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EL DEDO EN EL OJO: CARMEN ROCHE

“A veces no me aguanto ni yo”

Una conversación con la bailarina, coreógrafa y profesora de danza, que confiesa que pondría a Moragas a bailar 'break dance' y a María Teresa Fernández de la Vega, bailes de salón

Ilustración de Carmen Roche.
Ilustración de Carmen Roche.TOMÁS ONDARRA

Pregunta. Nacho Duato, María Jiménez, Goyo Montero... Mucho alumno aventajado, pero no suelen quedarse aquí. ¿Les espanta?

Respuesta. Es que no hay trabajo para los bailarines. Y yo soy la que les empujo a irse.

P. ¿De quién es la culpa?¿De Zapatero, como casi todo?

R. Yo creo que los Gobiernos españoles no se han dado cuenta de que, si tuvieran interés en la danza, nosotros estaríamos a la cabeza de la danza en el mundo.

P. ¿Pero cree que tenemos el patio para mucha pirueta y mucha punta?

R. Pues, hombre, si tuviéramos más punta y menos robo a lo mejor nos iría mejor.

P. ¿Más bailarines y menos banqueros?

R. La verdad es que es un buen lema, sí.

P. Hija de Antonio (El Bailarín), compañera de Béjart, madre de Tamara Rojo y de María Jiménez…

R. Bueno, yo fui alumna de Antonio y bailarina de su compañía. Y madre de Tamara Rojo, no, ¿eh? Pero sí madre de Goyo Montero, por ejemplo.

P. ¿La aureola a usted le venía de fábrica?

R. Siempre he tenido gente con talento, la verdad. Yo soy una mujer muy afortunada. Y tengo un ángel.

P. ¿Dónde se lo ve?

R. Porque siempre he salido de las adversidades. No me provoca miedo la vida. Siempre digo: ya se arreglará.

P. Entonces le resbala lo que digan Bruselas, el Ecofin, el FMI, el BCE...

R. Se va a arreglar todo. Estoy segurísima.

P. Compró la academia de Antonio y ha puesto su despacho en lo que era su camerino. ¿No se le aparece?

R. No. Yo sé que Antonio está encantado. Pero eso lo supe el primer día que abrimos el estudio, después de que me costó la vida ponerlo de pie, porque estuve dos años de obras. Y cuando di la primera clase y escuché el piano me entró mucha emoción. Sabía que él estaba feliz de que en su casa se escuchara otra vez la música.

P. Pero lo que se dice verle por las paredes, al margen de sus fotos…

R. Ojalá. Ojalá se me apareciera y me transmitiera su maravillosa energía todos los días.

P. Y tampoco verá a quienes se asomaban al balconcillo de este teatro a ver los ensayos: Ava Gardner, Errol Flynn.

R. No. La verdad es que no. Pero hay una energía bárbara aquí.

P. ¿Hoy hay un Antonio?

R. Sí, tiene que haber. Lo que pasa es que la vida no es lo mismo. Ahora es una época de directores, más que de actores. Y ahora el marketing es tan importante como ser brillante.

P. ¿A qué políticos ve haciendo break dance?

A corta distancia

Su academia, Scaena, está en lo que fue el sancta sanctórum de Antonio, en Madrid. Roche, cálida y cordial, lo mismo enseña el centro que presenta a su hijo Víctor Ullate Roche, que lleva los musicales, o coge en brazos a su nieto, del que cuenta que se canta a sí mismo para dormirse. Familia de artistas desde la cuna, le digo, imaginando las autonanas del bebé. En septiembre dirigirá El sueño de una noche de verano. Le gusta decir que no para un momento.

R. Pues conozco a muchos políticos a los que les gusta mucho la danza, como al actual ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert. Haciendo break dance me imagino, por ejemplo, al mano derecha de Rajoy, ese chico moreno muy guapo, Moragas.

P. ¿Y cramping?

R. A Obama. Y de España... Es que son un poco serios nuestros políticos. A la exministra Pajín. Y bailes de salón y marchosa, Fernández de la Vega. Esa seguro que tiene la gracia por arrobas.

P. Vayamos al neoclásico.

R. Más moderno, no tan clásico… Zapatero. Que a mí me cae muy bien y me parece una persona maravillosa.

P. ¿Y clásico, cisne de estricta observancia?

R. Pues clásico, pero no bailando, el catalán, ese que es tan atractivo y elegante: Artur Mas.

P. Usted revisitó La Cenicienta. No me dirá que limpiaban las hermanastras mientras ella se abanicaba.

R. Claro que sí. Cuando la increpaban. Y además, ella se guaseaba un poco.

P. ¿Le han probado alguna vez un zapatito?

R. Sí. Lo había perdido precisamente en La Cenicienta. Yo he sido Cenicienta y he sido de todo. He comido pienso de todos los pesebres.

P. ¿Hace mucho que no pierde ninguno?

R. Los tengo bien apretaditos.

P. Siendo de Zaragoza, tendrá todo el día cuerpo de jota.

R. Cuerpo de jota, sí. Tengo mucha, muchísima energía. Sobre todo, las mañanas son terribles. Hay veces que no me aguanto ni yo. Para mí, parar es como morir.

P. ¿Ante qué modelo de maña me encuentro: Agustina de Aragón, Virgen del Pilar o Luisa Fernanda Rudi?

R. No, Luisa Fernanda Rudi, no. Yo creo que de Agustina de Aragón. Ante la adversidad, aquí estoy yo.

P. ¿Cuando dice que Nacho Duato es una gloria nacional y el mejor coreógrafo español, lo dice porque ha estudiado con usted?

R. No, porque lo es. Es el coreógrafo más reconocido en el mundo entero. Una gloria nacional, ¿cómo que no? Un chico con un talentazo extraordinario.

P. ¿Clásico, flamenco, contemporáneo? ¿De qué pie prefiere cojear?

R. A mí me apasiona todo. Ver un Lago de los cisnes… Pero bien bailado, porque si no, me pongo nerviosa. No esos que nos traen aquí, que cogen a cuatro rusos por la calle. Me encanta el clásico, el neoclásico me apasiona y la vanguardia me puede enloquecer.

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