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Los problemas de vivienda también afectan a los mayores: los bajos salarios y los altos costes impiden adaptar sus casas

El 54% de las personas mayores de 55 años alegan que no reforman su hogar por problemas económicos

Un hombre mayor pasea por una calle de Aravaca (Madrid).
Un hombre mayor pasea por una calle de Aravaca (Madrid).Carlos Rosillo
Denisse López

En un país de mayores, apenas existen viviendas pensadas para ellos. Es una de las contradicciones que sufre España, pese a que distintos organismos internacionales vienen avisando hace años de que para 2050 tendrá una de las poblaciones más envejecidas del mundo. El hecho es que las casas que existen actualmente no están adaptadas a sus necesidades. ¿El motivo? La falta de dinero. El 54% de las personas mayores de 55 años asegura que los problemas económicos son la principal barrera para reformar su hogar y adecuarlo a las necesidades de la edad, según un estudio presentado este miércoles en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM).

Elementos de diseño universales como bañeras, entradas sin escalones, salas de estar en un solo nivel o pasillos y puertas con capacidad para sillas de ruedas. Muchas de estas cosas podrían ser características estándar en un domicilio, pero por lo general, surgen de renovaciones posteriores cuando aparece la necesidad y que no han sido planificadas. El informe, realizado por Sigma Dos, junto a COAM y Leroy Merlin, muestra que prácticamente el 70% de los encuestados creen que no es necesario adaptar el hogar antes de los 71 años, aunque los expertos consideran que esto debe empezar a hacerse entre los 55 y 65 años de edad.

Cuando finalmente se hace inevitable sustituir la bañera por un plato de ducha o ampliar los pasillos para moverse mejor, resulta que buena parte de las personas no disponen del dinero suficiente para costearlo, de ahí que las viviendas se queden igual. El precio de los materiales y la mano de obra, unidos a los bajos ingresos, están detrás del problema, según ha explicado el decano de los arquitectos madrileños, Sigfrido Herráez Rodríguez. “Alguien que tiene una pensión de 400 euros mensuales difícilmente se puede plantear grandes reformas. Luego está la falta de mano de obra, pues directamente es imposible encontrar quien ponga o quite ciertos materiales de construcción, y eso paraliza la obra e incrementa los costes”, ha detallado en su intervención.

La pensión contributiva mínima para los mayores de 65 años quedó fijada para este 2024 en 11.552,8 euros anuales, es decir, unos 962 euros mensuales —y en 14.466,20 en el caso de jubilados con cónyuge a cargo—. Pese a superar el ejemplo que ponía Herráez, no deja de resultar un salario ajustado para enfrentar ciertas reformas. Por ejemplo, adaptar un baño para una persona con movilidad reducida (una prioridad para más del 40% de los entrevistados) tiene un coste medio de 2.300 euros, según distintas plataformas de servicio.

Los analistas coinciden en que tanto el mercado como las autoridades están centrando todos sus esfuerzos en cubrir las necesidades de vivienda de la población más joven, a pesar de que un tercio de los habitantes de España superan los 55 años. “Legislar para acabar con el problema de acceso a la vivienda entre los más jóvenes está bien, pero las instituciones públicas deben gobernar para acabar con todas las inequidades”, ha precisado Vânia de la Fuente-Núñez, quien ha trabajado en el área de envejecimiento en la Organización Mundial de la Salud. Edificar casas que desde un inicio contemplaran el envejecimiento de la población, ha añadido, tendría un impacto transversal y evitaría el abandono innecesario de la vivienda.

Por lo pronto, la especialista pone énfasis en reproducir una de las medidas estrella de Barcelona: las viviendas con servicios para gente mayor. Son casas sociales de alquiler protegido dirigidas a personas mayores de 65 años que no tienen un hogar propio o que, aunque lo tengan, no es accesible para ellos —por ejemplo, que no tenga ascensor—. Los beneficiarios tienen el derecho a utilizar el inmueble durante toda la vida, pagando un alquiler que se establece en función del nivel de renta. Muchos de ellos están adaptados a personas con silla de ruedas, tienen una superficie media de 40 metros cuadrados y entre otras cosas tienen baños adecuados para evitar caídas y alarmas centralizadas que permiten avisar en caso de accidente.

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Sobre la firma

Denisse López
Es redactora de la sección de Economía de EL PAÍS y CINCO DÍAS. Escribe habitualmente de macroeconomía y coyuntura. Se incorporó a esta casa en 2022, después de haber trabajado en distintos medios digitales en México. Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México, y el Máster de Periodismo UAM-El País.
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