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Bruselas aprueba una ayuda alemana para evitar que una fábrica de baterías eléctricas se vaya a EE UU

Se trata de la primera ayuda individual de la UE para evitar el “desvío de una inversión” fuera de Europa y contrarrestar la ley estadounidense de Reducción de la Inflación (IRA) y los subsidios chinos

La vicepresidenta de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, en una imagen de archivo.
La vicepresidenta de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, en una imagen de archivo.Anadolu Agency (Anadolu Agency via Getty Images)
Silvia Ayuso

La Comisión Europea ha dado este lunes su visto bueno a una ayuda estatal de Alemania de 902 millones de euros para que la empresa sueca Northvolt instale en la ciudad germana de Heide una planta de producción de baterías para vehículos eléctricos que, de otro modo, se hubiera trasladado a Estados Unidos. Es la primera vez que se usa de manera individual el mecanismo de compensación de ayudas previsto en el Marco Temporal de Crisis y Transición que el Ejecutivo comunitario aprobó en marzo del año pasado para contrarrestar la inyección de subsidios para proyectos verdes que supuso la ley de Reducción de la Inflación (IRA) norteamericana y evitar así perder la carrera en la transición verde.

“Esto allana el camino para una mayor producción europea de baterías”, ha destacado la vicepresidenta de la Comisión responsable de la Era Digital y comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, recién reincorporada a la dinámica bruselense tras su fallido intento frente a Nadia Calviño de hacerse con la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI).

El mecanismo utilizado es el conocido como matching aid: la posibilidad, para “casos excepcionales”, de que un Estado miembro de la UE pueda ofrecer una suma compensatoria —aunque, como ha subrayado Vestager, no necesariamente igual de alta, sino “lo suficiente como para que la inversión se quede en Europa”— a la empresa que recibe ofertas de subsidios en “otras jurisdicciones”, especialmente EE UU, tras la aprobación del IRA. El paquete estadounidense, valorado en 369.000 millones de dólares, riega precisamente de subsidios a la industria para potenciar la ansiada inversión verde.

Concretamente, la ayuda alemana aprobada por Bruselas consiste en una subvención directa de 700 millones de euros y una garantía de otros 202 millones para que Norvholt construya en la ciudad de Heide (Schleswig-Holstein) una planta de producción de baterías avanzadas y de alta eficiencia para vehículos eléctricos.

Así, ha dicho Vestager en rueda de prensa junto al vicecanciller alemán y ministro de Acción Climática y Economía, Robert Habeck, “nos aseguramos de que si un Estado miembro quiere, puede compensar la ayuda para que la inversión se realice en Europa, para que la tecnología sea desarrollada en Europa y los empleos sean creados en Europa”.

La planta tendrá una capacidad anual de 60 gigavatios hora (GWh), lo que se traduce en una capacidad para producir entre 800.000 y un millón de vehículos eléctricos al año, dependiendo del tamaño de la batería. Los planes prevén que la planta empiece a funcionar en 2026 y alcance su capacidad de producción plena tres años más tarde, señala la Comisión, que insiste en que esta ayuda “tiene un efecto de incentivo, ya que sin ella, la planta se habría establecido fuera del Espacio Económico Europeo”.

Entre las condiciones para permitir este tipo de ayudas es que no provoque la “deslocalización de inversiones entre Estados miembros”, una cuestión que preocupaba a países como Portugal. La ayuda ofrecida por Alemania, que deberá desembolsarse como tarde el 31 de diciembre de 2025, es, agrega la Comisión, “proporcionada y limitada al mínimo necesario para activar la inversión en Europa”, pero sin hacer la inversión en Alemania “más beneficiosa” que en Estados Unidos, otra de las condiciones previstas en el pliego para este tipo de subsidios extraordinarios.

“Este tipo de acciones demuestran que la acción para combatir el cambio climático y la producción industrial se combinan muy bien”, ha destacado por su parte Habeck. “Vemos que la estrategia europea de reducción de emisiones puede ser también el principal motor de nuevas inversiones”, ha agregado.

Ante una pregunta sobre si este tipo de ayudas, que se puede permitir un país con suficiente espacio fiscal como Alemania pero no otros Estados miembros europeos, pueden hacer peligrar el mercado interno, Vestager ha asegurado que la Comisión ha examinado cuidadosamente si esta ayuda “afectaba a la igualdad de condiciones”. Por su parte, Habeck ha llamado a no errar el tiro a la hora de analizar quién es la competencia. “No es entre Alemania e Italia o entre Dinamarca y Países Bajos, es entre Europa y China y Estados Unidos”, ha recordado. Todos los países merecen oportunidades, ha reconocido, “pero la solidaridad europea también significa que aquellos que pueden invertir, que pueden ser parte de una nueva fuerza económica, no sean mirados con desconfianza”, ha agregado.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.
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