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El BCE se prepara para otra subida agresiva de los tipos de interés pese al frenazo económico

Fráncfort estudia medidas para atajar los beneficios ‘extras’ de la banca por la obtención de liquidez barata

Lluís Pellicer
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, en una imagen de archivo.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, en una imagen de archivo.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

España espera confirmar este viernes los síntomas de agotamiento que ha percibido en las alzas de precios. Pero esa no es la tónica de la zona euro. La alarma sigue encendida en los bancos centrales de Letonia, Países Bajos o Alemania, donde la inflación alcanza ya el doble dígito, una cota jamás vista en las últimas siete décadas. El Banco Central Europeo (BCE) mantiene su beligerancia ante esa escalada. Y su presidenta, Christine Lagarde, ha dejado claras sus intenciones al advertir de que está dispuesta incluso a enfriar la economía para frenar las subidas de precios. Por ello, los mercados dan por hecho que el Eurobanco subirá los tipos este jueves en 0,75 puntos más, hasta el 2%, y adoptará medidas para limitar el exceso de liquidez en los mercados, a pesar de que los organismos internacionales advierten de que la zona euro se encamina hacia una recesión. Sin una hoja de ruta del BCE, los inversores esperan de Lagarde una señal de hasta dónde está dispuesta a llegar para poner coto a la inflación, que ya es del 9,9% en la zona euro.

Malas noticias para quienes necesiten endeudarse. Todo apunta a que el BCE por ahora no dará marcha atrás y seguirá con las subidas agresivas de tipos de interés. Hay unanimidad en los mercados: este jueves toca otra subida de 0,75 puntos. Y prueba de ello es que, en vísperas de la reunión del Consejo de Gobierno, el euro recuperó la paridad con el dólar. El aumento que prevén los inversores es idéntico al de septiembre, cuando se optó por llevar a cabo el mayor incremento jamás realizado por Fráncfort. Con ese movimiento, los tipos de interés habrán pasado en apenas tres meses del 0% al 2%, y la facilidad de depósito, del -0,5% al 1,5%. Pero los mercados ya miran más allá de la reunión del jueves y buscarán en el discurso de Lagarde alguna indicación de hacia dónde se dirige. “No esperamos demasiada claridad sobre qué considera la tasa neutral [que ni expande ni ahoga la economía], pero parece haber un creciente consenso para tener la facilidad de depósito al 2% a finales de año”, afirma Frederik Ducrozet, jefe de Macroeconomía de Pictet. Eso significa que los tipos todavía deberán subir medio punto más en diciembre, hasta el 2,5%.

El Consejo de Gobierno afronta otra incómoda discusión que puede empezar a abordar o bien dejar para finales de año. El BCE ha acumulado un extraordinario balance en los últimos años, cuando sacó la bazuca para comprar deuda soberana. A mitad de año, alcanzaba los 8,76 billones de euros. El primer paso hacia el endurecimiento de la política monetaria comenzó con el fin de las compras netas de deuda el 1 de julio. Sin embargo, el BCE todavía no ha empezado a reducir el balance, como sí ha empezado a hacer la Reserva Federal, y sigue reinvirtiendo las amortizaciones de deuda. Isabel Schnabel, miembro del Consejo Ejecutivo, apuntó que eso debía acabar en algún momento. “Esto es algo que aún no hemos discutido. Hemos seguido nuestra secuencia preanunciada, que estipulaba que íbamos a subir los tipos de interés antes de finalizar las reinversiones bajo el programa de compra de activos. Pero, por supuesto, el tamaño de nuestro balance es una parte integral de nuestras discusiones regulares sobre la postura de la política monetaria”, afirmó.

Proyecciones de diciembre

Aunque Fráncfort ha acelerado el ritmo en la subida de tipos, quiere seguir con la secuencia fijada en ese camino a lo que llama “normalización”. Es decir, que antes de reducir balance es necesario finalizar las subidas de tipos necesarias para situar de nuevo la inflación a largo plazo en el 2%. Los mercados sitúan ese hito a finales de año. “Cuando los economistas del BCE actualicen sus proyecciones macroeconómicas en diciembre, esperamos que rebaje aún más la perspectiva de crecimiento y muestre que la inflación regresa al objetivo del 2% para 2025″, señala en su informe Ducrozet. “Esto sería el argumento decisivo para parar las subidas de tipos en 2023″, agrega. Los analistas esperan que entonces Lagarde ofrezca por fin alguna indicación sobre cómo se irá reduciendo el balance, lo cual creen que podría ponerse en marcha a comienzos del año que viene. “Esperamos algún tipo de liquidación pasiva del programa a partir del primer trimestre del año que viene, lo que implica una liquidación anual de unos 250.000 millones de euros de valores del sector público en caso que se detengan las reinversiones”, afirma en otro documento Konstantin Veit, gestor de carteras en Pimco.

Los mercados esperan todavía un anuncio más este jueves. El BCE busca alguna fórmula para poner coto a los beneficios caídos del cielo que está obteniendo la banca con las operaciones de refinanciación, las llamadas TLTRO. Se trata de instrumentos que se desplegaron desde 2019 con un coste favorable a los bancos (que llegó a ser de -1%) para favorecer el crédito hacia empresas y ciudadanos. Dado el exceso de liquidez de la banca, las entidades están colocando parte de ese exceso en el BCE, que les ofrece ahora un tipo de facilidad de depósito del 0,75%, que el jueves podría levar hasta el 1,5%. Si no se adoptan medidas, a finales de año los bancos de la zona euro podrían anotarse unos ingresos extra de 100.000 millones de euros, según Pictet. La institución, según Bloomberg, barrunta varias opciones para evitar que se anoten ese monto, pero sin un cambio brusco de condiciones que pueda dejar ese instrumento inservible de cara a tener que recurrir a él en futuras crisis.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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