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Los mercados emergentes, en el punto de mira de los inversores

Los analistas creen que el contexto económico actual favorece a los activos de los países en desarrollo

Hong Kong China
Una pareja camina junto a la Bolsa de Valores de Hong Kong el pasado febrero.ISAAC LAWRENCE (AFP/Getty Images)

El consenso es bastante generalizado. Los mercados de valores emergentes, incluyendo en ellos a China, India, Corea, Brasil, Taiwán, República Checa, Sudáfrica, México… y excluyendo a los llamados países “frontera” (más ilíquidos y difíciles), como Bangladesh, Argentina, Oriente Medio o África en general… tienen unas perspectivas de revalorización positivas a corto, medio y largo plazo.

En su último informe al respecto, JP Morgan AM explica que, pese a los numerosos contratiempos en los mercados emergentes en los últimos años, 2023 se perfila diferente. Así deja claro que “creemos que los astros finalmente se están alineando a favor de la renta variable de los mercados emergentes”. Por razones varias: caída de la inflación mundial (que proporciona margen a los bancos centrales de estos mercados para aplicar una reducción agresiva de tipos de interés), un dólar americano que pierde máximos y una potencia como China que está reabriendo su economía. Según explican, “las valoraciones son atractivas y los beneficios de estos mercados tienen cierto potencial alcista. Tomados en su conjunto, estos factores sientan las bases para que los inversores en renta variable emergente estén ante una de las mejores oportunidades de los últimos 10 años”.

Desde J. Safra Sarasin Sustainable AM, sostienen que la renta variable china sigue siendo el mercado emergente más atractivo. A pesar de los recientes reveses sufridos por los inversores, la recuperación económica está, a su entender, en pleno auge y debería servir de apoyo una vez que el aumento de demanda se materialice en la mejora de los beneficios empresariales. En su opinión, aunque las tensiones geopolíticas siguen siendo un riesgo, “irán y vendrán sin escalar sustancialmente”.

Para los analistas del BlackRock Investment Institute (BII), “los activos emergentes llevan ventaja, por ahora. Son atractivos debido a la reactivación de la economía china, al fin de los ciclos de subidas de los tipos de interés en los mercados emergentes y a la debilidad del dólar estadounidense a medida que la Reserva Federal se acerca al final de su ciclo de subidas de tipos”.

Para Aberdeen Standard Investments, en boca de Álvaro Antón Luna, su country head para Iberia, los mercados emergentes, ”en los que no somos turistas, pues llevamos años analizando, invirtiendo y seleccionando valores en ellos”, son ahora, de nuevo, una buena opción de inversión, entre otras razones, porque ”nos acercamos al final de un ciclo de beneficios liderado por EE UU y, cuando este llegue, surgirán nuevos líderes de mercado y, entre ellos, habrá una amplia cesta de valores de renta variable de mercados emergentes”. Antón también destaca, por un lado, que los mercados emergentes son ricos en recursos: ”Lo fabrican todo”, resume. Por otro, hace hincapié en que existen en ellos multitud de empresas con balances sólidos y excelentes equipos directivos y en que “estos mercados se mantienen, en lo que a valoraciones se refiere, con un descuento extremo con respecto a otros mercados y también con respecto a su historia”.

Tan solo una muestra más de este amplio consenso, que, en general, llega desde todos las casas de análisis y gestión de carteras. En Schroders, con palabras de Leonardo Fernández, director de su canal intermediario, la realidad es que los mercados emergentes “aunque es cierto que desde el punto de vista histórico están en precio con su nivel índice, también lo es que, comparados con otros mercados desarrollados, sí que están baratos, lo mismo que sus divisas, que se han depreciado en los últimos tiempos frente al dólar americano”. Desde su punto de vista, estos mercados se beneficiarán, por un lado, del nuevo ciclo que se abre para las materias primas (ya sean cereales, petróleo, alimentos…) pues tienen una importante ventaja competitiva respecto a otros países; y, por otro, de “haber aplicado en los últimos años un control férreo respecto a sus finanzas lo que les ha permitido evitar las inflaciones disparadas y con ello tener ya la posibilidad de iniciar una política de recortes en sus tipos de interés”.

Sin duda, tanto consenso puede entenderse como una herramienta valiosa para los inversores a la hora de tomar decisiones respecto a su dinero. Sin embargo, también puede ser un arma de doble filo. Puede hacer olvidar, según explican los expertos, la necesidad de diversificación de las carteras de inversión, lo que aumenta el riesgo de pérdidas en caso de que el país, sector o valor en cuestión tenga un desempeño inferior al esperado en lo que a rentabilidad se refiere. Tanto “positivismo” respecto a los mercados emergentes, explican, puede crear una falsa sensación de seguridad y hacer que los inversores no sean conscientes de los posibles riesgos, incertidumbres y desafíos que podrían surgir en el futuro.

En este sentido, para inversores ya con una cierta experiencia en este tipo de mercados, Álvaro Antón, de Aberdeen Standard Investments, recomienda destinar en torno a un 20% de la cartera en estos activos, repartidos por mitades entre renta fija y variable. En su opinión, “se puede y se debe ser hasta conservador en estos mercados: dirigirse a fondos de inversión -nunca de forma directa en acciones de países concretos- que apuesten de forma global por los mercados emergentes, por sus distintos países y sus también diferentes tendencias”. Ser cortoplacista, invertir de forma táctica, es, según él, un error. Antón es consciente de que en estos meses se han puesto de moda países como India o incluso Vietnam en plenas revoluciones tecnológicas, bancarias, de población, aspiracionales… pero, aún con ello, cree que en estos mercados es difícil buscar la calidad individualmente.

Leonardo Fernández, de Schroders, reconoce que, entre los mercados emergentes hay una dispersión muy grande entre países, sectores y valores. Si India está algo más cara, Taiwán, China o Filipinas, están más baratas y “todo se enmarca en Asia”. Lo mismo sucede, continúa, en Europa del Este: “Mientras la República Checa ha tenido el mejor de los comportamientos estos meses y ahora está cara, no sucede lo mismo con Hungría” y, Latinoamérica, “donde está lo más barato pero con diferencias entre Chile, Brasil, México, Colombia o Perú”. En su opinión, más de lo mismo entre sectores: energía, industria, finanzas, materiales pueden estar ahora baratos; no tanto health care (cuidados/salud). De ahí que recomiende para un inversor que se acerque por primera vez a los mercados emergentes que recurra a fondos de inversión o ETFs (no acciones en directo) globales por áreas o bien a fondos de inversión a los que él denomina “la solución del dividendo”. Hace referencia a que, por ejemplo Asia, es la segunda región después de Europa que más dividendos reparte, “gracias a lo cual en la actualidad prácticamente el 70% de la rentabilidad de sus acciones ha venido por esta vía”, concluye.

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