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Fainé quiere deshacer el nudo gordiano de Naturgy

CriteriaCaixa busca en el dinero de Abu Dabi una salida para desbloquear la situación en el capital de la gasista. Al tratarse de una empresa estratégica, cualquier solución pasa por La Moncloa

Sede de Naturgy en Madrid
Sede de Naturgy en la avenida de América, Madrid.Eduardo Parra (Europa Press/Getty Images)

El ruido de fondo, dicen los expertos, es una de las cosas más difíciles de medir. Incluso cuando es masivo y molesto. En Naturgy, principal gasista española y tercera eléctrica del país, el ruido de los últimos años ha acabado en estallido. Su principal accionista, CriteriaCaixa (26,7%), negocia con la Abu Dhabi National Energy Company (Taqa), la entrada en la compañía. La empresa de emiratos mantiene conversaciones con los accionistas de Naturgy —CriteriaCaixa y los fondos CVC (20,7%) y GIP (20,6%)— según ha confirmado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Si las negociaciones cuajan, Taqa debería lanzar una opa por la totalidad del capital de Naturgy, una compañía estratégica para España que el Gobierno controla de cerca y en la que CriteriaCaixa, el holding empresarial que pilota Isidro Fainé, ha decidido reacomodar las piezas del tablero.

Naturgy tiene cuatro grandes partícipes, uno con vocación industrial —CriteriaCaixa (26,7%)— y tres grandes fondos —CVC (20,7%), GIP (20,6%) e IFM (15%)—. Cada uno con sus intereses, su estrategia y su calendario. Dos de los grandes, CVC y GIP, llevan tiempo buscando la puerta de salida; el otro grande, IFM, que llegó cabalgando a golpe de opa hace tres años, quiere mandar más, duplicar su peso en el consejo -de uno a dos sillones- y limitar el margen de maniobra del presidente ejecutivo Francisco Reynés, nombrado en 2018. Un enredo que dificulta la gobernanza y que ha obligado a CriteriaCaixa, el holding de participadas del grupo La Caixa, a ejercer de hermano mayor.

El movimiento es una prueba más de que Reynés cuenta con todo el apoyo del primer accionista, que cuando ha sido necesario —y últimamente lo ha sido— ha publicado comunicados explícitos en su respaldo, algo poco habitual. Lo fue en julio de 2023 y en abril de este año-. Todo para hacer frente a un problema de gobierno corporativo en el que se acumula el ruido. No falta ningún elemento. El gigante financiero estadounidense BlackRock, con participaciones en Repsol, Enagás, Redeia, Santander, BBVA, Sabadell y ACS ha comprado GIP por 11.400 millones en una operación con cierre a final de año y cuyas consecuencias para Naturgy, según admiten fuentes conocedoras de la situación, están por determinar.

Está en cuestión el frágil pacto de equilibrio de poder entre accionistas que se pactó hace dos años. La australiana IFM entró en la compañía mediante una convulsa opa parcial, condicionada por el Gobierno, que no cubrió todos los objetivos. Se quedó en el 10,8% del capital y provocó un choque frontal con CriteriaCaixa. La entidad elevó su participación para dificultar la compra de acciones por parte de IFM. Pese a todo, Naturgy reorganizó su consejo de administración a principios de 2022 para dar entrada a IFM con un consejero y para dar un asiento extra a Criteria para contar con tres representantes. CVC y GIP cuentan con dos consejeros cada una, y además hay tres consejeros independientes y un consejero ejecutivo (el presidente del grupo, Francisco Reynés).

Empresa estratégica

Las antenas del Gobierno están desplegadas y enfocadas hacia Naturgy desde hace tiempo. Naturgy es una empresa estratégica para el país. Suministra una tercera parte del gas natural que se consume en España, controla el 49% del gasoducto (Medgaz) con Argelia —accionista con un 4,1% a través de Sonatrach— y está permanentemente bajo la lupa. El Gobierno sabe -como lo saben gestores y accionistas- que desde el punto de vista de gobierno corporativo está pendiente la resolución de un problema empresarial. El Ejecutivo recela de los fondos y se opone a la fórmula base de los manuales de negocio para extraer el máximo valor de una compañía: dividirla y venderla por partes. En Naturgy , el plan de división -cuestionado públicamente por la vicepresidenta Teresa Ribera- se llama Plan Géminis. Fue aprobado hace más de dos años en consejo y junta, pero está paralizado. Por la situación de los mercados y por la oposición del Gobierno. Géminis contemplaba la división del grupo en dos compañías: una con los activos regulados de gas y electricidad (infraestructuras de red) en España y el resto de países donde la compañía está presente y la otra, con los negocios liberalizados (generación, tanto convencional, como renovable, y comercialización y servicios energéticos). La posición de la compañía es pragmática: Géminis es un proyecto que tiene todo el sentido estratégico, pero no se dan las condiciones para que se pueda ejecutar.

