"Presentí que algo malo ocurría y avisé al patrón y a los demás de que el barco se hundiría"
Mamadou Lene, el único superviviente del naufragio de un pesquero en Carboneras (Almería), vio cómo el mar se tragaba a uno de sus compañeros, de 78 años de edad
Había poca distancia a la costa, apenas 300 metros, pero la fuerte lluvia hizo que el mar se tragase ayer a tres marineros que faenaban frente a la localidad almeriense de Carboneras. El único superviviente del naufragio, Mamadou Lene, supo advertir la tragedia a tiempo para arrojarse al agua.
Volvían de faenar de la zona de de San José, en Níjar. Cuando el pequeño barco estaba frente a la playa conocida como Los Muertos, su motor se paró. En ese momento caía una fuerte granizada, y Lene, de 34 años de edad y una larga experiencia como pescador en su país natal, Senegal, pudo advertir algo.
"Presentí que algo malo ocurría y avisé al patrón y a los demás de que el barco se hundiría", ha contado hoy Lene, un día después de la tragedia. Este pescador sabe que como mejor se nada es sin ropa, y mientras trataba inútilmente de convencer a los otros tres tripulantes de que abandonasen el barco, se desnudó y cortó las cuerdas de la dos boyas que llevaba el barco.
Un pescador de 78 años
"Una se la ofrecí a Lorenzo", dice el senegalés, refiriéndose a uno de los pescadores del barco que fallecieron, y que a sus 78 años de edad estaba a bordo trabajando. "Después me tiré al agua". El agua seguía cayendo, e inundando la cubierta, mientras Antonio Cayuela -el patrón- y su hijo intentaban arreglar sin conseguirlo el motor del barco.
La lluvia y el viento hicieron el resto con la débil embarcación. En medio de la noche, el mar la volcó y arrastró a los dos ocupantes, mientras Lene y el anciano Lorenzo intentaban sobrevivir aferrados a las boyas. Sólo Lene lo consiguió. "Lorenzo se lanzó conmigo al agua agarrado de una boya pero se soltó, yo tuve suerte y llegué hasta la orilla y cuando miré su cuerpo, ya estaba flotando".
La corriente y el viento arrastraron al senegalés hasta la playa, desde donde tuvo aún que andar para pedir ayuda. "Tenía mucho frío y miedo, y fui hasta la carretera que va desde Aguamarga a Carboneras y allí avisé a un conductor que llamó a la ambulancia y a la Guardia Civil".
Sin apenas secuelas físicas, excepto la hipotermia de la que tuvo que ser atendido en el centro de salud del municipio, Lene se siente ahora afortunado, y "muy emocionado", cuando recuerda a sus compañeros fallecidos, con los que faenaba desde hace un año, y a los que hoy ha despedido en su funeral.
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