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Cómo somos cuando creemos que nadie nos está mirando

Christian Rudder fundó la web de ligues OKCupid hace 10 años. Hoy, los datos de usuarios que ha reunido dibujan el alma humana

Tom C. Avendaño

"Si usas Internet, serás objeto de los cientos de experimentos que cualquier web esté llevando a cabo en ese momento en cualquiera de sus páginas. Así es cómo funcionan". Eso lo escribió Christian Rudder, el presidente de OKCupid, el pasado julio, en unas de las publicaciones más polémicas de su blog. Como lectura ligera, la publicación, titulada ¡Experimentamos con seres humanos!, tal vez se pasaba de agresiva, pero como resumen del peculiar trabajo de este empresario y cantante indie era de lo más precisa.

Rudder ha convertido la web de citas que fundó hace diez años en una de las más importantes de la Red y ha aprovechado el éxito de público para convertirse en uno de los más curiosos investigadores del comportamiento humano: su sitio es, por naturaleza, un contenedor de información íntima que millones de usuarios vuelcan en sus perfiles, mensajes y visitas a otros perfiles. Toda una mina de datos, como la que también tiene Mark Zuckerberg en Facebook o Google en Gmail, que permite cifrar los recovecos más ignotos del alma humana.

En Estados Unidos, cuando uno busca en Google '¿Es mi marido...' la palabra más común que completa esa pregunta es 'gay'. Algún día Google tendrá hasta la respuesta

Todo es susceptible de contar algo sobre la vida de los usuarios; solo es cuestión de preguntarse qué se quiere saber, y ellos, sin darse cuenta, responderán. Por ejemplo: el 15 de enero de 2013, OKCupid retiró las fotos de los perfiles de todos sus usuarios. Las siete horas que duró el experimento cambiaron todas las bases de funcionamento de OKCupid. Los usuarios contestaban un 44% más de mensajes. Las conversaciones fueron más profundas. Se intercambiaron formas de contacto personal mucho más rápidamente. Cuando las fotos volvieron a la página, 2.200 personas seguían enfrascadas en conversaciones que habían iniciado durante el apagón. Aparecieron las imágenes e, inmediatamente, todos dejaron de hablarse. A Rudder, como a todos los gigantes que se dedican a la minería de datos, esto le resulta fascinante. Solo que, a diferencia de los otros gigantes, en vez de disimularlo, él ha escrito un libro sobre ello. Se llama Dataclysm, aspira a revelar cómo actuamos cuando creemos que nadie mira y a ser una apología del uso de datos sacados de Internet sin advertir a los usuarios. También es una perfecta prueba de los usos prácticos que puede tener esta inquietante práctica. O, como él mismo la llama, "una oportunidad sociológica irresistible".

Al ligar, ¿quién debería dar el primer paso; el hombre o la mujer?

La mujer debería, pero es el hombre el que termina haciéndolo. Si es una mujer la que inicia la conversación en mi web, que es algo que rara vez ocurre, es una sorpresa tan agradable que esa conversación suele terminar en cita. Pero los hombres son quienes las inician con el doble de frecuencia.

¿Qué otras grandes lecciones le han enseñado estos diez años estudiando a los usuarios de OKCupid?

Si observas al ser humano en grandes grupos, solo ves  fracasos: guerras, pobreza, hambruna… Pero si observas a cada ser humano de forma individual ves nobleza y heroismo

La forma en que percibimos a la gente y la agrupamos en un conjunto de prejuicios afecta las decisiones que tomamos con respecto a los demás. Una simple conversación puede estar llena de pequeñas decisiones. Eso puede bastar para cambiarte la vida. Ahora estoy casado, pero cuando estaba soltero no me daba cuenta de que lo hacía. Hablaba con gente, le preguntaba por según qué cosas y cambiaba de tema, sin ser consciente de que cada una de esas acciones se convierte en una decisión que tiene repercusiones. Ahora, mi vida es diseccionar cómo y por qué se toman esas pequeñas decisiones y luego estudiar el modo en que progresan.

