España desperdicia el talento extranjero: uno de cada dos inmigrantes trabaja por debajo de su cualificación
El 54% de los trabajadores extranjeros con estudios universitarios está sobrecualificado frente al 33% de los españoles, como revela un análisis exclusivo de la mayor encuesta laboral de Europa
En España 12,5 millones de personas tienen estudios superiores
El 36% de ellos tiene un trabajo para el que está sobrecualificado, es decir, su nivel de estudios es superior al que requiere su empleo
Algunos tienen la carrera de derecho, pero trabajan de repartidores o de recepcionistas.
Otros han estudiado enfermería, pero trabajan de limpiadores o en supermercados.
Entre ellos hay universitarios extranjeros y nacidos en España
Aunque unos sufren más sobrecualificación que otros
El 33% de los universitarios nacidos en España están sobrecualificados para su posición. Son 3,6 millones de los 10,7 que tienen estudios superiores
Entre los inmigrantes, uno de cada dos tiene una titulación superior a la que exige su puesto de trabajo. Son casi un millón de los 1,8 millones de extranjeros con formación universitaria
La diferencia entre nativos e inmigrantes es de más de 20 puntos y se ha mantenido estable en la última década
Esta brecha es de las más grandes de Europa, como revela una investigación conjunta de EL PAÍS, Lighthouse Reports, Financial Times y Unbias The News.
María Eugenia González es licenciada en Contabilidad por la Universidad Nacional Autónoma de México. “Trabajé 15 años como contable y administrativa en una escuela de idiomas y llegué a ser la subdirectora. En otros centros fui profesora de inglés”, explica sobre su vida laboral en México. Su situación cambió radicalmente al cruzar el Atlántico. “Desde que estoy en España me ha ido fatal. Me ha costado mucho regularizar mi situación y no he conseguido homologar mis estudios. Casi he olvidado cómo era mi oficio”, lamenta esta mexicana de 59 años. Desde que vive en Málaga solo ha encontrado empleos relacionados con la limpieza. “Eché currículums de lo mío, pero no me llamaron. Veo fatal mi futuro laboral”.
Un millón de entrevistas recogidas en la Encuesta Europea de Población Activa revelan que el de María Eugenia no es un caso aislado. EL PAÍS, en una investigación conjunta con Lighthouse Reports, Financial Times y Unbias the News, ha tenido acceso exclusivo a los microdatos del sondeo. Estas respuestas anonimizadas revelan hasta qué punto muchos extranjeros con estudios universitarios están excluidos del mercado laboral europeo y cómo los países no aprovechan su talento, un fenómeno conocido como brainwaste (literalmente, desperdicio de cerebro en inglés).
En España el brainwaste se traduce en tres brechas clave entre inmigrantes y nativos: sobrecualificación, desempleo e ingresos.
Sobrecualificación. Quinta brecha más alta de Europa
Desempleo. Tercera brecha más alta
Ingresos. Tercera brecha más alta
La diferencia de sobrecualificación entre los nacidos aquí (33%) y los extranjeros (54%) es de 21 puntos, considerando las respuestas a la encuesta europea entre 2017 y 2022. Esto ocurre en todos los países analizados, pero los datos de España destacan: es el tercer país con más extranjeros sobrecualificados (después de Italia y Grecia) y la brecha con los locales es la quinta más alta del continente.
Los inmigrantes con estudios universitarios, más sobrecualificados
que los nativos en Europa
% de inmigrantes y
nativos universitarios sobrecualificados
en cada país
Este 54% considera trabajadores de cualquier origen, pero su procedencia también influye. Si se cuentan sólo los inmigrantes llegados desde África, Asia y América Latina, la brecha se ensancha hasta 24 puntos: el 57% están sobrecualificados, siete puntos más que los que llegan de países del norte global.
La investigación además revela que el 12,7% de los inmigrantes con estudios universitarios está desempleado (un 15,1% entre los que llegaron hace menos de diez años), frente al 7% de los españoles con el mismo nivel educativo, una distancia solo superada en Grecia y Suecia. Las brechas no acaban cuando encuentran empleo, porque los inmigrantes también ingresan menos: en una escala salarial de diez escalones (deciles), el inmigrante medio con estudios universitarios está casi un escalón y medio por detrás del español medio.
Los empleados extranjeros, independientemente de sus estudios, son cada vez más importantes para el mercado laboral español: son el 14% del total, casi el doble que hace dos décadas. A la vez, España nunca había empleado a tantas personas como ahora, 21 millones de trabajadores que aumentan el consumo y los fondos públicos y rebajan la presión en prestaciones sociales.
