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El oro baila al son de la geopolítica

El conflicto en Oriente Próximo saca brillo al metal precioso como activo refugio para los inversores

Lingotes de oro en la sede de la empresa Mitsubishi Materials.
Lingotes de oro en la sede de la empresa Mitsubishi Materials.REUTERS
David Fernández

Desde la antigüedad, el ser humano ha tenido fijación con el oro. Primero para elaborar joyas y otros elementos decorativos, luego vino su aplicación en ciertos usos industriales, después como reserva de valor (el famoso patrón oro) y más recientemente como un activo de inversión con el que especular. El metal precioso siempre ha funcionado como un termómetro del miedo en los mercados financieros. Y hoy más que nunca sigue desempeñando ese papel de refugio para el dinero.

Su máximo histórico (2.063 dólares por onza) lo alcanzó en agosto de 2020, cuando una negra nube pesaba sobre la economía mundial a consecuencia de la pandemia de la covid-19. Ahora, la cotización de esta materia prima ha vuelto a despuntar con fuerza. Esta vez su catalizador no es un virus mortal sino la guerra. Desde que Hamás lanzara el pasado 7 de octubre un ataque por sorpresa contra Israel, con la consiguiente respuesta hebrea, el precio del oro ha subido un 9%, cotizando actualmente en 1.991 dólares por onza. Los analistas creen que el conflicto en Oriente Próximo, con sus ondas expansivas por todo el tablero geopolítico mundial, mantendrá la cotización del metal en sus niveles actuales, pudiendo alcanzar de nuevo sus máximos históricos en caso de endurecimiento e internacionalización del conflicto palestino-israelí.

“El oro se ha visto claramente favorecido por la tensión geopolítica. La guerra entre Israel y Hamás ha llevado a muchos a buscar activos refugio, y el oro es uno de los principales candidatos”, explica en una nota reciente Nitesh Shah, responsable de materias primas en la gestora de fondos WisdomTree. Este experto cree que el caldo de cultivo actual es perfecto para que el metal amarillo siga brillando. “El riesgo es claramente alcista este año si se materializa una recesión, hay un trastorno financiero o se intensifican los problemas bélicos. El oro es un activo muy deseado en épocas de turbulencias económicas, financieras y geopolíticas y estos desencadenantes podrían impulsar aún más el interés por el metal”, argumenta Shah.

En tiempos de tormenta, el historial de rentabilidades del oro es impecable. Según datos recopilados por WisdomTree, el metal rentó un 31,5% el año después de la quiebra de Lehman Brothers que alumbró la crisis financiera mundial, frente al 4,4% del índice bursátil S&P 500; tras los atentados del 11 de septiembre de 2011, el oro subió un 17% y la renta variable cayó un 15%; mientras que en la Guerra del Yom Kippur la diferencia fue aún más grande: el oro se revalorizó un 47% mientras que las acciones del S&P 500 se derrumbaron un 42%.

Otro factor que debería jugar a favor del oro es que la racha alcista en los tipos de interés puede estar llegando a su fin. Esta misma semana, la cotización de la onza reaccionó al alza cuando se supo que los datos de consumo en Estados Unidos fueron más modestos de lo esperado, liberando con ello presión sobre la inflación. La Reserva Federal se ha visto forzada a llevar el precio del dinero a su máximo en 22 años para enfríar un IPC fuera de control desde el año pasado. La subida tan acelerada de los tipos de interés ha desempolvado el atractivo de la deuda pública estadounidense, otro activo refugio por excelencia y que compite con el oro en momentos de incertidumbre. “Los datos de consumo e inflación sugieren que el endurecimiento monetario está llegando a su fin y eso ha activado muchas órdenes de compra en el mercado para adquirir oro. En este entorno, es factible que la demanda por la materia prima continúe fuerte”, explican en una nota recogida por Bloomberg los analistas Brian Martin y Daniel Hynes, de ANZ Banking Group.

Tradicionalmente, los grandes compradores de oro han sido los bancos centrales. El Banco Popular de China, por ejemplo, ha informado que lleva 10 meses consecutivos adquiriendo oro, por un total de 217 toneladas, entre noviembre de 2022 y agosto de 2023. A las instituciones monetarias, además, se le han sumado en los últimos años los ETF o fondos cotizados, que se han popularizado como alternativa de inversión por su diversificación y bajos costes. En la actualidad, acumulan 87.000 onzas, con un valor de mercado de 171.000 millones de dólares.

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.
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