Con los mercados en vilo por la situación internacional y los precios de la energía inestables, los analistas se preguntan si los gestores de Naturgy, con Reynés a la cabeza, podrán cumplir los planes previstos, centrados en la transición energética y las renovables o han pecado de optimismo. El análisis de Bankinter, firmado por Arantzatzu Bueno, coloca ahí la mirada. Bueno observa “un entorno menos favorable de lo anticipado en el Plan de los precios de gas y electricidad”, lo que lleva a “estimaciones más conservadoras”. El análisis precisa que el precio del gas es de 23 euros/MGW contra 55 euros y 47 euros en el plan de Naturgy para 2024 y 2025 respectivamente. El consumo de gas natural en España tampoco tira. Se redujo un 11% en 2023, cuando alcanzó los 323.753 gigavatios hora (GWh), según los datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores).

Por supuesto, las dudas cotizan en Bolsa. Con los mejores resultados de la historia en 2023 -1.986 millones de beneficio neto, un 20% más que en el ejercicio anterior- Naturgy perdía en el año -hasta la publicación de las conversaciones con Taqa- un 25% y un 17% en los últimos cinco ejercicios. La compañía reconoce, además, que la cotización de la compañía ha sido lastrada en los primeros meses del año por la exclusión de los índices MSCI. Es un punto serio. Los índices MSCI los elabora MSCI (antes Morgan Stanley Capital International) y están compuestos por una serie de valores de referencia que, en conjunto, reflejan la evolución de los mercados más importantes del mundo. La opa de IFM y la estructura accionarial ha dejado el capital flotante, el negociable en el mercado, en apenas un 13%, lo que ha provocado la salida de los índices MSCI. Muchos inversores cuyas operaciones están indexadas a estos índices han vendido.

Pese al ruido, la empresa y sus gestores esgrimen los números como material aislante. Naturgy registró en 2023 el mejor año de su historia pese a la disminución de los precios de la energía y la alta volatilidad del mercado, con un aumento significativo en su resultado bruto de explotación (ebitda) que llegó a 5.475 millones de euros (un 11% más). Todo basado en la mejora de márgenes en electricidad y gas, las revisiones de tarifas en redes en Latinoamérica y la nueva capacidad en renovables. Naturgy, precisa la compañía, mantiene la apuesta por las renovables con 6,5 GW en operación a cierre de 2023 (+18%). “De cara a 2024 y 2025″ señala el analista de Renta 4 Ángel Pérez, “esperan la entrada en funcionamiento de 1,2 GW y 2,3 GW de capacidad adicional respectivamente” En general, son buenos números que han permitido a la compañía, entre otras cosas, hacer frente a inversiones -3.000 millones- y al dividendo -1.634 millones- sin despeinarse.

Pero las empresas no viven del pasado. Y este año se presenta difícil. Naturgy no cuantifica por el momento sus objetivos de resultados para el año 2024 por la extrema volatilidad de los mercados energéticos y también por la inesperada climatología. El análisis de Bueno (Bankinter) recoge cómo el consenso de los análisis adelanta una posible caída del resultado bruto de ebitda de hasta el 11%, lo que lo situaría en 4.888 millones. En todo caso, el movimiento de CriteriaCaixa deja fuera de sitio, desactualizadas, alguna de las vías de presión interna utilizadas por los fondos, como la elección de un consejero delegado para “acompañar” a Reynés —no está sobre la mesa en estos momentos aseguran las fuentes consultadas— o la revisión del salario del primer ejecutivo —5,86 millones en 2022 y 5,47 millones en 2023—. La junta celebrada en abril aprobó los sueldos de los directivos de la compañía, con el 76% de votos a favor. Continuará.

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