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España: el banco de pruebas de Bayer

El grupo asegura que su apuesta por desarrollar innovación en el país es decidida, pese a que solo obtiene el 1,5% de sus ingresos mundiales de este mercado

Grupo Bayer España
Laboratorio de biología celular de Bayer en Almería.
María Fernández

El peso que tiene el negocio de Bayer en España es modesto si se compara con la dimensión de todo el grupo alemán: supone un 1,5% de los ingresos globales (697 millones sobre 44.000) y un 2,2% del empleo (2.200 personas sobre casi 100.000 en el mundo). Las inversiones, al menos el año pasado, no fueron a la zaga: los 71 millones que el grupo empleó en I+D y en ampliar sus centros nacionales son apenas un 1,3% de los 5.412 millones que la compañía dedicó a la innovación en todo el mundo. Aun así, su presidente y consejero delegado para España y Portugal, Bernardo Kanahuati, asegura que esta cifra supone un récord de inversión y que el país “debe continuar siendo una referencia para Bayer en innovación, investigación y productividad”, como uno de los cinco Estados europeos más importantes para la compañía.

¿Lo es? Bayer tiene una normativa muy clara de no comunicar resultados individualizados por naciones (y las cuentas de 2021 todavía no se han depositado en el Registro Mercantil), de modo que no se sabe qué beneficio le reporta este mercado al gigante alemán ni ningún otro detalle del balance más allá de los datos globales que ofrece Kanahuati.

El grupo tiene tres fábricas en Quart de Poblet (Valencia), La Felguera (Asturias) y Alcalá de Henares (Madrid); centros de experimentación agrícola y desarrollo de semillas de alto rendimiento en El Ejido (Almería), Cartagena (Murcia) y Brenes (Sevilla) junto a las oficinas centrales de Barcelona. “Es muy interesante cómo han evolucionado los centros. El de Alcalá de Henares se está convirtiendo en un referente mundial para Bayer en el abastecimiento de cápsulas blandas y como centro de innovación. A nivel global de la cadena de valor, la fábrica juega un papel estratégico. Lo mismo ocurre en La Felguera, que es nuestro único centro de producción de ácido acetilsalicílico a nivel mundial”. A la vez, en el total de la inversión no se contabilizan los 70 millones que la empresa empleó para inaugurar en San Sebastián una planta de terapia génica de su filial Viralgen en 2021.

Pero más allá de las fábricas, continúa el ejecutivo, España es importante por la I+D que desarrollan. “Tenemos un hub de innovación en Andalucía en producción agrícola”, destaca. Un campo de pruebas para cultivos estratégicos como el de tomate, pimiento, pepino, melón o sandía. Soluciones que pueden ayudar a salvar una cosecha. La Comunidad Valenciana, por ejemplo, adjudicó sin concurso y por la tramitación de urgencia hace un mes casi cuatro millones de euros a la empresa para que le suministrase un innovador producto sanitario con feromonas y piretrina natural contra el cotonet, un pequeño insecto que malogra los cítricos hasta el punto de impedir su comercialización.

La división de agricultura de Bayer, Crop Science, avanzó un 3,5% en ventas nacionales gracias al negocio de semillas y la evolución de los herbicidas e insecticidas. “Ha sido un año muy redondo, muy sólido”, traslada el directivo. Y recuerda el mantra que suelen repetir en Leverkusen: los humanos somos cada vez más numerosos, vivimos más años y tenemos el reto de alimentarnos de un espacio de tierra reducido. “Todos nuestros productos pueden contribuir a dar soluciones, pero no podemos hacerlo solos, por eso avanzamos en colaboración”.

En el área agrícola, de lo que sí se desmarca Kanahuati es de la polémica que arrastra Bayer desde que se hizo con el gigante Monsanto en 2018 por 55.400 millones de euros. Lo que los ambientalistas llamaron “la alianza del diablo” también está resultando ser endiabladamente negativa para la compañía, acosada por demandas en Estados Unidos y Canadá por el uso del glifosato, un herbicida no selectivo de Monsanto que se utiliza contra la maleza desde hace 40 años.

“En España no es un tema de actualidad. Sí puedo decir que hay una evidencia muy importante que confirma la seguridad de la utilización del glifosato. Lo dicen las agencias de países europeos como Alemania, Australia, Corea, Japón, e incluso EE UU. La correcta utilización del glifosato es segura y útil”. ¿Por qué, entonces, Bayer ofreció el año pasado 9.000 millones de dólares a los afectados para zanjar las demandas en EE UU? “El sistema judicial americano es complejo y hay que entenderlo. Tenemos un plan de acción muy claro para la defensa de estos litigios y estamos a la espera de la resolución del Tribunal Supremo de EE UU que marcará un punto de inflexión en este proceso”. A 31 de diciembre, las cuentas del grupo reflejaban provisiones de 7.500 millones de dólares para resolver reclamaciones actuales y futuras sobre ese tema, y según la prensa alemana, el enfado de Bayer con Monsanto está lejos de acabar, ya que muchos inversores se cuestionan hasta qué punto las acciones de la firma han sufrido pérdidas por esa cuestión.

La compañía, sin embargo, quiere llevar el foco por otros derroteros, como los métodos biotecnológicos que utilizan tanto en el área de semillas como para la producción de productos farmacéuticos. Y por la aportación a la ciencia. “En términos de salud, España es uno de los principales países en desarrollo clínico de la compañía y a la cabeza de Europa en cuanto a la participación en ensayos clave”. El área farmacéutica, que supone más de la mitad de las ventas en el país, está impulsada por las áreas cardiovasculares, oftalmológicas y de salud de la mujer. Lo que hará, según ellos, que se mantenga ese “sano crecimiento”, del 4,7% en ventas del 2021. “Estamos ligeramente por encima de las cifras de 2019, casi en un retorno a la normalidad prepandemia”.


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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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