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Adam Neumann se interesa en comprar WeWork para sacarla de la bancarrota

El fundador de la compañía de alquiler de espacio para oficinas contacta con la firma de inversión Third Point para la operación

WeWork
Oficinas de WeWork en San Francisco (California), en una imagen de 2019.KATE MUNSCH (REUTERS)
Miguel Jiménez

Adam Neumann y otros inversores, entre ellos la firma Third Point de Dan Loeb, están estudiando una oferta para comprar WeWork y sacarla de la bancarrota. El cofundador de WeWork y su empresa inmobiliaria, Flow, llevan desde diciembre intentando obtener de la compañía la información necesaria para formular una oferta, según una carta enviada a los abogados de la empresa a la que han tenido acceso DealBook y Bloomberg. Más recientemente, han trabajado para elaborar un paquete de financiación de sacar de la suspensión de pagos a la empresa de alquiler de espacio de oficinas.

La oferta sería por toda la empresa o sus activos, según la carta, que no incluye detalles sobre la cantidad que Neumann, cofundador de WeWork, estaría dispuesto a ofrecer por la empresa. Third Point solo ha mantenido conversaciones preliminares con Neumann y su nueva empresa.

En la carta, un abogado de Neumann señala que los esfuerzos para presentar una oferta se han visto obstaculizados hasta ahora por la escasez de información de WeWork. “Escribimos para expresar nuestra consternación por la falta de compromiso de WeWork incluso para proporcionar información a mis clientes en lo que pretende ser una transacción que maximice el valor para todas las partes interesadas”, escribió Alex Spiro, abogado de Quinn Emanuel que representa a Neumann, según la carta, en la que Neumann se queja de estar siendo ignorado por la compañía.

“Incluso antes de la declaración de bancarrota, WeWork canceló una reunión programada organizada por el señor Neumann sobre una importante aportación de capital que habría haber ayudado a la empresa. Preocupado por el estado del negocio y las perspectivas de la empresa, el señor Neumann había trabajado previamente para captar hasta 1.000 millones de dólares de financiación para estabilizar WeWork en octubre de 2022, cuando justo antes de la reunión (mientras los participantes estaban literalmente en el aire viajando), el ex consejero delgado cerró ese proceso sin explicación”, añade la misiva del abogado.

“Mis clientes están dispuestos a presentar una propuesta detallada para comprar la empresa o sus activos que tiene la flexibilidad para permitir que otras partes interesadas participen”, indica el texto. “En un mundo laboral híbrido en el que la demanda del producto de WeWork debería ser mayor que nunca, mis clientes creen que las sinergias y la experiencia en gestión ofrecidas por una adquisición por parte de mis clientes podrían superar significativamente el valor que lograrían los deudores de forma independiente”, concluye.

Neumann dio entrada a SoftBank que inyectó 10.000 millones en el capital de WeWork con una valoración multimillonaria. Para el grupo inversor japonés ha sido probablemente su inversión más ruinosa y vender ahora la empresa en quiebra a quien les embarcó en esa aventura fallida tendría algo de humillante. Quizá por eso la compañía no quiere saber nada de Neumann y se limita a decir que recibe variadas ofertas y muestras de interés por sus activos. WeWork, en quiebra técnica, está en realidad ahora en manos de sus acreedores. Cualquier acuerdo para comprarla pasa por su aprobación.

Auge y caída

WeWork fue fundada en 2010 por el israelí Neumann y el estadounidense Miguel McKelvey, que abrieron su primer espacio de oficinas en el SoHo neoyorquino en abril de 2011. Desde ahí se lanzó a crecer, abriendo espacios de oficinas compartidas, primero en Estados Unidos y luego en todo el mundo, sin preocuparse por las pérdidas multimillonarias que sufría. Captaba fondos en diferentes rondas de financiación que iban elevando el valor de la compañía, haciendo pasar al negocio inmobiliario por compañía tecnológica.

La compañía alcanzó su máxima valoración en enero de 2019, con 47.000 millones de dólares, y se dispuso a salir a Bolsa, pero no pasó el escrutinio del mercado. Ni sus cuentas, ni su modelo de negocio, ni sus perspectivas de futuro avalaban la valoración que había ido logrando. A eso se unía el heterodoxo estilo de dirección de Neumann, amante de los excesos, que instaló en su oficina una piscina y una sauna y cuyas fiestas eran legendarias. Además, tenía operaciones vinculadas con la compañía en las que él salía beneficiado al alquilar a la empresa inmuebles que compraba.

La salida a Bolsa se canceló. Entonces, Softbank decidió rescatar a la empresa y despedir a Neumann, que recibió una compensación multimillonaria. La pandemia y el confinamiento cambiaron por completo los esquemas de trabajo. Con la generalización del teletrabajo, muchas oficinas ya no volvieron a ocuparse al pasar la crisis sanitaria. WeWork tuvo pérdidas de 3.129 millones de dólares en 2020; de 4.439 millones en 2021 y de 2.034 millones en 2022, según sus informes anuales. Esos 9.600 millones de dólares en tres años (unos 9.100 millones al tipo de cambio actual) superan lo que la compañía ha ingresado en esos mismos ejercicios.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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