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Rovi se cuela en el pelotón farmacéutico

La empresa controlada por la familia López-Belmonte se revaloriza un 225% en el último lustro y gana 118 millones hasta septiembre

Rovi
La compañía Rovi cuenta con medicamentos prometedores en desarrollo.oceanica

Pilotos, ciclistas y marineros conocen la importancia del viento a favor. Ahorra tiempo y dinero. La farmacéutica Rovi lo sabe. La compañía que controla y dirige la tercera generación de la familia López-Belmonte fue el valor que más subió en Bolsa el pasado año, un 65%; por encima de pesos pesados como Inditex o ACS. El viento de cola sorprendió a la propia empresa, que mejoró previsiones a lo largo del año y se ha convertido en el referente del pelotón de farmacéuticas cotizadas junto a Grifols —ahora en dificultades—, Almirall, Faes Farma, Reig Jofre y PharmaMar. Laboratorios Farmacéuticos Rovi, creada en 1951 de la alianza entre los López-Belmonte y el empresario catalán Robert Vidal, cuenta, como los griegos, cuatro vientos favorables: un acuerdo de fabricación de vacunas con el gigante de biotecnología Moderna (EE UU) que llega hasta 2032; tecnología propia; medicamentos prometedores en desarrollo y una gestión afinada. Álvaro Arístegui (Renta 4) apunta en este sentido cómo en pocos años “Rovi ha pasado de valer 200 millones a valer 3.000 millones”.

En los últimos cinco años, la farmacéutica acumula una subida en Bolsa del 225%. En ese periodo, la empresa, que cuenta con filiales en Portugal, Alemania, el Reino Unido, Italia, Francia y Polonia, ha conocido el cielo y el infierno. La pandemia de la covid llevó al acuerdo de fabricación masiva de vacunas con Moderna y el control del virus al recorte de expectativas y a un desplome en Bolsa —año 2022, apenas uno después de incorporarse al Ibex 35— del 51%. Todo aderezado con el encarecimiento del dinero y los problemas de suministro.

“El negocio de fabricación para terceros es el de más margen, más que la venta de medicamentos de terceros. Sobre todo en productos de valor añadido como son los inyectables. Al caer ese negocio perjudicaba las ventas”, explica Arístegui. Pero 2023 fue mejor de lo esperado. “Se han vendido más vacunas y han tenido bastantes más ingresos extraordinarios por lo que llaman transferencia de tecnología”, añade el analista, “porque Moderna les ha pedido que dupliquen capacidad para trabajar para ellos y eso les ha reportado ingresos que no esperaban”. La propia compañía destaca que colabora con Moderna de principio a fin en la cadena de suministro, “desde el principio activo en la planta de Granada hasta el llenado y acabado en las plantas de Madrid”. Además, “las instalaciones de Rovi en Madrid han sido inspeccionadas y aprobadas por la FDA en 2023, lo que le permite apoyar la campaña de vacunación en EE UU”. Buen viento.

“La potencia que tiene Rovi”, asegura Álvaro Blasco (ATL Capital), “es que puede dar servicio a cualquier laboratorio que se lo solicite. Está, además, poco endeudada y bien gestionada”. El pasado septiembre tenía una deuda neta de 5,8 millones de euros. Por supuesto, como en todo negocio, hay sombras. Bankinter, en sus análisis sobre la compañía, apuntaba dos principales: “El riesgo de agotamiento de la temática covid-19 y la competencia de biosimilares”. Rovi cuenta con una cartera diversificada de más de 40 productos comercializados, en la que destaca su medicamento de referencia, Bemiparina, un anticoagulante, que está presente en más de 60 países. Pero aún tiene que saltar algunos escollos. Arístegui menciona dos: el retraso en la comercialización de un fármaco muy prometedor en cáncer de mama (Letrozol) y el aumento de gastos por la salida de otro compuesto (Okedi, con risperidona como principio activo), patentado por la compañía para tratar la esquizofrenia. Los laboratorios cuentan como punto fuerte con la tecnología de la plataforma ISM, que emplea inyectables de larga duración para sustituir la incomodidad de la pastilla diaria por el tratamiento sustitutivo con un único pinchazo. Fuentes de Rovi señalan que confían en esa tecnología para que las ventas de la risperidona crezcan exponencialmente en los próximos años.

“Estamos invirtiendo en ampliar nuestra capacidad de producción no sólo para fabricar la vacuna contra la covid-19 y futuras vacunas candidatas de ARNm de Moderna, sino también para poder ofrecer capacidad a nuevos clientes”, apuntan en la compañía. Traducido a números: “Esperamos más que duplicar la capacidad de fabricación de jeringas precargadas, con respecto a 2022, alcanzando una capacidad de entre 450 y 500 millones de jeringas en 2024, y aumentar en un 50% la capacidad de fabricación de viales, hasta los 120 millones”.

Los inversores están contentos. Los principales, los López-Belmonte, que controlan el 55% de Rovi a través de la sociedad Norbel Inversiones (55,19%), también. La empresa ha ganado tanto dinero —beneficios netos de 118 millones a septiembre pasado— que da para todo; y a la vez: para invertir en I+D, para recomprar acciones, para dar dividendo —70 millones por el ejercicio 2022— y para expandirse por Europa. Rovi tiene en marcha un programa de recompra del 5% de las acciones que respalda la cotización. A cierre del año, la compañía había ejecutado el 62% del programa, con un valor máximo de 130 millones. Un síntoma de que piensan que la acción está todavía barata. El viento sigue de cola, con el añadido de la extensión, en este principio de año, de gripe y covid. Más ventas en lontananza.

Inversiones familiares

El paso lógico de los inversores que acumulan ganancias y con buenas perspectivas es diversificar intereses. Así lo están haciendo los López-Belmonte, con tres miembros de tercera generación en el consejo: Javier, Juan e Iván. Desde febrero de 2023, la empresa familiar Norbel Inversiones ha invertido en seguros (Línea Directa, 5%), en el fabricante de circuitos integrados estadounidense —tercer proveedor mundial— Photronics (5%) y en la farmacéutica Almirall (3%). Tras la operación, por valor de 57 millones, los propietarios de Rovi se sitúan como el tercer mayor accionista de la compañía catalana. El mercado cree que la inversión en Almirall, especializada en productos de salud para la piel, es una inversión financiera. “[Los López-Belmonte] conocen el sector”, asegura Arístegui, “les habrá parecido que está barata (8,70 euros por acción), en mínimos, y que tiene un futuro prometedor. No creo que tenga que ver con cualquier posible operación corporativa entre Rovi y Almirall. Para empezar porque quien invierte es la familia y no Rovi”.

La tercera generación tiene ante sí el reto de consolidar el negocio y convertirse en una de las piezas clave de la industria farmacéutica, que genera ingresos superiores a los 20.000 millones de euros en España, el noveno mercado del mundo. El desafío es grande. En España operan más de 100 fabricantes de productos farmacéuticos básicos y de 200 dedicados a la preparación de especialidades. Y muchos gigantes mundiales como Pfizer, Novartis, Lilly y Sanofi, entre otros, tienen filiales en el país. Todo es cuestión de formulación adecuada y prudencia. Porque ya lo dijo el poeta: “No siempre quien sube llega al cielo”.

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