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Los precios de la tierra en horas bajas

Crecieron un 0,8% en moneda corriente, pero cayeron un 3,2% en moneda constante por la inflación

Dos agricultores en su cultivo en la Axaquía, en Málaga.
Dos agricultores en su cultivo en la Axaquía, en Málaga.garcía-santos

Los precios de la tierra para usos agrarios registraron en 2022 un incremento del 0,8% en moneda corriente, pero descendieron el 3,2% en dinero constante, esto es, una vez restada la inflación. Este es el cuarto ejercicio de retroceso y el más elevado de todos, según los datos de la encuesta que realiza anualmente el Ministerio de Agricultura. En medios agrarios se achaca este comportamiento de los precios a diferentes factores, entre los que destacan los interrogantes sobre la nueva Política Agrícola Común, las nuevas exigencias en materia de sostenibilidad y protección de los suelos, las medidas medioambientales, la evolución negativa de las rentas en los dos últimos ejercicios y, a la postre, el escaso relevo generacional.

El conjunto de los cultivos experimentaron un incremento del 1,4%. Los secanos registraban un aumento del 0,7%, pero con grandes diferencia entre ellos. Mientras los herbáceos y barbechos aumentaban un 2,3%, los frutales caían un 1,8%, especialmente los destinados a los frutos secos que lo hacían en un 2,4%. El viñedo de secano para vino subía un 0,4% y el olivar para producción de aceite caía en un 2,5%.

En lo que afecta a las superficies de regadíos se registró un incremento medio del 2,3%, con subidas del 1,3% en las tierras para herbáceos, del 3,6% para las dedicadas a la producción de hortalizas al aire libre, del 11,7% los invernaderos, de un 3,1% los cítricos y caída del 2,3% en el arroz. Los frutales en conjunto crecen una media del 0,6%. El viñedo para elaborar vino subía un 2,4% y en el olivar, el destinado a la aceituna de mesa crecía un 5,5% mientras caía un 0,8% el de almazara para aceite.

Con esta evolución de los mercados de la tierra, el precio medio de una hectárea para la producción de herbáceos en secano se elevaba a 7.293 euros y a 18.215 euros en regadío. El precio de una hectárea para el cultivo de hortalizas al aire libre ascendía a 37.468 euros, con grandes diferencias entre los 241.418 euros de un invernadero a los 43.605 para una hectárea en cítricos y una media de 18.649 euros para el cultivo de los frutales, donde destacan los 119.000 de una tierra dedicada a cultivos subtropicales.

En viñedo, el precio de una hectárea para vino en secano sumaba los 14.365 euros y los 22.624 euros en regadío. Hay grandes diferencias entre Castilla-La Mancha y La Rioja o la Ribera de Duero, donde los precios van de los 40.000 a los 80.000 euros para viñedos viejos. En el olivar para aceite, el precio medio de una hectárea en secano se elevaba a 19.209 euros y en regadío, a 38.906 euros.

Finalmente, en tierras para aprovechamiento ganadero el precio medio era de 4.416 euros, con un descenso del 2,4%, pero con diferencias abismales entre una hectárea de secarral de pastos en Aragón por menos de 3.000 euros y un prado del norte hasta diez veces más caro. En este sentido, una nota a destacar es la caída de los precios en los territorios donde las tierras guardan una relación muy directa con la cabaña ganadera extensiva, en especial el vacuno de leche, como son los casos de la Cornisa, donde los precios medios en Galicia bajaron un 9,2% hasta los 13.387 euros, el 14% en Asturias hasta los 8.181 euros, el 11,8% en Cantabria hasta los 9.669 euros y el 0,6% en el País Vasco hasta los 13.780 euros.

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