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Los colegios de educación segregada vuelven a incumplir la ley en Navarra

Los centros Miravalles-El Redín e Irabia-Izaga mantienen a los menores segregados por sexo también en Secundaria, pese a haberse comprometido a mezclarlos para obtener fondos públicos

Amaia Otazu
Educación Opus Dei
Colegio de fomento Miravalles, adscrito al Opus Dei, en Cizur, una población muy cercana a Pamplona.Daniel Ochoa de Olza (Daniel Ochoa de Olza)

Esta semana ha comenzado en Navarra el nuevo curso escolar y se ha vuelto a repetir la misma situación que en los dos últimos años: los colegios de Fomento Miravalles-El Redín e Irabia-Izaga mantienen a su alumnado separado por sexos, a pesar de que se comprometieron a mezclarlos para cumplir con la Lomloe y seguir recibiendo fondos públicos. En esta ocasión, han incumplido el compromiso adquirido para la renovación del concierto educativo de Secundaria, que afecta a los menores de entre 12 y 16 años. En el primer día de clase en El Redín, donde solo estudian varones, no se han visto chicas, y en Miravalles, donde se da la situación contraria, no hay chicos de esta franja de edad. El consejero de Educación del Gobierno de Navarra, Carlos Gimeno, se ha mostrado prudente hasta no contar con el informe del Servicio de Inspección Educativa que constate de manera oficial el incumplimiento del concierto. El consejero ha insistido en que el Ejecutivo ha sido “inflexible” a la hora de hacer cumplir la Lomloe y que lo seguirá siendo.

A las puertas de los colegios, los estudiantes entrevistados tienen claro su parecer: hay que mantenerse así, separados. Los motivos son variopintos. “Habría más distracciones por el tema de gustarse y tal. Me ha dicho mi madre eso y yo creo que sí”, dice uno de ellos. La biología es otro argumento esgrimido: “Yo creo que los colegios diferenciados están muy bien porque las chicas maduran antes, les crece el cerebro antes y unos ejercicios que a las chicas les puede parecer muy sencillos, a los chicos les costaría más. Tienen distintos ritmos de trabajo”. Para otros, el escenario es casi apocalíptico: “Sería todo un desastre porque estaríamos todos mezclados”.

Opiniones aparte, la ley estatal determina que, si un centro segrega por sexo, perderá la financiación pública. El Tribunal Constitucional ya ha avalado el encaje de la Ley Orgánica de Educación en la Ley Fundamental. Es más, el pasado 6 junio, el Tribunal Constitucional declaró “notoriamente infundada” la cuestión de inconstitucionalidad planteada por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra tras conocer la decisión del gobierno de María Chivite de dejar de financiar la etapa de Bachillerato en estos centros. A pesar de esta resolución, siguen recibiendo financiación pública para todas las etapas educativas que imparten: Primaria, Secundaria y Bachillerato —en Infantil las aulas ya eran mixtas—. La cuestión es compleja.

Tan solo dos semanas después del respaldo del Constitucional a la decisión de Navarra, el TSJN determinó que, pese a que estos centros habían incumplido el concierto de Bachillerato, renovado en 2021, el departamento debía seguir cubriendo este coste de manera “cautelar” hasta decidir si la supresión de la segregación en estos dos cursos debe hacerse o no de manera escalonada. El tribunal obliga a Educación a subvencionar el coste de los dos cursos de la etapa postobligatoria, pero, al mismo tiempo, impone un aval a los colegios para hacer frente a ese gasto en el caso de que respalden la decisión de Educación una vez comenzado el curso. El Gobierno de Navarra ha recurrido esta resolución.

Chicas y chicos en Primaria

La de Bachillerato es una situación distinta a la vivida con la etapa de Primaria. En 2020, estos centros se comprometieron a mezclar a su alumnado al renovar el concierto de Primaria. Al comienzo del siguiente curso, el Servicio de Inspección Educativa constató que tan solo había aulas mixtas en el primero de los seis cursos de Primaria. En este caso, y amparándose en una normativa foral, el Ejecutivo decidió que la extinción del concierto se realizara de manera paulatina, de manera que cada año se mezclara un curso más. En estos momentos, de hecho, chicas y chicos comparten clase en primero, segundo y tercero.

Educación lo permitió por la imposibilidad de recolocar en otros centros a todos los menores cuyas familias no pudieran o quisieran hacer frente a las nuevas cuotas y para permitir que el alumnado que comenzó sus estudios en estos centros con unas condiciones determinadas (matrícula gratuita y separación por sexos) pudiera terminar la etapa de la misma manera. En estos momentos, el departamento debe analizar los informes de Inspección antes de determinar si ha habido un incumplimiento del concierto en la etapa de Secundaria. A partir de ahí, se abriría un procedimiento administrativo para examinar las opciones y no se puede descartar que vaya a optarse por una fórmula similar a la de Primaria —extinción escalonada— porque la ESO sigue siendo una etapa educativa obligatoria.

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