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El fundador de Netflix Reed Hastings deja de ser consejero delegado para asumir la presidencia

Ted Sarandos y Greg Peters pasan a ser los dos consejeros delegados mientras el grupo suma 7,66 millones de abonados gracias a su nuevo modelo con publicidad

Reed Hastings, fundador y consejero delegado de Netflix, en una imagen de archivo.
Reed Hastings, fundador y consejero delegado de Netflix, en una imagen de archivo.EFE
Miguel Jiménez

Cara y cruz para la nueva estrategia de Netflix. El gigante de la televisión de pago por internet ha sumado 7,66 millones de suscriptores en el cuarto trimestre. Los ingresos, sin embargo, se resienten y crecen al ritmo más bajo de su historia, solo un 1,9% interanual. La sorpresa de la presentación de las cuentas de Netflix, sin embargo, ha llegado con el anuncio de que el cofundador de la empresa Reed Hastings deja el puesto de consejero delegado para pasar a ser presidente ejecutivo. Ted Sarandos y Greg Peters compartirán la gestión del día a día, ambos en calidad de consejeros delegados.

Hastings ha estado 25 años al frente de la empresa, desde su fundación. “A partir de hoy, Greg Peters dejará de ser director de operaciones para convertirse en coconsejero delegado de Ted [Sarandos]. A partir de ahora, yo seré el presidente ejecutivo, un papel que los fundadores suelen asumir (Jeff Bezos, Bill Gates, etc.) después de pasar el testigo de CEO a otros. Ted, Greg y yo llevamos 15 años colaborando estrechamente en distintos puestos. Como es habitual en las relaciones largas y eficaces, todos hemos aprendido a sacar lo mejor de cada uno. Estoy deseando trabajar con ellos en este puesto durante muchos años”, ha señalado Hastings en un comunicado.

La sucesión es controlada y calculada y aunque simbólicamente relevante, no supone ningún terremoto para el gigante del streaming. “Esto formaliza de cara al exterior cómo hemos estado funcionando internamente”, explica Hastings. El consejo de Netflix lleva muchos años debatiendo la planificación de la sucesión y como parte de ese proceso, en julio de 2020, ascendió a Ted Sarandos consejero delegado solidario junto al propio Hastings y a Greg Peters a director de operaciones. “En los últimos dos años y medio les he delegado cada vez más la gestión de Netflix”, asegura Hastings.

Aunque el puesto que asume lleve el nombre de “presidente ejecutivo”, en la práctica los consejeros delegados son los que asumen la gestión y las tareas ejecutivas, mientras que el presidente ocupa un segundo plano. “En lo que a mí respecta, ayudaré a Greg y Ted y, como buen presidente, serviré de puente entre el consejo y nuestros codirectores ejecutivos. También dedicaré más tiempo a la filantropía y seguiré muy centrado en que las acciones de Netflix vayan bien”, anuncia.

Los nombramientos se hicieron efectivos en realidad el pasado 13 de enero, según una comunicación a la Comisión de Valores y Bolsa (la SEC) aunque la empresa los ha mantenido una semana en secreto. En dicha comunicación se señala que Peters, de 52 años, pasa a tener un sueldo de tres millones de dólares, un incentivo en acciones de 17,3 millones y un bonus de 14,3 millones. Por su parte, Hastings se queda sin bonus y tendrá un sueldo de 500.000 dólares anuales y un incentivo de 2,5 millones en acciones.

Los cambios directivos de Netflix se completan con el nombramiento de Bela Bajaria, hasta ahora responsable de televisión, como jefa de contenidos y el de Scott Stuber como presidente de Netflix Film. Jeffrey Karbowski será desde el 13 de febrero vicepresidente director de contabilidad, bajo las órdenes de Spencer Neumann, director financiero.

Lastre del dólar

En cuanto a los resultados, los ingresos se han visto lastrados por la fortaleza del dólar. A tipo de cambio constante, el crecimiento interanual de los ingresos habría sido del 10%. Por el impacto de las divisas, se queda solo en el 1,9%, que es el resultado de un aumento del 4% en el número medio de suscriptores, pero de una caída del 2% en el ingreso medio por abonado.

Netflix señala que el crecimiento del ingreso medio por suscriptor habría sido del 5% sin contar los tipos de cambio, por lo que el efecto del nuevo modelo con un precio más barato a cambio de inserciones publicitarias no ha sido por ahora un gran lastre. La empresa asegura que son pocos los suscriptores que se han pasado desde el plan de suscripción que tenían al que incorpora anuncios, que se ve como una vía de captación adicional.

“Los ingresos se situaron ligeramente por encima de nuestras previsiones de principios de trimestre, ya que las altas netas de 7,7 millones (frente a 8,3 millones en el cuarto trimestre de 2009) superaron nuestras previsiones de 4,5 millones, debido tanto a la fuerte captación como a la retención, impulsadas principalmente por el éxito de nuestra lista de contenidos del cuarto trimestre”, señala la compañía. La empresa ha cerrado el año con un récord de 230,8 millones de suscriptores, pese a que en la primera mitad del año perdió abonados por primera vez.

“2022 ha sido un año duro, con un comienzo accidentado pero un final más brillante. Creemos que tenemos un camino claro para acelerar el crecimiento de nuestros ingresos: seguir mejorando todos los aspectos de Netflix, lanzar el uso compartido de pago y construir nuestra oferta con publicidad”, dice la empresa en su carta a los accionistas.

La mayor decepción ha llegado con el beneficio, que se ha desplomado un 91% en el cuarto trimestre, hasta solo 55 millones de dólares. La empresa lo atribuye a una reevaluación cambiaria de su deuda denominada en euros como resultado de la depreciación del dólar frente al euro durante el cuarto trimestre. “Como recordatorio, nuestros aproximadamente 5.000 millones nos proporcionan una cierta cobertura natural del valor relativo del euro para los ingresos netos”, matiza. Para el conjunto del año, en el que el dólar se ha apreciado, la empresa se ha apuntado una ganancia no realizada no monetaria de 353 millones de dólares por sus bonos en euros.

Netflix facturó un total de 31.616 millones de dólares en el conjunto de 2022, con un crecimiento del 6,5% que también es el más bajo de su historia. El resultado operativo cayó un 9,1%, hasta los 5.633 millones de dólares, principalmente por el efecto cambiario y también por los costes de reestructuración de 150 millones de dólares que asumió en el segundo trimestre, cuando puso en marcha un recorte de plantilla. El beneficio neto cayó un 12,2%, hasta 4.492 millones de dólares.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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