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La Universidad Autónoma de Barcelona permitirá a los estudiantes elegir entre evaluación continua o única

La medida, que se pondrá en marcha en 2023, busca que los alumnos que lo necesitan puedan compaginar sus estudios con un trabajo

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Estudiantes en el campus de la Universidad Autónoma de Barcelona, en una imagen de archivo.CRISTÓBAL CASTRO (EL PAÍS)

A partir del curso 2023-24, los alumnos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) podrán elegir entre someterse a evaluación continua o jugarse la nota en un examen o en uno o varios trabajos finales. El Consejo de Gobierno del campus aprobó el pasado miércoles la medida, que surge de la reivindicación de los estudiantes, y que busca evitar que los alumnos con cargas familiares o laborales se vean obligados a abandonar los estudios por no poder seguir el ritmo de las evaluaciones. “No podemos perder por el camino a estudiantes que no pueden seguir sus estudios porque no pueden compaginar la vida universitaria y la personal o laboral”, justifica Anabel Galán, vicerrectora de Alumnado de la UAB. Se suma así a una iniciativa que ofrecen, con distintas concreciones, apenas un puñado de campus públicos desde hace algunos años, como la Universidad de Barcelona, la Politécnica de Madrid, Zaragoza, País Vasco y Extremadura.

En el caso de la Autónoma de Barcelona, la vicerrectora abunda que se trata de una petición que los alumnos reclaman desde hace años a raíz de la implantación hace ya una década del Espacio Europeo de Enseñanza Superior, también conocido como Plan Bolonia, que implementó una evaluación más continuada, lo que comportaba casi una dedicación exclusiva. “Pero tenemos alumnos con discapacidad, o con cargas familiares que necesitan más tiempo para prepararse. Y también alumnos que tienen que trabajar para pagarse los estudios. Los estudiantes no están pidiendo no ir a clase, lo que quieren son las mismas oportunidades”, incide Galán.

Los estudiantes también se felicitan por haber logrado una “demanda histórica”. “Es una medida necesaria si queremos que sea realmente un modelo de ayuda real para los estudiantes de la clase trabajadora, porque beneficiará a todos aquellos que no pueden seguir el alto ritmo académico que implica la evaluación continua, ya sea por temas laborales, porque deben estar al cuidado de otras personas o por otras situaciones personales”, destaca Marta Daviu, expresidenta del Consejo del Alumnado de la UAB y portavoz del sindicato estudiantil SEPC.

La elección de evaluación no se aplicará de forma universal. Aunque el campus se compromete a que todas las titulaciones ofrezcan esta posibilidad, no será así en cuanto a las asignaturas. Así, las facultades publicarán con antelación el listado de las materias que permitirán la elección de evaluación, dependiendo de los contenidos y metodologías. Un grupo de trabajo formado por decanos, profesores y alumnos analizará durante el próximo curso las asignaturas y elegirá aquellas que ofrecerán ambas opciones.

Durante este tiempo se establecerá qué tipo de evaluación única se hará, según el tipo de asignatura. La vicerrectora explica que puede haber casos donde se pida un proyecto de final de curso, pero también otros casos en que el alumno deba realizar “un examen, tres trabajos y una exposición. En todo caso no se trata de pasar un examen final y ya está. La diferencia es que deberá presentar todas las actividades el día de la evaluación”.

Los alumnos que quieran optar por la evaluación única deberán solicitarlo presentar una solicitud motivada dentro de los plazos fijados cada curso y especificar las asignaturas afectadas. Excepcionalmente, la petición se puede realizar fuera de plazo en casos de una situación laboral o de salud sobrevenidas debidamente justificadas.

Según la UAB, solicitar la evaluación única supone la renuncia a la evaluación continuada. Entonces, en una fecha concreta, el alumno deberá entregar las “evidencias evaluadoras para acreditar y garantizar la consecución de los objetivos y las competencias establecidos en la asignatura, con el mismo nivel de exigencia que la evaluación continua”, concreta el campus.

Actualmente, la Universidad de Barcelona (el mayor campus presencial catalán) ya ofrece a los estudiantes la posibilidad de acogerse a la evaluación única desde 2009 de forma generalizada, a excepción de materias con un perfil más práctico. Y en la Universidad de Lleida cuentan con una opción similar. En este campus, en algunas asignaturas se puede optar a un examen o trabajo final, cuya nota pesará un 85% en la final. Eso sí, según el tipo de materia, se pide como requisito “la asistencia a determinadas actividades presenciales, como prácticas, seminarios o salidas de campo”, explica Paquita Santiveri, vicerrectora de Ordenación académica.

En el lado opuesto está la Pompeu Fabra, que descarta esta opción. “La evaluación única no tiene sentido en nuestra universidad porque presupone un tipo de docencia, de trabajo en el aula y de papel del estudiante diferente. Nuestro modelo de evaluación no tiene solo la función de que los alumnos obtengan una nota, sino que también tiene una función formativa. El diseño de las asignaturas incorpora la evaluación continuada como parte del proceso formativo del estudiante”, remachan desde la universidad.

En la Universidad de Granada tienen un sistema diferente, la evaluación es “preferentemente continua”, siguiendo las guías docentes, pero se contempla un examen final para estudiantes que no pisen mucho el aula por motivos laborales, estado de salud, discapacidad o por programas de movilidad.

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