Royal: la casa de los artistas emergentes que pone en contacto a creadores y marcas
La empresa de ‘marketing’, con productora y sello musical propios, factura cuatro millones de euros
En 2018 Guillermo Martínez y Vicente Silvestre decidieron apalancar sus dos ordenadores y, sin capital, poner en marcha una productora audiovisual para proveer de contenidos a los departamentos de marketing de las empresas y a las agencias de publicidad. La llamaron Royal. Buscaban crear industria artística poniendo en contacto a creadores poco conocidos y marcas. La compañía captó a Loewe como cliente y esto le sirvió de efecto llamada para atraer a Meliá, L’Oréal, Estée Lauder... y especializarse en el sector del lujo. En esa primera fase, cuenta Silvestre, director de Servicio al Cliente, les costaba que las agencias de publicidad encargasen trabajos a una productora pequeña que se había especializado en “rodar bonito”. Aunque se percataron de la importancia que se otorgaba a su estética.
“Aguantamos así durante dos años. Vendíamos actitud, pasión y humo”, reconoce Guillermo Martínez, director general, que asegura que pasaron de facturar 200.000 euros en 2018 a 1,6 millones en 2019. Y, entonces, llegó la covid, que les obligó a reestructurarse y a pedir financiación al Banco Santander, al que luego se uniría un pool bancario que les proporcionó tres millones de euros para crecer.
“Teníamos una productora que se apoyaba en el talento y que iba bien, pero necesitábamos alargar la vida del cliente”, explica Silvestre. Para ello dieron entrada en el capital el año pasado a María Domeq, la tercera socia. Con ella, que había estado al frente del departamento de Marketing de Loewe Perfumes durante una década, ampliaron sus servicios, introduciendo la consultoría estratégica para las marcas. Porque los tres socios están de acuerdo en que el talento, es decir, los artistas, son más importantes que las ideas y estas más relevantes que su ejecución. “Si un cliente sueña con algo, le proporcionamos a los artistas para poder llevarlo a cabo con los medios adecuados”, dice Domeq, directora de Desarrollo de la compañía.
Hoy Royal se define como “la casa del audiovisual y el arte, un santuario donde los artistas encuentran sus voces. Y las ideas se hacen posibles”. La empresa ha trabajado con creadores como los fotógrafos Bobby Doherty, Kito Muñoz, Jonathan Vicent Baron o Inés Ybarra; los directores de cine Santiago Zannou o Albert Moya; el realizador Nysu, la diseñadora Alicia Padrón o la escenógrafa Andrea Gandarillas. No actúan como representantes de estos creadores ni como directores creativos, aclara Domeq. Su objetivo es crear industria artística, repiten los socios. De hecho, han lanzado una plataforma de desarrollo de proyectos musicales denominada FAM que dirige Pablo Barrionuevo, con la que pretenden ser el trampolín para dar a conocer talentos emergentes que quieren hacer cosas diferentes, señala Martínez. Se han estrenado con los videoclips del himno de los Unionistas y de la canción Tu otra bonita.
Aprender a decir “no”
Con menos de seis años de vida y 20 empleados, Royal facturó 4,6 millones de euros en 2023 y su ebitda fue del 6%. Sin embargo, este año se romperá la racha de crecimiento de los últimos: el volumen de negocio será de cuatro millones “porque hemos aprendido a decir que no”, admite Silvestre. “Antes queríamos ir muy rápido, pero ahora queremos posicionar bien la marca y tener menos clientes pero mejores. Enfocarnos en grandes proyectos”, explica el director general.
Uno de estos proyectos es el que están desarrollando para la marca de LVMH Make Up For Ever, que supone abrir la puerta al mercado francés. También trabajan para firmas de coches, como Seat o Cupra; de bebidas, como Vega Sicilia o Damm; o de moda, como Zalando. Royal ha puesto en marcha un plan estratégico a tres años con el que aspira a llegar a 2026 con una facturación de seis millones de euros e internacionalizarse.
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