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“Se han normalizado las violencias en las relaciones de noviazgo y los adolescentes no son conscientes de ellas”

La profesora de la Universidad de Almería Encarna Soriano dirige una investigación que trata de dar herramientas a los docentes ante este tipo de situaciones

universisdad de Almería
Encarna Soriano, profesora de la Universidad de Almería, en la Facultad de Educación.FRANCISCO BONILLA
J. A. Aunión

¿Hasta qué punto está presente la violencia en las relaciones de parejas adolescentes? ¿Qué factores, qué condicionantes marcan estas conductas? ¿Cómo puede la escuela en general y los profesores en particular aportar su granito de arena para prevenir y atajar estas dañinas conductas? A todas estas preguntas —y algunas más—trata de responder desde 2019 el proyecto de investigación sobre la Violencia en la pareja adolescente desde una perspectiva transcultural que, liderado por la Universidad de Almería, cuenta con la participación de las universidades de Murcia y Castilla-La Mancha y la colaboración de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, las universidades de Carolina del Norte y Georgia (EE UU) y Algarve (Portugal). Encarna Soriano (Almería, 64 años) es la investigadora principal de unos trabajos en los que han observado, por ejemplo, que un 75,8% de adolescentes entre 13 y 19 años dice ser víctima de algún tipo de violencia psicológica; el 56,2% de ciberviolencia, el 20,9% de violencia física y 10,4% de violencia sexual perpetrada por la pareja.

Pregunta. ¿Hasta qué punto está presente la violencia en las relaciones de parejas adolescentes?

Respuesta. Las violencias en general están presentes en las relaciones del noviazgo, el problema es que se han normalizado este tipo de conductas y los adolescentes no son conscientes de ellas.

P. ¿Cuáles deberían preocuparnos más?

R. Todas las violencias deben preocuparnos. Pero me sorprende que, a pesar de las campañas de sensibilización, de trabajar la igualdad y la convivencia en los centros educativos, aún tengamos un 25% de los adolescentes a los que hemos encuestado diciéndonos que no les importaría, por ejemplo, que su pareja les diera un tortazo si se lo mereciera. ¡Fíjate qué expresión! Este ítem en concreto forma parte de nuestros cuestionarios desde hace 18 años y nos muestra que los adolescentes todavía siguen justificando este acto violento. En esta última investigación, además, hemos analizado la percepción de esta conducta según el género, y los que están más de acuerdo con ella son los adolescentes hombres, en un 45,4%, aunque el 8% de las mujeres también están de acuerdo. Sin embargo, ninguno de los adolescentes que se identifican con el género fluido, que solo eran 12, y los que se identifican con mujer transgénero (dos) estaban de acuerdo. En cambio, de los que se identificaban como hombre transgénero, que eran 10, la mitad de ellos sí lo estaban. Necesitamos retomar este tema de la justificación de las conductas violentas por parte de los adolescentes. En todo caso, insisto en que, cuando se habla de violencias, deben preocuparnos todas y luchar por el respeto (auténtico) y el diálogo entre las personas y entre los miembros de la pareja (adolescente, joven o adulta).

P. ¿Qué influye más en la manera en la que los adolescentes perciben las relaciones de pareja: el género, la cultura, los valores, la religión, la orientación sexual…?

R. Nuestros estudios nos informan de que la cultura, el género y los valores relacionados con la cultura sí tienen influencia. También es cierto que en una investigación que nos publicaron a principios de 2022, la religión no era un predictor ni positivo ni negativo de la violencia en la pareja.

