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BONOS VERDES
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Financiación sostenible y eficaz

Un conjunto de políticas climáticas integral es esencial para dar señales a la inversión y a la financiación de proyectos verdes

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.Agencia Getty

La Unión Europea acaba de anunciar que colocará en cinco años hasta 250.000 millones de euros en bonos verdes para financiar proyectos del programa Next Generation EU con impacto medioambiental positivo. Esta cifra, cerca del 0,3% del PIB anual durante cinco años, cubriría parcialmente unas necesidades de inversión para la transición climática que los analistas de Bruegel sitúan entre el 0,5 y el 1% del PIB del área. Los fondos obtenidos se añadirían a la reciente (y pequeña pero creciente) oferta de deuda soberana sostenible, y a distintos instrumentos del sector privado. El apetito inversor es elevado a nivel global, como lo refleja que el total mundial de emisiones de activos con objetivos de sostenibilidad medioambiental y social se doblara en la primera mitad de 2021 respecto al mismo periodo de 2020, según el Instituto de Finanzas Internacionales. Sin embargo, además de preferencia inversora por la diversificación hacia activos ESG, queda camino por recorrer para que la financiación de objetivos sostenibles sea lo más eficaz posible.

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En primer lugar, la demanda de inversores financieros no se está traduciendo en un coste de capital más bajo para proyectos sostenibles. Según trabajos del FMI, hay escasa evidencia de que los emisores consigan menor coste de financiación con bonos verdes que con aquellos destinados a proyectos convencionales. Que domine el perfil de riesgo del emisor frente al del proyecto muestra que hay margen para incorporar riesgos de sostenibilidad en la asignación de precios.

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En segundo lugar, no está claro que las colocaciones de activos verdes favorezcan una menor intensidad de emisiones de CO₂. De acuerdo a trabajos del Banco Internacional de Pagos, las caídas de intensidad de emisiones de CO₂ se dan sólo en algunas empresas de algunos sectores de actividad. Pero, por otro lado, ya empieza a haber evidencia, estadísticamente significativa, de que una mayor participación en la propiedad de las empresas por parte de grandes inversores institucionales con vocación sostenible coincide con la caída de sus emisiones de CO₂.

Un conjunto de políticas climáticas integral, organizado en torno a unos precios de las emisiones de CO₂ creíbles y orientados al largo plazo, es esencial para dar señales a la inversión y a la financiación de proyectos verdes. Más que establecer cuotas u objetivos generales, cabría empezar con una definición clara, lo más permanente y global posible (común a diferentes jurisdicciones, como lo es la disponibilidad de flujos financieros) de “qué es verde”. Pero para ese primer paso tan esencial, aún hay mucho por hacer, ya que hoy ni siquiera existe una taxonomía definitiva en Europa ni un estándar global de comunicación de exposiciones a riesgos medioambientales.

J. Julián Cubero, de BBVA Research

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