vestuario y los decorados de uno de sus espectáculos. Unos años después había colaborado con cantantes como Usher o Pharrell Williams, mitos del mundo de la moda como Hedi Slimane (diseñando los probadores de algunas de las tiendas de Dior) o colosos como Louis Vuitton, además de exponer en algunos de los mejores museos de Estados Unidos, explotando su particular visión de la arqueología, basada en dotar a sus obras de un aspecto como si hubieran permanecido enterradas en cenizas durante siglos y fueran descubiertas por un explorador: “Me he concedido a mí mismo el título de ‘arqueólogo jefe’ porque siempre me costó encontrar una definición mejor’, cuenta Arsham a EL PAÍS desde Nueva York.

El artista está en Miami, donde presenta este martes su último trabajo Welcome to the future en el marco de la Art Basel, la feria de arte contemporáneo más importante del mundo, celebrada durante la primera semana de diciembre. Una inauguración en la que estará arropado, entre otros, por Pharrell Williams y el actor James Fraco. “Hemos cavado una trinchera en la galería [Locust projects] y la he llenado de miles de objetos calcificados: de Nintendos, a CD's, pasando por Blackberrys, proyectores, viejas cintas de VHS… me gustaba la idea de desenterrar un milenio, como si este ya hubiera pasado. ¿Pompeya? Por supuesto, es una referencia ineludible, pero no quiero que parezcan un conjunto de figuras individuales sino algo que se mueve bajo nuestros pies, un recordatorio de lo que alguna vez fuimos”, cuenta. Arsham menciona a menudo la influencia de su infancia y concretamente su experiencia con el huracán Andrew (uno de los más destructivos de la historia de Estados Unidos), que sobrevivió encerrado en un armario: “Recuerdo la destrucción que presencié después del paso del huracán, los cristales de las ventanas hechos pedazos y el metal retorcido como no se puede imaginar”, cuenta el de Ohio.

Ha colaborado en proyectos junto a Pharrell Williams, Usher o James Franco

“Creo que mi trabajo intenta que los materiales realicen funciones que no se supone que pueden realizar, haciendo que funcionen de una forma distinta, inesperada” dice Arsham, que reconoce no tener visiones distintas para disciplinas distintas. “Cuando trabajé con Merce Cunningham jamás había hecho nada relacionado con la danza así que traté de acercarme a ese mundo con mi propia filosofía. Es lo que intento hacer con todas mis colaboraciones, dejar mi propia huella tratando de averiguar las necesidades de las personas con las que colaboro”.

Arsham no expone en Miami desde 2010 y después de exponer en la ciudad piensa hacer lo propio en Nueva York, donde (“aunque parezca mentira”) nunca ha expuesto en solitario. Lo cierto es que este arquitecto que coquetea con la escultura, el dibujo, la pintura o el cine, se fogueó como artista en las calles de la citada Miami y cuando solo contaba con 18 años ya formaba parte de uno de los colectivos de artistas más influyentes de la ciudad: “Debió ser sobre 1998, tres amigos alquilaron un espacio y empezamos a hacer cosas allí. Lo llamamos simplemente The House y hacíamos exposiciones allí sin preocuparnos por si eran comerciales o no. La perspectiva del público, acostumbrado a ir a galerías de arte, también cambió porque de repente ya no estaban en un cubo blanco, estéril, sino en una casa, en un ambiente poco habitual y supongo que eso sí fue un cambio importante”, confiesa.

El artista también es célebre por trabajar (junto a su equipo) vistiendo batas blancas, como si se tratara de un científico en un laboratorio, pero niega que el vestuario sea frivolidad o pura fachada: “Creo que el vestuario nos define, bueno, estoy convencido de ello. Cuando me pongo la bata no me siento como cuando voy por la calle y creo que ese estado de ánimo me ayuda a meterme en mi papel, por así decirlo. Pero no es algo ligero sino una manera de decir ‘este soy yo ahora mismo y así es cómo me siento".

El último proyecto de Arsham, y puede que el más ambicioso, se centra en un ámbito que hasta ahora solo había tocado de refilón: el cine. “He escrito nueve cortos y de momento estamos rodando los primeros en mi estudio, con James Franco. Es una disciplina a la que nunca me había acercado y la verdad es que descubro cosas nuevas cada día. ¿El argumento? Bueno, estas nueve historias hablan sobre el último intento de la humanidad de salvarse a sí mismos del apocalípsis y todas juntas forman una historia única” dice Arsham, que aclara que espera estrenar la obra completa en Tribeca (el festival fundado por Robert De Niro en Nueva York) en la primavera de 2016.

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