P. ¿Existe algún perfil de adolescente más proclive a esta violencia?

R. No hemos analizado perfiles, pero sí variables predictivas en relación a la perpetración de la ciberviolencia. En los dos grupos culturales estudiados, adolescentes de origen marroquí y autóctonos españoles, la predicción principal de perpetración de la ciberviolencia a su pareja es consecuencia de haberla recibido. A este predictor único para los chicos marroquíes, en el caso de los españoles, se les une el de haber sufrido algún tipo de violencia sexual y no ser monitoreados por los padres. En el caso de las chicas, las de origen marroquí, lo que les conduce a perpetrar ciberviolencia es ser víctimas de la misma y no tener monitoreo de los padres. Sin embargo, a mayor victimización emocional o física, menos perpetración de la ciberviolencia por parte de ellas. Para las chicas autóctonas españolas, los predictores son el recibir ciberviolencia, no estar monitoreadas por los padres y haber sufrido violencia física.

La profesora Soriano, en la Facultad de Educación de la Universidad de Almería.
La profesora Soriano, en la Facultad de Educación de la Universidad de Almería.FRANCISCO BONILLA

P. ¿Cómo pueden afectar estas violencias a quienes las sufren?

R. Según diferentes estudios, pueden influir bajando su rendimiento escolar, provocando estrés, depresión, un manejo agresivo de conflictos, desajuste psicosocial, problemas de humor, menor satisfacción con la vida e ideación suicida. Cuando el profesorado o la familia ven un cambio de humor, bajada repentina de las calificaciones, depresión o menos satisfacción con su vida, deben sospechar que algo está pasando, no necesariamente violencia en la pareja, pero sí son señales de alarma a las que hay que hacer caso.

P. ¿Es el espacio educativo el lugar más adecuado para identificar estas situaciones e intervenir?

R. El espacio educativo es un lugar adecuado para hacerlo, pero no es el único; no se puede dejar toda la responsabilidad al sistema escolar. La actuación de la familia es importantísima y también de la comunidad. Por ejemplo, el aprendizaje del buen uso de las redes sociales, que tanto utilizan nuestros jóvenes, es muy importante. Todo el espacio físico (offline) y virtual (online) que rodea al adolescente debe ser cuidadoso y educativo. Es cierto que el joven pasa mucho tiempo en redes sociales, que sigue a los influencer y las modas conductuales que ve, que en muchas ocasiones no son las más deseables. La educación (no solo de la escuela, sino de la familia y entorno) es fundamental para potenciar un uso seguro. También sería deseable —y este es un gran reto para la sociedad— que nuestros políticos y nuestros medios de comunicación generasen espacios seguros y educativos para niños, adolescentes y jóvenes.

P. Se trata de asuntos muy personales, ¿cómo pueden intervenir los profesores de forma adecuada?

R. Siempre que sean detectadas, actúan de forma adecuada antes estas situaciones, pues los centros disponen de protocolos para hacerlo. Tenemos muy buenos profesionales y es justo reconocerlo. Lo que ocurre es que cada vez se le exige más al profesorado en todo y ellos son conscientes de que, aparte de aplicar el protocolo establecido, necesitan más formación para enfrentarse a estas situaciones desde su trabajo diario en el aula.

P. Uno de los objetivos de su proyecto es elaborar una guía educativa para analizar, prevenir e intervenir en violencia en la pareja adolescente. ¿Qué quieren aportar con ella?

R. Ya hay estudios y programas que pueden ayudarles. Pero pensamos que, hasta ahora, no han contemplado la diversidad cultural que hay en las aulas, los patrones de género y la diversidad de relaciones de pareja que se pueden establecer. Queremos que esta diversidad cultural que se ha visto en nuestra investigación se refleje en los materiales que hemos elaborado para el profesorado y para todos los educadores que trabajan con jóvenes adolescentes de diferentes referentes culturales. Ya hemos publicado un libro en la editorial Narcea que se titula Violencia en las relaciones de noviazgo adolescente. Estrategias para el cambio. Ahora, en la página web del proyecto, se está terminando de construir un MOOC [un curso abierto online] para el profesorado que esté interesado en el tema. Pero creemos que es necesario continuar la investigación y por eso hemos presentado un nuevo proyecto I+D, continuación del anterior, en la última convocatoria de Proyectos de Generación de Conocimiento al Ministerio de Ciencia e Innovación.

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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