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EE UU se convierte en el mayor proveedor español de petróleo

La revolución del ‘fracking’ catapulta la producción del gigante norteamericano, que también es el primer suministrador de gas licuado

Un pozo de 'fracking', en Loveland (Colorado, EE UU), en una imagen de archivo.
Un pozo de 'fracking', en Loveland (Colorado, EE UU), en una imagen de archivo.Helen H. Richardson (EL PAÍS)
Ignacio Fariza

La revolución del fracking, más que dudosa desde el punto de vista ambiental pero de indudable rédito económico, sigue dando sus frutos en Estados Unidos. El gigante norteamericano se convirtió en 2023 en el mayor suministrador de petróleo a España por primera vez desde que hay registros: fueron más de 8,7 millones de toneladas las que llegaron desde ese país el año pasado, un muy notable 31,2% más que en 2022, según los datos publicados este lunes por la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores).

EE UU desbanca así a Nigeria, cuyas ventas a España cayeron algo más del 21% en 2023 y que, tras más de un lustro como primer proveedor español de crudo, queda relegada a un discreto tercer lugar tras México (+15% interanual). Este cambio sustancial en la tabla de países suministradores ha provocado, también, una sacudida en el plano regional: con solo tres naciones —EE UU, México y Canadá—, América del Norte rebasa a África —que cuenta una decena de exportadores: Angola, Argelia, Camerún, Egipto, Gabón, Ghana, Guinea Ecuatorial, Libia y Túnez, además de la propia Nigeria— como primer bloque exportador de crudo. Es, también, la primera vez que esto sucede.

Las importaciones totales caen un 3,3%

El total de importaciones españolas de crudo cayó, en volumen, un 3,3% el año pasado hasta algo menos de 61,6 millones de toneladas. Esta cifra es notablemente inferior a la registrada en 2019, el año inmediatamente anterior a la pandemia, cuando España compró 66,3 millones de toneladas. En la última década, de hecho, solo dos ejercicios han quedado por debajo de esta cifra: 2020, cuando la covid-19 cortocircuitó la movilidad de personas en España y 2021, con el transporte de viajeros aún lastrado por las restricciones para contener el virus. El máximo histórico de 2018, cuando las importaciones españolas rozaron los 67,6 millones de toneladas de petróleo, queda muy atrás.

A diferencia de la mayoría de países europeos, España no solo importa crudo para abastecer su mercado interno de gasolina, gasóleo y queroseno. Con uno de los mayores parques de refino del Viejo Continente —las ocho refinerías españolas pueden procesar hasta 79,2 millones de barriles al año, según la propia Cores—, una parte sustancial del petróleo que llega por barco acaba siendo reexportado a países vecinos en forma gasolina, diésel y queroseno. Esta enorme potencia de tiro ha sido clave para garantizar el suministro español y europeo en los meses más crudos de la crisis energética.

También en gas licuado

A falta de los datos de diciembre, que verán la luz en los próximos días, se puede afirmar sin atisbo de duda que EE UU también fue en 2023 el mayor suministrador español de gas natural licuado (GNL, el que viaja por barco, que ha sido el gran comodín que los Veintisiete se han sacado de la manga para superar la mayor crisis energética de su historia). En este caso, el patrón lleva casi un lustro repitiéndose: en 2022, 2021 y 2020, el país norteamericano ya fue el indiscutible primer proveedor de este combustible; en 2019 fue el segundo, por detrás de Qatar. Si se suma también el gas que viaja por tubo, Argelia aún retiene la primera posición.

EE UU: de importador a exportador, en tiempo récord

El liderato en la tabla de suministradores españoles es solo un síntoma más de la transformación del sistema energético estadounidense en los últimos años. La primera potencia económica mundial ha pasado, en tiempo récord, de ser uno de los mayores importadores netos de petróleo en la primera década de los 2000 a ser el mayor productor de petróleo del mundo y exportador neto de esta materia prima. Una revolución sin precedentes que tiene un origen indiscutible: la facturación hidráulica o fracking, una polémica técnica de extracción de hidrocarburos cuyo uso se disparó en EE UU a partir de 2010 y que no ha calado en Europa, mucho más garantista en cuestiones ambientales.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.
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