“Las deficiencias del mercado de trabajo español siempre se exacerban con los migrantes. Los españoles ya están más sobrecualificados que otros europeos, así que sin duda los extranjeros en España lo estarán más aún. Esto aplica al desempleo, al salario o a los sectores donde predominan (son mayoría en los más penosos)”, confirma el responsable de Migraciones de CC OO, José Antonio Moreno, al ser preguntado por los resultados de la investigación. Es un análisis parecido al de Cristina Antoñanzas, vicesecretaria general de UGT: “No dice nada bueno de nuestro mercado laboral. Es terrible que los empresarios hablen de falta de mano de obra, que insistan en mecanismos para incentivar más llegadas y a la vez ya haya tantos inmigrantes aquí que no pueden desarrollar su profesión”. Pese a las quejas empresariales y de parte del Ejecutivo, España registra una de las menores tasas de vacantes sin cubrir de Europa, según Eurostat.
Los sindicatos CC OO y UGT son los dos principales actores del diálogo social en España junto a las patronales CEOE y Cepyme. Junto al Gobierno, toman las decisiones en materia migratoria laboral. Este periódico ha pedido la participación de ambas organizaciones empresariales para analizar los datos recopilados en conjunto a Lighthouse Reports, pero han rechazado la invitación.
Fuentes del Ministerio de Migraciones reconocen que los problemas de sobrecualificación afectan en mayor medida a los inmigrantes, pero subrayan que es un “fenómeno generalizado en la Unión Europea”. Para solucionarlo el departamento de Elma Saiz apuesta por “implicar a las empresas y adoptar fórmulas para buscar y retener talento”.
El impacto de las homologaciones
Un obstáculo importante para los inmigrantes que buscan empleos cualificados en España es el reconocimiento de sus titulaciones, según todos los expertos. Sin la homologación del título, un médico no podría trabajar como tal y un profesor solo podrá hacer de cuidador de niños.
El análisis de EL PAÍS y Lighthouse revela que dos tercios (67%) de los inmigrantes que no consiguen homologar su diploma hacen trabajos para los que están sobrecualificados. Entre los que sí consiguen la homologación, un 49% acaba en un empleo por debajo de su formación. Esto quiere decir que incluso con un título tan válido como el de un trabajador español, los extranjeros encaran más dificultades.
Estos números no explican si la homologación mejora las condiciones de los inmigrantes por sí sola o si quien busca el reconocimiento de su título tiene más incentivos para trabajar de lo suyo. Para entender el impacto del plan de homologaciones que aprobó España en 2014, hemos analizado cómo han cambiado las salidas laborales de los inmigrantes con estudios universitarios después de esa fecha. Los datos de la encuesta europea no muestran grandes mejoras: de hecho, para las personas que han llegado desde fuera de Europa resulta menos probable que para los españoles trabajar en profesiones reguladas, las que requieren un diploma específico o una licencia (profesores, médicos, etc). Esta situación no ha cambiado tras la reforma de hace diez años.
A pesar de su importancia, el proceso de homologación sigue teniendo fallos. La asociación Homologación Justa Ya reúne a 3.000 profesionales extranjeros que quieren desarrollar su oficio en España: “Homologar es demasiado difícil y [el proceso] es totalmente denigrante. En España en promedio la vida de una persona se congela durante tres años por la documentación”, denuncia una de sus representantes, Rami Ahmadi.
La italovenezolana Bárbara Puglisi ayuda a muchos inmigrantes en ese proceso, a través de la ONG Ecos de Paz. Esta experta lo compara con Estados Unidos, donde se habilitan certificaciones a través de cursos de tres o cuatro meses que permiten “ejercer en lo básico de tu profesión, mientras esperas para homologar el título”. “¿Por qué tiene que esperar hasta cinco años un ingeniero en España?”, se pregunta Puglisi.
Mónica María Monguí, especialista en migraciones e investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, indica que “la migración en España es relativamente reciente en comparación con otros países europeos con distintos patrones migratorios, con lo cual el desarrollo de mecanismos para la integración de las personas migrantes altamente cualificadas es diferente y puede ser más prematuro”.
Hace más de un año que el Ministerio de Universidades puso en marcha un nuevo sistema para agilizar estas homologaciones ante el crecimiento de peticiones: en 2015 se registraron 13.522 solicitudes; hasta septiembre de 2023 se habían recibido 37.748, casi el triple. El nuevo mecanismo ha conseguido pasar de 804 resoluciones positivas entre enero y noviembre de 2022 a 2.589 entre enero y septiembre del pasado año.
El corporativismo de muchos colegios profesionales es también un aspecto importante cuando se habla de las dificultades para homologar titulaciones, según Moreno de CC OO. “Por su corporativismo, no quieren que entren en tromba muchos empleados, quieren tener la manija”. Coincide con él Rosa Aparicio, colombiana y experta en migraciones del Instituto Universitario Ortega-Marañón: “Sufrí esto de primera mano, me resultó muy difícil”.