Y esa disección, ¿qué le revela de las grandes dudas sobre lo que es importante en la pareja? Por ejemplo, ¿la ideología política es determinante?

No. Hemos descubierto que la clave con la política es cuánto te importe, no lo que creas. Un hombre de izquierdas y una mujer de derechas tienen más posibilidades de acabar juntos porque tienen más posibilidades de entablar una conversación.

¿Y la religión? O los equipos deportivos, que es lo mismo.

Nunca nadie ha dicho que Internet no fuera un experimento. Pero no somos ratas. Las ratas mueren al final de los experimentos

Solo un 12% de nuestros usuarios cree que el deporte es tan importante como para afectar una posible relación. En cuanto a la religión, creo que tenemos entre un 35% y un 50% de usuarios ateos; el resto son cristianos o judíos, y generalmente, bastante liberales.

 Le iba a preguntar por la música pero ahora ya no sé qué es importante.

Lo importante es que los dos miembros de la pareja tengan sincronizados sus hábitos y sus objetivos. Hábitos como beber, fumar, tomar drogas… Y objetivos como buscar a alguien con quien casarse y tener hijos. Esos son los cimientos de las relaciones; las cosas por las que me preguntas son solo relleno.

En su libro, Dataclysm, habla de su experiencia estudiando el manojo de cifras que los usuarios de Internet vamos dejando por ahí. ¿Cuál es su conclusión favorita?

Hay un capítulo en el que estudio cómo se escribe en Twitter y resulta que no se hace tan mal como puediera parecer. El promedio de palabras cortas [en inglés, las fáciles de aprender y que apelan a un nivel cultural inferior] es idéntico al de otros medios. La densidad léxica es, en realidad, más alta que en periódicos o correos electrónicos. Conociendo el límite de 140 caracteres, me esperaba otra cosa. Pero se ve que precisamente eso obliga a la gente a ser más creativa.

También hay un capítulo dedicado a búsquedas de Google.

En Estados Unidos, cuando uno busca Mi marido es… la palabra más común que completa esa frase es gay. Diez veces más común que deprimido. Algún día Google tendrá hasta la respuesta a esa pregunta.

Se diría que Internet es un laboratorio y nosotros somos ratas.

Nunca nadie ha dicho que Internet no fuera un experimento. Cuando lo lanzó el Ejército, nadie sabía cómo iba a evolucionar, como tampoco se sabía cómo iban a evolucionar los rifles o los tanques. Su desarrollo se está improvisando. Pero no creo que seamos ratas. Las ratas mueren al final de los experimentos. En cambio, esto que hacemos mejora el trabajo que científicos y sociólogos llevan años haciendo, pues ahora los datos son más robustos y contrastables. Piensa en esas mujeres que se están preguntando si su marido es gay en lugares donde la homosexualidad está menos aceptada. Ahora tenemos respuestas para ellas.

¿No le da miedo, con tanto dato, terminar convertido en un cínico?

La respuesta corta es que eso es inevitable. Es imposible que no sea más cínico cada día que pasa. Es lo que sucede cada vez que observas grandes grupos de humanos: la perspectiva es desagradable. Empiezas a ver grandes fracasos colectivos. Guerras. Pobreza. Hambruna… Pero si observas a cada ser humano de forma individual, todo cambia. Lo aceptas por cómo es. Habrá flaquezas, sí, pero también nobleza y heroicidad cotidiana. Y tu forma de ver la humanidad cambia.

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Sobre la firma

Tom C. Avendaño
Subdirector de la revista ICON. Publica en EL PAÍS desde 2010, cuando escribió, además de en el diario, en EL PAÍS SEMANAL o El Viajero, antes de formar parte del equipo fundador de ICON. Trabajó tres años en la redacción de EL PAÍS Brasil y, al volver a España, se incorporó a la sección de Cultura como responsable del área de Televisión.

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