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Codere mueve ficha bajo la mirada de los acreedores

Los fondos propietarios inyectan capital, nombran a un nuevo consejero delegado y esperan remontar el negocio tras el fuerte impacto de la covid

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Local de juego de Codere en Madrid.Oscar Cañas (Europa Press/ Getty Images)

Codere, la segunda empresa privada de juego en España tras Cirsa, quebró en 2021, dejó de cotizar en Bolsa y pasó a manos de sus acreedores. Luego, resucitó. Los fondos de inversión propietarios, con Davidson Kempner, PGIM y Jupiter a la cabeza, se convirtieron en accionistas. Han inyectado en dos tandas 325 millones de euros en la nueva Codere y han contratado un nuevo consejero delegado, Gonzaga Higuero. Su misión: sacar brillo a la multinacional de las apuestas. La venta, según fuentes de la compañía, no está sobre la mesa hoy. Pero sí está en algún lugar del mueble. La división de juego online de la nueva Codere New Topco, con sede en Luxemburgo, cotiza en el Nasdaq de EE UU y su marca patrocina clubes de fútbol de renombre como el Real Madrid, Club Atlético River Plate, Club Atlético Lanús (Argentina) y Rayados de Monterrey (México). Hay escaparate.

El nuevo consejero delegado de Codere tiene tarea por delante. Debe renovar la compañía, elevar el ánimo de una tropa de 11.000 empleados repartida por España, Argentina, México, Colombia, Panamá y Uruguay; remozar puestos de venta y locales; enderezar la rentabilidad de sus puntales al otro lado del Atlántico —México y Argentina—y dar aire al negocio en España, que supone un 27% del total de las apuestas. En España —934 salones recreativos, 6.182 bares, 9.131 máquinas tragaperras— tiene que estar muy atento, además, a las posibilidades de crecimiento. Hay muchas pequeñas y medianas compañías del sector, algunas de ellas de carácter familiar, que han llegado al límite tras la pandemia y pueden integrarse en un operador mayor.

El reto es grande porque la maquinaria Codere es compleja. En números totales, son 46.409 máquinas, 143 salas de juego, 1.039 salones recreativos, 174 locales de apuestas deportivas, 8.108 bares, cuatro hipódromos y una filial online que cotiza en Estados Unidos. Un gran mecano desgastado por la caída de negocio en la pandemia. Las pérdidas llegaron a chorro: 236 millones en 2020; 215 millones en 2021, y 477 millones en 2022. Con una carga de deuda de 1.000 millones e ingresos de 1.300, la compañía se debate entre dudas y deudas. Engrasar el mecanismo es algo obligado. La propia compañía reconoce en su documentación pública que “la reducción del nivel de inversión en inmovilizado, en los últimos años ha producido un deterioro de los salones de juego, el cual puede reducir la atracción de clientes”. Un efecto que se ha visto agravado por el cierre de los salones durante los confinamientos,

Su auditor, EY, ha puesto negro sobre blanco las dudas sobre la continuidad del grupo, al menos en dos ocasiones en los últimos años. Fuentes de Codere aseguran, pese a todo, que no hay motivo para la alarma y que las salvedades expresadas por el auditor en su informe sobre la cabecera del grupo solo reflejan la foto fija de un momento ya superado. En su informe, EY expresó “la existencia de una incertidumbre material que puede generar dudas significativas sobre la capacidad del grupo para continuar como empresa en funcionamiento”. Es algo del pasado, según destacan en el grupo, porque los fondos accionistas han aprobado ya una última partida de 100 millones y han acordado también relajar el cobro de intereses, que pasan a formar parte de un instrumento híbrido entre capital y deuda. Un salvavidas para la flotabilidad.

Los tres puntos de atención inmediata van a ser México, Argentina y España, según explican fuentes de Codere. Los dos países americanos suponen más de la mitad del negocio y del resultado de explotación (ebitda) del grupo. Apuntalar la rentabilidad del negocio al otro lado del Océano es clave. Y luego está España, un mercado maduro, pero rentable. España es el origen del negocio de Codere y se ha consolidado como su mercado de referencia. La compañía presume de ser líder en apuestas deportivas presenciales y es el segundo mayor operador de máquinas en el país. Está presente en todas las comunidades autónomas, y algunas de ellas —caso de Andalucía—aún tienen un importante potencial de desarrollo porque el despliegue comenzó relativamente tarde, en torno a 2018. La actividad está asegurada. La compañía obtuvo en 2021 la prórroga de las licencias para ofrecer apuestas deportivas y otros juegos online por diez años, por lo que su vencimiento no llegará hasta 2032.

El juego es una actividad empresarial delicada. Una prueba: entre los principales objetivos del grupo Codere este año se enumeran, explícitamente, la aprobación de nuevas políticas, como un manual corporativo de prevención penal o la actualización del manual corporativo de prevención de blanqueo de capitales. Todo en un contexto político-social de recelo y con una normativa que contempla la retirada de licencias en caso de acumulación de infracciones. “Codere”, recogen sus documentos, “es plenamente consciente de la alarma social respecto de la actividad del juego que existe actualmente en algunos mercados”, aunque atribuye esa alarma a “la desinformación y la difusión de mitos no sustentados en datos, que deterioran la imagen pública del sector”.

Batalla legal

La compañía pasa página y no habla de batallas que considera superadas. Algunas todavía arrastran flecos. La más dura ha sido la planteada por los fundadores de la sociedad, José Antonio y Luis Javier Martínez Sampedro, cesados como presidente y vicepresidente de la compañía en 2018. La Corte Internacional de Arbitraje desestimó en 2022 los argumentos de la familia Sampedro para declarar su cese contrario al acuerdo de accionistas sellado en 2016, que daba el control a los acreedores pero que les mantenía en los principales puestos de dirección. El tribunal también deses­timó la demanda de la empresa contra supuestos incumplimientos del mismo acuerdo por los demandantes.

Ahora, todos los planes pasan por aprovechar el momento. En España, ese momento tiene buen color. Alejandro Landaluce, director general del Consejo Empresarial del Sector del Juego (Cejuego), la asociación que agrupa a las empresas del juego privado, explica que 2022 ya fue “un año de recuperación parcial”. “Si la actividad económica se mantiene, el sector en general se va a establecer en niveles de economía sana”. Según los datos que maneja la asociación, el pasado año, las loterías aumentaron el negocio en torno al 4% y el juego online mantuvo la progresión de crecimiento constante, con una subida de más del 10%. Los casinos están recuperando actividad, aunque no han llegado al nivel prepandemia, y los salones de juego también se han recuperado. Landaluce, no obstante, es cauteloso al comentar la posible marcha del sector. “¿Perspectivas?”, explica, “la más probable es que quién sabe”.


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