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Las autonomías se asomarán a un abismo fiscal en 2025: menos ingresos y más ajustes

Hacienda advierte que las comunidades deberán lograr el equilibrio presupuestario con menores entregas a cuenta tras detectar aumentos de gasto de hasta el 10% este año

Hacienda
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, en la última reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), el pasado diciembre.Carlos Lujan (Europa Press)
Pablo Sempere

Menor margen fiscal y menos recursos por la caída de las entregas a cuenta que reciben las comunidades autónomas. Es la tormenta perfecta que llevará a los gobiernos regionales a enfrentarse a un abismo fiscal a partir de 2025, un año que amenaza con precipitar un cambio de ciclo tras varios ejercicios con los límites al déficit congelados y con unas asignaciones económicas récord al calor del crecimiento del PIB y del aumento de la recaudación. En Hacienda son conscientes del problema y, según explican fuentes del ministerio, han detectado aumentos del gasto autonómico del 6%, del 8% y hasta del 10% en los Presupuestos regionales de 2024. Por ello, avisan: el año que viene será imposible mantener el nivel de desembolso y habrá que hacer ajustes.

Aunque por ahora están con la vista puesta en el Senado, donde el Partido Popular se ha servido de su mayoría para tumbar la senda de déficit diseñada por el Gobierno, las consejerías autonómicas de Hacienda miran por el rabillo del ojo a 2025 y al cambio de ciclo que se espera. Hay dos causas principales tras ello. Por un lado, el menor margen fiscal con el que, seguro, contarán los gobiernos regionales a partir de entonces. Por el otro, una notable caída de los recursos disponibles debido a la previsible desaceleración de las entregas a cuenta que la Administración central hace a las autonomías, la cual obligará a ajustar los gastos o a buscar nuevas vías de ingresos.

“El 2024 puede ser un año de transición hacia un 2025 en el que los recursos disponibles de las comunidades se reducirán y en el que habrá unas reglas fiscales más estrictas”, según explica Diego Martínez López, catedrático de Economía en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla. Es decir, el año que viene, según el plan que ha diseñado el Gobierno de coalición, el déficit del conjunto de las Administraciones públicas debería rebajarse en tres décimas, hasta el 2,7% del PIB. En este ajuste, frente a la décima de margen con la que contarían en 2024 si finalmente se aprueba la senda del Gobierno en el Senado, las autonomías estarán obligadas a registrar déficit cero.

A esto se le añade, tal y como recuerda el también investigador en Fedea, que en julio de este año se espera una liquidación récord de los recursos que reciben las comunidades, que se estima en unos 20.000 millones de euros con referencia al año 2022, cuando normalmente esta cifra ronda los 10.000 millones. Cabe recordar que las liquidaciones de las entregas a cuenta tienen lugar dos años después del ejercicio en cuestión. Y en 2025, cuando se produzca la liquidación de 2023, “no habrá un incremento de recursos tan exagerado ni generoso”, prosigue Martínez López. Es decir, “las comunidades se verán sometidas a una regla de gasto más restrictiva y no sabemos si los recursos las van a acompañar”.

En opinión de Santiago Álvarez García, profesor titular de Economía Aplicada, Hacienda Pública y Sistema Fiscal Español en la Universidad de Oviedo, es de suponer que la vuelta al equilibrio presupuestario complique los planes presupuestarios autonómicos. “Es pronto para hablar de grandes abismos fiscales, porque no sabemos qué sucederá con la evolución de la recaudación y de la economía y tampoco sabemos si habrá un rediseño del sistema de financiación”, explica. No obstante, si se cumple el escenario previsto y las entregas a cuenta realmente se reducen en un contexto de estabilización de la economía, “las autonomías sí tendrían que impulsar mecanismos de ajuste para controlar el gasto público”.

Resignación en las comunidades

Algunas comunidades autónomas, conscientes de la situación que se viene, reconocen que ya se están preparando para ello. Fuentes de la Consejería de Hacienda de una de las regiones con más peso económico del país, gobernada por el PP, explican que tienen muy presentes tanto los indicadores y previsiones económicas como la “certeza” de que caerán las entregas a cuenta a partir de 2025 debido a una estabilización de la recaudación tributaria. Otra, también capitaneada por la formación que lidera Alberto Núñez Feijóo, abre la puerta a la posibilidad de que los ingresos puedan aguantar si la inflación se mantiene por encima del 3%, como prevén algunos analistas. Pese a ello, asegura que ha planteado los presupuestos de 2024 para preparar el escenario que se avecina y entrar en 2025 con las cuentas algo más saneadas.

Al otro lado, desde una de las pocas regiones gobernadas por el PSOE explican que “no queda más remedio” que adaptarse al nuevo panorama tras la entrada en vigor de las reglas fiscales. Por eso, aprovechan para presionar a la oposición de cara a aprobar la senda fiscal en el Senado y “permitir” que las autonomías, “también las del PP”, puedan disponer de ese margen adicional en 2024, antes de que llegue el cambio de ciclo.

La Airef prevé déficit

De esta tendencia ha advertido recientemente la propia Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal. En el último informe sobre las líneas fundamentales de los presupuestos de las administraciones públicas para 2024, publicado a finales del pasado año, la Airef reconoce una mejora sustancial del saldo previsto para las autonomías este año, las cuales podrían registrar incluso superávit. Ello se debe a la evolución positiva de los recursos del sistema de financiación durante el ejercicio, que crecerán más de un 16% impulsados por el crecimiento de las entregas a cuenta y, en mayor medida, por la liquidación excepcionalmente elevada correspondiente a 2022.

Sin embargo, tras un débil crecimiento en 2025 por la vuelta a niveles habituales de la liquidación del sistema, es de prever que el flujo de recursos del sistema se normalice. La liquidación excepcionalmente positiva del sistema de financiación, insiste la Airef, “tiene carácter temporal”. Por eso, a partir de entonces, el saldo de las regiones se deteriorará hasta registrar un déficit del 0,1% del PIB, manteniéndose en ese nivel al menos hasta 2028. Esto supondría incumplir con los objetivos planteados por Hacienda.

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Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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