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Los empresarios del Ibex 35 evitan en Davos airear sus diferencias con Sánchez

Incluso Del Pino y Sánchez Galán aparcan el conflicto y hablan de inteligencia artificial en un encuentro con el presidente

Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta del Banco Santander Ana Patricia Botín, este miércoles en Davos.Fernando.Calvo (EFE/Pool Moncloa)
Carlos E. Cué (ENVIADO ESPECIAL)

La Moncloa llegó a decir que había tanto entusiasmo en la esperada cita de los ejecutivos del Ibex 35 presentes en Davos (Suiza) con Pedro Sánchez que incluso le aplaudieron a su entrada en la sala, algo desconcertante dada la tensión de los últimos meses sobre todo por el impuesto a la banca y las energéticas. Al final el aplauso no era a Sánchez, sino a uno de los ejecutivos, Marteen Westelaar, consejero delegado de Cepsa, que el día anterior había recibido un premio de Forbes como el consejero delegado con mejor visión de futuro. Pero esta anécdota del aplauso, que promovió Sánchez al felicitar a Westelaar por el premio y alentó Carlos Torres, presidente del BBVA, al pedirlo, muestra el ambiente distendido, mucho mejor del esperado, de la reunión de este miércoles, según varios de los presentes.

Hubo prácticamente pleno de asistencia, incluidos Rafael del Pino (Ferrovial) e Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), que no habían confirmado su presencia hasta el final, y solo faltó Ana Botín (Santander), quien acudió a saludar al presidente y se disculpó con otra cita que tenía para evitar malentendidos. Además no hubo un solo reproche ni críticas de ningún tipo, al contrario que en anteriores ocasiones, cuando se produjeron sonoros plantones y protestas por impuestos o cuestiones regulatorias.

Nada más empezar la cita, en el discurso de Sánchez, se vio que la cosa iba a ser pacífica. El presidente no sacó ninguna cuestión polémica ni habló de impuestos a pesar de que estaba allí Del Pino, con el que tuvo un enfrentamiento muy duro cuando decidió trasladar la sede de Ferrovial a Países Bajos sobre todo por motivos fiscales, según La Moncloa. Sánchez evitó el asunto y Del Pino también, como si no hubiera sucedido, a pesar de que era la primera vez que se veían desde que estalló el conflicto, en el que el presidente llegó a decir: “En España hay muchos empresarios comprometidos con su país, no es el caso de Del Pino”.

El líder de Ferrovial abrió la conversación de los empresarios, y se limitó a comentar los asuntos centrales de Davos, como había hecho el presidente, con especial acento en la inteligencia artificial, sus retos y sus oportunidades. La mayoría de los ejecutivos hablaron de este asunto casi en exclusiva, además de la cuestión de la competitividad europea, que trató especialmente Carlos Torres. Sánchez tiene algunos temores con la inteligencia artificial, como diría después en su discurso en el Foro Económico Mundial, pero varios ejecutivos insistieron en que hay que aprovechar la oportunidad y no poner demasiados límites para que Europa no pierda esta carrera de innovación.

Otros como Josu Jon Imaz (Repsol) o José María Álvarez Pallete (Telefónica) también se centraron en esta cuestión y sus oportunidades para el desarrollo industrial. De hecho ya hay colaboraciones entre varias de estas empresas para investigar. La conversación fue así de fondo, con las posiciones de estos altos ejecutivos en materias sensibles como la inteligencia artificial que son realmente el corazón de las discusiones en Davos, y con la política española totalmente fuera de la ecuación. En el debate, que se fue por momentos a cuestiones financieras, también intervino Carlos Cuerpo, nuevo ministro de Economía, y todos los consultados señalan que fue constructivo e interesante, dejando completamente de lado cualquier polémica.

Incluso Sánchez Galán (Iberdrola), que el año pasado dio plantón a Sánchez y siempre es el más duro con el Gobierno, habló de temas no conflictivos y evitó la delicada cuestión de los impuestos, que después todos critican en privado. No era el momento ni el lugar, explican varios de los ejecutivos, porque cada uno ya dice en privado al presidente y a su equipo las quejas que pueda tener y también las señalan en público en otros foros. Al final, la montaña parió un ratón, y la gran tensión con el mundo económico, que es una cuestión siempre delicada para el Gobierno de Sánchez, no apareció por Davos.

Algunos miembros del Ejecutivo señalan que la relación con el Ibex 35 es mejor de lo que podría parecer por algunas declaraciones, y en cualquier caso señalan que el dinero es pragmático. Después de un año en el que estaba en duda si Sánchez seguiría en La Moncloa e incluso algunos de los altos ejecutivos lo dieron por muerto, ahora saben que va a seguir y no es descartable que esté otros cuatro años, por lo que tendrán que adaptarse ya que él y su Gobierno son los principales reguladores y las personas con las que tienen que negociar de manera frecuente.

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