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Iberdrola abre “una nueva fase de relaciones con el Gobierno mexicano” tras venderle el 80% de su negocio de generación

La compañía cree que habrá oportunidades de inversión en el país, pero deja claro que en el corto plazo su apuesta está en EE UU y Europa

Iberdrola
El presidente de México, Andrés Manuel Lopez Obrador, junto al máximo ejecutivo de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán.MEXICO PRESIDENCY (via REUTERS)
José Luis Aranda

Borrón y cuenta nueva para Iberdrola y el Gobierno mexicano. Un día después de anunciar la venta del 80% de su negocio de generación en el país norteamericano a una empresa estatal, la eléctrica española ha abundado en los motivos de la operación. “Creemos que entramos en una nueva fase de relaciones con el Gobierno mexicano”, ha afirmado el director financiero, José Sainz, durante una presentación de la operación ante los analistas. El ejecutivo ha profundizado en los argumentos que ya recogía el comunicado que anunció la transacción, como el avance en los planes de descarbonización (casi todo lo que se ha vendido eran plantas de ciclo combinado) o el fortalecimiento de la posición financiera de la compañía, que ingresará unos 6.000 millones de dólares (5.500 millones de euros al cambio actual). La idea es invertir ese dinero prioritariamente, aunque Sainz también ha citado “oportunidades en renovables” dentro de México. “No da oportunidades en el corto plazo en Europa y Estados Unidos, pero seguimos comprometidos con México y Brasil”, ha dicho.

La presentación se ha acompañado de un documento titulado La Nueva Iberdrola México. Este explica que 7.500 de los 8.5349 megavatios (MW) que se traspasarán forman parte de concesiones que el Gobierno del país norteamericano tenía que traspasar, y que cuatro activos (equivalentes a 1.400 MW) tienen abiertos litigios pendientes con los reguladores mexicanos. “Esos problemas regulatorios se van con los activos”, ha asegurado el director financiero. Iberdrola calcula que la pérdida de esos activos, y el negocio que conlleva, tendrá un impacto de unos 90 millones en su beneficio neto. Sainz ha defendido que “no es una cifra difícil de compensar para un grupo como Iberdrola”, que en el último ejercicio se ha anotado unas ganancias récord de 4.339 millones.

Iberdrola mantendrá en México su negocio de clientes privados y 2.427 MW de generación (1.059 de ellos, en renovables). Para 2023 estima un ebitda de 400 millones de dólares procedente del país norteamericano, que es un 45% del que obtuvo en 2022. Además, se suma la posibilidad de desarrollar otros 6.000 MW en plantas solares o eólicas. Esto permitiría “aumentar el crecimiento en México”, según el documento difundido a medios y analistas, “con mayor certidumbre”. De hecho, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el de la eléctrica española, Ignacio Sánchez Galán, ya escenificaron este martes en la capital norteamericana la nueva etapa de buena sintonía.

Pese a ello, la multinacional especifica que la operación cumple el objetivo estratégico de “aumentar la exposición a zonas con calificación crediticia A”. Es decir, EE UU y Europa, que cuentan con jugosos programas y legislaciones para acelerar la descarbonización de sus economías. Con la venta de los activos mexicanos, la capacidad libre de emisiones de Iberdrola aumenta desde un 70% al 85%.

La primera potencia económica mundial parece el objetivo prioritario. “Probablemente vamos a acelerar el crecimiento en EE UU”, ha enfatizado Sainz, quien ha hablado tanto de desarrollo de proyecto como de la posible adquisición de activos ya existentes o de otras compañías. EE UU era hasta ahora el tercer país con mayor capacidad de generación para Iberdrola (tras España y México, al que ahora adelantará) y el cuarto en facturación (tras España, Reino Unido y Brasil). “Pensamos que es el país que presenta más oportunidades en el medio y largo plazo”, ha resumido el director financiero.

El acuerdo de venta no implica ningún compromiso de inversión en México, pero Sainz ha señalado varias veces que Iberdrola estará encantada de hacerlo cuando considere que es el momento. “Tenemos que esperar para ver cuáles son las nuevas políticas del Gobierno mexicano sobre renovables”, ha asegurado el directivo, “obviamente queremos invertir allí y veremos cómo evoluciona la situación en los próximos meses”.

Dividendo y plusvalías, pendientes

De México Infraestructure Partners, la gestora de infraestructuras que formalmente actúa como contraparte de Iberdrola en la compraventa, la multinacional española destaca que es la mayor compañía de energía de México. Su actividad incluye la administración de cinco fondos públicos del país norteamericano y uno privado de Colombia, y tiene oficinas en las capitales de esos dos países, además de en San Diego (EE UU) y Londres. De hecho, la compra de los activos de Iberdrola, que se espera culminar antes de que acabe 2023 (lo que se ha firmado ahora es un memorando de entendimiento) estará financiada por Fonadin (el Fondo Nacional de Infraestructura) y Bancos de Desarrollo, dos instrumentos de financiación pública de México.

La operación, ha dicho Iberdrola, mejorará sus ratios de endeudamiento y su posición de caja. Y permitirá tener completado a finales de este año un 90% de los objetivos del plan de rotación de activos que la multinacional se había puesto como deberes hasta 2025. La decisión sobre el dividendo, ha aclarado Sainz, “que tiene que ser tomada por la junta general de accionistas”. Aunque, a título personal, ha asegurado que “no debería cambiar mucho”. La firma destaca el “precio atractivo” que se ha pactado con el Gobierno mexicano para la transmisión de las plantas de generación eléctrica, aunque todavía es en proceso de calcular las plusvalías que le generará.

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Sobre la firma

José Luis Aranda
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS, diario donde entró a trabajar en 2008. Escribe habitualmente sobre temas de vivienda y referentes al sector inmobiliario. Es licenciado en Historia por la Universitat de València y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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