Un mercado laboral que fomenta el problema
Hay otras fallas estructurales del mercado laboral español que enquistan este problema. Entre ellas está la tasa de paro general, la más alta de Europa (un 11,5%, frente al 6% del conjunto de la Unión Europea), lo que hace que en España haya más competencia por cada puesto de trabajo. “Esto dificulta la capacidad de las personas migrantes con alta cualificación para ubicarse en empleos acordes a su capital humano”, opina Monguí, la socióloga de la Complutense de Madrid.
“España no cuenta con una economía desarrollada y diversificada que aproveche las habilidades de trabajadores migrantes cualificados. Sectores predominantes como el turismo y la agricultura limitan las oportunidades para trabajos más cualificados”, añade Monguí. Es decir, hay menos empleos disponibles que en otros países y no abundan los que exigen estudios superiores.
La tasa de universitarios en España está entre las más altas del continente, y esto también contribuye a estrechar la puerta para trabajadores extranjeros como el argelino Anas Boukli, que estudió farmacia en su país. “Trabajo como repartidor, pero tengo experiencia en mi país como farmacéutico hospitalario. Estoy decepcionado y frustrado”, dice a sus 26 años este vecino de Granada.
Vive en la misma ciudad y tiene la misma edad que el marroquí Anas Khouader: “Vine a España por las oportunidades laborales, pero me está costando mucho. No esperaba que me pasase esto. Ahora no tengo trabajo”. Completó sus estudios de Relaciones Laborales en España, en la Universidad de Granada, pero aún así no tiene el permiso de trabajo: “Estoy haciendo un máster relacionado con mis estudios porque con la nueva normativa (la flexibilización de permisos para alumnos) después podré trabajar. He conseguido avanzar en algunas entrevistas, pero cuando ven mis problemas administrativos se echan para atrás”. Fuentes del Ministerio de Migraciones reivindican justamente esta nueva vía para estudiantes extranjeros, que ha beneficiado a 300.000 desde agosto de 2022 y les permite trabajar y estudiar en España.
Ellos acaban de llegar a España, pero los datos analizados por EL PAÍS y Lighthouse indican que el grado de sobrecualificación es muy similar entre los recién llegados y quienes llevan una década en el país.
En España, además, las empresas pequeñas son más protagonistas del tejido productivo que en el resto de Europa: “Somos un país de pymes y micropymes, lo que nos aleja de las dinámicas de las empresas grandes, de procesos de selección más profesionales”, indica la experta de UGT. Y lejos de la profesionalización cunden los prejuicios, el racismo intrínseco que siguen sufriendo los extranjeros.
“Es una discriminación, un sesgo que existe aunque las empresas digan que no”, comenta Aparicio. Como documentó en un estudio de 2023, muchas compañías “no imaginan” a extranjeros en puestos que exigen formación universitaria: en su trabajo demostró que los currículums de los hijos de extranjeros eran menos elegidos en los procesos de selección. También Monguí insiste en este aspecto: “Esta situación refuerza la etnoestratificación del mercado de trabajo, en el que la ubicación de las personas migrantes llega a depender más de su origen que desde su competencias profesionales”.
Mentir para ser elegida
Marianna Martínez borró algunos de sus méritos de su currículum. “Cuando ven que tienes un nivel alto se echan para atrás. He quitado cosas para transmitir un perfil bajo, que no piensen que tenía demasiada formación”, lamenta esta venezolana, consultora y doctora en Sociología por la Universidad de Zaragoza. Durante años intentó trabajar en el sector privado, pero pese al currículum brillante que traía de su país (“me gradué summa cum laude en la Universidad Central de Venezuela”) y su experiencia contrastada nunca lo consiguió. “Me rechazaban en todas partes, en consultoras y empresas especialistas en estudios de mercado que se dedicaban a mi sector, a la sociología aplicada. Era imposible”. Asegura que en algunas entrevistas percibió sorpresa por el hecho de tener estudios superiores siendo venezolana. “Pero cómo hiciste para llegar a la universidad, me decían”. La primera oportunidad para trabajar de lo suyo en España cristalizó en la Universidad de Zaragoza. Antes trabajó en call centers.
Casos como el de Marianna conducen a Ahmed Khalifa, presidente de la Asociación Marroquí para la Integración de los Inmigrantes, a la siguiente reflexión: “Si no eres un crack, ni te acercas. Los inmigrantes tenemos que demostrar muchísimo más que los demás, no podemos ser mediocres. Tienes que ser siempre el mejor, y lo peor es que es una situación aceptada. Hay un techo de cristal que no puedes superar, que impide la igualdad real en el acceso a todas las posibilidades de trabajo”.
A la brecha entre migrantes y nativos se añade la de género, según los datos analizados por EL PAÍS y Lighthouse: a los hombres extranjeros universitarios les afecta la sobrecualificación 17 puntos más que a los nativos, mientras que entre las mujeres esta diferencia crece hasta los 24. Esto sucede en parte porque menos mujeres universitarias españolas suelen estar más sobrecualificadas para sus trabajos.
