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El método de pago más utilizado es el efectivo, pero el móvil gana terreno en España

Un informe del Banco de España señala que el pago con tarjeta se mantiene estancado respecto al año pasado, mientras crecen quienes usan el teléfono para abonar sus gastos diarios

Un cliente paga con su teléfono móvil en un restaurante.
Un cliente paga con su teléfono móvil en un restaurante.Oscar Wong (Getty Images)
Guillermo Calvo

El dinero en efectivo sigue siendo el método de pago en el que más confían los ciudadanos. El Estudio sobre hábitos en el uso del efectivo 2023, publicado este lunes por el Banco de España, muestra cómo es la realidad de los diferentes medios de pago. El efectivo sigue a la cabeza como el método elegido por los españoles a la hora de hacer un pago (65%). En segundo lugar se encuentra la tarjeta (32%), y cerrando el podio se encuentra el móvil, con un 10%. Sin embargo, este último método es el que más crece, ya que en el estudio de 2022 solo un 7% de los encuestados lo empleaban.

El informe refleja que la edad y el nivel de estudios siguen siendo factores importantes a la hora de determinar los medios de pago. Respecto a la edad, las personas mayores de 54 años son las que en mayor proporción utilizan el efectivo a diario como medio de pago (por encima del 70%). El dinero físico es, de hecho,el método más común en todos los tramos de edad salvo en la franja entre 25 y 34 años, donde es ligeramente más popular la tarjeta (47% frente al 46%). El móvil es el menos usado a cualquier edad, pero entre los 18 y los 24 años alcanza la mayor popularidad: un 26%, cerca de la tarjeta que tiene un 30% de uso entre las generaciones más jóvenes.

El trabajo también contempla el uso de métodos de pago por nivel de estudios. Los ciudadanos con estudios básicos son los que más utilizan el efectivo diariamente, mientras que las tarjetas y los móviles crecen en popularidad conforme aumenta el nivel de estudios (aunque en todos los grupos predomina el dinero físico).

El documento del Banco de España señala que los principales motivos por el que los ciudadanos utilizan el efectivo es por la comodidad, la costumbre y el control de gastos. Por otro lado, la comodidad y la rapidez son las razones que se aducen con más frecuencia para justificar el uso de tarjetas y de dispositivos móviles.

El regulador señala que a corto plazo no se esperan grandes cambios en el uso del efectivo en España. Así, dos de cada tres encuestados valoran que su uso será parecido al actual dentro de un año, pese a que esta sensación varía según la edad de la persona. El 39% de los ciudadanos menores de 35 años piensan que el uso de dinero físico disminuirá. Sin embargo, solo un 16% consideran que pagarán menos en metálico.

El dinero en efectivo sigue aceptándose en casi todos los pequeños comercios y hostelería, mientras que la tarjeta y dispositivos móviles son aceptados en el 89% y 78% de ellos, respectivamente.

La principal manera de que los ciudadanos obtengan dinero en efectivo es a través del cajero. Tres de cuatro encuestados dicen ir a una sucursal para sacar dinero físico. El informe apunta que, pese a que los puntos de retirada de metálico se ven como algo alejado, ocho de cada diez encuestados pueden acceder al efectivo a menos de un kilómetro de su casa.

El euro digital, desconocido

El Banco de España señala en el documento que el grado de conocimiento del euro digital continúa siendo bajo entre la población. Aunque según sus registros han notado un ligero ascenso, un 20% conoce esta iniciativa frente al 17% en el pasado año.

Este nuevo método de pago propuesto por la Unión Europea, pretende crear una moneda digital de banco central, un equivalente electrónico al efectivo, que complementaría los billetes y monedas, dando a los ciudadanos otra opción adicional a la hora de pagar.

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Sobre la firma

Guillermo Calvo
Redactor de la sección de Economía en El PAÍS. Ha trabajado en varios medios locales, en Capital Radio y en Confidencial Digital, donde cubrió información parlamentaria. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y es Máster Periodismo UAM-El PAÍS.

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