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Teresa Ribera cree que el corredor del hidrógeno no está en peligro pese al desacuerdo con Francia

La ministra insiste en diferenciar entre hidrógeno verde y nuclear. Firma un acuerdo con su homólogo holandés para impulsar la cooperación en materia energética

Teresa Ribera
La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera en la Conferencia Internacional de Energías Renovables, en Madrid, este lunes.Javier Lizon (EFE)
Pierre Lomba

Verde o rosa. Procedente de energías renovables o de la nuclear. Ese es el debate que divide al Ejecutivo español y al Gobierno francés en lo relativo al hidrógeno —y al corredor que, previsiblemente, unirá ambos países y transportará este combustible desde la Península hacia toda Europa—. Después de que Francia se anotase un primer tanto en Bruselas la semana pasada, al abrir la Comisión Europea la puerta a que el hidrógeno nuclear pueda equipararse con el verde, Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, ha vuelto a reivindicar su postura este lunes: “No es lo mismo. No queremos que se confundan”. Con todo, Ribera ha defendido que no cree que el corredor esté en peligro.

El escenario escogido por la ministra de Transición Ecológica para insistir en la postura española ha sido la Conferencia Internacional de Energías Renovables (SPIREC, por sus siglas en inglés) que se celebra esta semana en Madrid y a la que ha acudido junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la comisaria de Energía de la Comisión, Kadri Simson. Después de intervenir en varias mesas redondas, Ribera ha firmado, junto al ministro de Energía de Países Bajos, Rob Jetten, un acuerdo de cooperación sobre el hidrógeno. Jetten ha defendido tras la firma que las compañías necesitan claridad sobre qué es el verdadero hidrógeno verde. “Tenemos que encontrar una forma inteligente de asegurar que la energía nuclear y el hidrógeno nuclear entran dentro de los objetivos para la descarbonización”, ha concluido.

Francia es titular del mayor parque de centrales atómicas de Europa y es, por lo tanto, favorable a que el hidrógeno rosa —el generado con energía atómica— se equipare con el verde. España y Alemania, por otro lado, se oponen a que así sea. Sin embargo, fuentes del Ministerio de Transición Energética francés han defendido a EL PAÍS que, cuando se acordó el corredor que debería unir Barcelona y Marsella, se admitió que este pudiese transportar hidrógeno producido “tanto a partir de energías renovables como de fuentes bajas en carbono [nuclear]”.

Sobre el hidrógeno y su potencial se ha pronunciado también Francesco La Camera, el director de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA). La Camera, que ha participado en una de las mesas redondas del encuentro internacional de renovables, en la que ha rebajado la euforia que rodea a esta alternativa al gas. Y ha afirmado que, por el momento, “no hay demanda suficiente”. El director de la IRENA ha insistido en la necesidad de invertir en infraestructura y de cooperar para su desarrollo: “No se puede hacer de manera doméstica”.

Aunque ha sido clara en sus propósitos, la ministra ha optado por usar un tono sosegado, y no ha ahondado en las polémicas que han aflorado en las últimas semanas entre Francia y España. Después de que Ribera encomendase al Ejecutivo francés a que se pronuncie si ha cambiado de opinión sobre el H2Med, el embajador francés en España publicó un tuit —que borró posteriormente— en el que reprochaba a la ministra su forma de expresarse. Con todo, el tira y afloja entre Madrid y París no parece ser un obstáculo para la realización del H2Med. O al menos así lo ha defendido Ribera: “No creo que esté en peligro. Hay un consenso a nivel europeo”. El debate, ha afirmado la ministra, es “asegurar que Francia se sienta cómoda”.

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Sobre la firma

Pierre Lomba
Redactor de la sección de Economía. Graduado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y la Sorbona de París. Después de ejercer la abogacía, realizó el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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