Los extranjeros con estudios superiores también sufren más desempleo. En España esta tasa escala hasta el 12,7%, el segundo guarismo más alto registrado, solo por detrás del 18,8% griego. Entre los trabajadores nacionales este porcentaje cae al 7%, lo que dibuja una importante brecha de seis puntos. La situación es mejor para los que más tiempo llevan en España: entre los que acumulan más de una década es del 10,5%, frente al 15,1% de los que llevan menos de diez años.
Los inmigrantes con estudios universitarios sufren más desempleo que
los nativos en Europa
% de inmigrantes y
nativos universitarios desempleados en
cada país
La brecha también cristaliza en la renta: si ordenamos los ingresos de todos los universitarios de España, un inmigrante medio quedaría en el decil 5,5, muy cerca de la mediana española; mientras que un español con el mismo nivel educativo estaría en el 6,8, entre el tercio más rico del país. Es decir, en una escalera de diez peldaños, los universitarios inmigrantes se encontrarían casi un escalón y medio por detrás del nativo medio.
Un desperdicio humano y económico
La mayor exigencia en el mercado o las barreras al acceso a la profesión elegida tienen efectos directos en la economía del país. Según las estimaciones de Lighthouse y este periódico, este desperdicio de talento extranjero en España supone la pérdida de cerca de un punto del PIB (0,89%). Es una cifra estimada, que considera los ingresos que generan los nativos de diferentes edades o tipos de formación y que asume que los migrantes con esas características ganaran lo mismo.
Más palpable es el efecto negativo que genera en los trabajadores extranjeros. “El duelo migratorio es durísimo. Hay personas que han dejado su familia, su estatus, su casa, que viven en una habitación compartida, y a cambio ni siquiera les dejan ejercer su profesión. Se ven obligados a abandonar sus carreras profesionales, a trabajar en lo que surja para salir adelante”, lamenta Puglisi, acostumbrada a tratar en su ONG con trabajadores que afrontan procesos depresivos. Cree que la sobrecualificación es más común entre los inmigrantes sudamericanos, porque es más común que lleguen con un título bajo el brazo. “Cuando ven que no van a poder ejercer, muchos recurren al autoempleo. Los conocimientos no se los quita nadie, así que al menos lo intentan con algún negocio”.
El entorno de los extranjeros que no trabajan de lo suyo, su comunidad de confianza, no suele estar empleada en los sectores más avanzados. “Cuando buscas empleo, y esto también aplica a los españoles, dependes mucho de las redes que tienes, de a quien conoces. Para los extranjeros es más difícil conocer a trabajadores de sectores cualificados”, añade Aparicio. Es raro, de hecho, ver extranjeros en algunos tipos de empresas, en la televisión o en la administración pública.
Los datos analizados para esta investigación inciden en que, entre los inmigrantes sobrecualificados, al menos un 30% trabaja como camareros, camioneros o ayudantes en casas y residencias.
“A los empresarios aún les cuesta contratarnos para los mejores trabajos”, dice Fanny Lili Villanueva (29 años). Esta hondureña es maestra, pero trabaja como empleada de hogar en Madrid. “Es una salida para muchos, lo más fácil de conseguir”. Dice que una conversación recurrente con amigos y familiares compatriotas es la “pena” por no poder desarrollar su profesión: “Querría trabajar de lo mío, ojalá. Es algo de lo que hablamos mucho personas de distintas nacionalidades. Es frustrante”.
Monguí aterriza estas impresiones y números cuando habla de que se produce “una transferibilidad limitada del capital humano que las personas migrantes traen consigo desde el país de origen hacia España”. Es decir, desperdicio de talento.
Metodología y fuentes
Lighthouse Reports ha tenido acceso en exclusiva a los microdatos de la Encuesta Europea de Población Activa, publicada por Eurostat. Estos datos habitualmente solo están al alcance de investigadores y académicos. La metodología completa del proyecto está disponible en este enlace.
Todas las visualizaciones y datos mencionados en este reportaje hacen referencia a los datos agregados en el periodo 2017-2022, excepto para Reino Unido que solo aportó datos a esta encuesta hasta 2019. En los gráficos de cada indicador solo se muestran aquellos países donde las diferencias en los indicadores entre inmigrantes y nativos sean estadísticamente significativas. Además, se han excluido de estos gráficos a Luxemburgo, Chipre y Malta, por su tamaño, así como a cuatro agrupaciones de países que hemos usado en el proyecto: el Grupo de Visegrado, los países Bálticos, los países de los Balcanes, y EU-07 (Bulgaria y Rumanía).
Los datos de Alemania no están disponibles en la encuesta original.
Créditos
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