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El viraje de las empresas familiares

Segundas y terceras generaciones de las sagas, más formadas e internacionales, venden los negocios para crear sociedades patrimonialistas

Los sucesores están interesados en poner su capital en empresas jóvenes.
Los sucesores están interesados en poner su capital en empresas jóvenes.fizkes /Getty Images)
Carmen Sánchez-Silva

Los negocios cambian y las familias también. Por eso no es de extrañar que las nuevas generaciones de las empresas familiares, normalmente segundas y terceras líneas de sucesión, quieran dejar su impronta. Estas generaciones han sido formadas en las mejores universidades nacionales e internacionales, han viajado, saben idiomas, algo que no siempre sucedía con las anteriores, tal y como destaca Fernando Vázquez, socio responsable de Empresa Familiar de Deloitte. De ahí que cada vez sea más frecuente que no deseen continuar con el negocio familiar, generalmente afecto a sectores tradicionales y en retroceso, y prefieran venderlo para montar con el capital obtenido estructuras patrimonialistas, según Cristina Cruz, directora del Centro de Familias Empresarias de IE University, bien a través de una sociedad de inversión o de un family office. Es un cambio de paradigma, dice, una tendencia que también constata el consejero delegado de Alantra Investment Banking, Javier García-Palencia.

Porque, como destaca Vázquez, las nuevas generaciones tienen una menor aversión a invertir en productos financieros complejos e igualmente una menor aversión a ceder un porcentaje del capital a fondos de inversión, que son los compradores más activos de los últimos años. “Aunque vendan sus compañías, las familias siguen creando mucho valor, pero ya no lo hacen a través del negocio familiar”, indica la profesora Cruz. Y es porque la gente más joven quiere inmediatez en los resultados, reflexiona García-Palencia, así como invertir en los nuevos sectores que están surgiendo con la transformación de la economía. “No quieren hacer lo mismo que sus padres”, sostiene. Y pone el ejemplo de un grupo que se ha desprendido de la compañía papelera familiar y el descendiente treintañero ha montado una sociedad patrimonial desde la que gestiona una empresa de hostels que está teniendo mucho éxito.

La venta de empresas familiares pisa el acelerador. Tras paralizarse las operaciones como consecuencia de la subida de los tipos de interés, ahora los grupos familiares han vuelto a hacer circular los cuadernos de ventas en el mercado, según el representante de Alantra. Aunque la subida de los tipos ha relajado el interés de compra por parte de los fondos de inversión, lo cierto es que esta tendencia se ha notado más en las operaciones por encima de los 1.000 millones de euros que en las que se encuentran por debajo, que son precisamente donde se sitúan la mayoría de las empresas familiares, explica Fernando Vázquez. El experto de Deloitte prevé un acelerón de las operaciones sobre este tipo de sociedades durante la última parte del año y a lo largo de todo 2024. De hecho, García-Palencia indica que el mercado de la financiación ha comenzado a reactivarse.

Se dan el hambre y las ganas de comer: la convivencia de dos o tres generaciones en las empresas familiares españolas hace que ahora sean más frecuentes las ventas de las sociedades, dada la difícil cohesión entre ellas y la complejidad para gestionar los denominados “consorcios de primos”, aprecia Vázquez, y, por otro lado, la presencia de fondos con gran capacidad de inversión en España deriva en una gran demanda de compra de este tipo de compañías, lo que ha provocado cierta valoración al alza en el precio de las empresas, que ahora empieza a corregirse, en opinión de las fuentes consultadas.

Las principales razones para desprenderse de una empresa familiar, explica el responsable de Alantra, es que no haya descendencia, que los miembros de la saga se peleen y no logren ponerse de acuerdo sobre la gestión de la sociedad y los problemas que ha llevado la pandemia de coronavirus a las empresas, con unas familias cansadas y sin fuerza para superarlos.

Cuando se produce un evento de liquidez, como puede ser la venta de la empresa familiar o la salida a Bolsa, las familias deciden crear vehículos de inversión para invertir los fondos obtenidos. “Van vendiendo y montando sus family offices porque así cada uno tiene su propia empresa”, indica Belén Alarcón, socia directora de asesoramiento patrimonial de Abante.

Diversificación

Eso es lo que hizo la familia de Publio Cordón cuando se desprendió del grupo hospitalario Quirón, adquirido por la firma de capital riesgo CVC, y creó su family office. María Cordón, la segunda de sus cuatro hijas, considera que la tendencia de las empresas es transformarse y las empresas familiares no son una excepción. “Puedes vender tu sociedad nuclear y seguir con otras sociedades y crear más riqueza”, explica. Esta empresaria está convencida de que la diversificación es la máxima que deben seguir los grupos empresariales para evitar riesgos. En su family office invierten en Bolsa, renta fija y private equity conjuntamente y luego cada hermana ha creado sus propias sociedades: dos de ellas han optado por el ámbito sanitario y las otras dos hermanas por el sector hotelero y el inmobiliario, respectivamente.

“Siempre es más fácil invertir en empresas gestionadas por terceros o simplemente en productos financieros comercializados por entidades especializadas, que crear de cero una empresa”, aprecia el responsable de Deloitte. Para Alarcón, la ventaja de invertir en familia es que las posibilidades de inversión se multiplican y el coste de los empleados se asume entre todos.

Las nuevas generaciones familiares también están apostando por invertir en negocios jóvenes y pujantes, sostiene Cristina Cruz, en start-ups, y otra de sus características es que están más preocupadas que las anteriores por las inversiones socialmente responsables, con impacto.

Del lado de los fondos de inversión a la caza de sociedades familiares, los sectores más apetecibles para ellos son, en opinión del responsable de Alantra: agricultura (a la vista están las operaciones protagonizadas por grupo Citri&co, controlado por Miura), farma-salud y el sector hotelero, pero, eso sí, los precios de las empresas familiares tienen que ajustarse entre un 10% y 20%. Y también los de sus filiales, ya que este experto prevé que salgan muchas al mercado de grupos en dificultades.


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Sobre la firma

Carmen Sánchez-Silva
Es redactora del suplemento Negocios. Está especializada en Economía (empleo, gestión, educación, turismo, igualdad de género). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Previamente trabajó en La Gaceta de los Negocios, Cinco Días, Ranking, Mercado e Ideas y Negocios. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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